Zandoná recordó el puñetazo a Edmundo y contó la verdadera historia en aquel Flamengo vs. Vélez
El exjugador del Fortín, junto a sus compañeros Pepe Basualdo y Marcelo Gómez, dio detalles inéditos del encontronazo con el brasileño que terminó en batalla campal.
TyCVélez y Flamengo definirán a un finalista de la Copa Libertadores 2022 y es imposible no resaltar lo sucedido entre ambos equipos en la Supercopa de 1995. Aquella serie, que ganó el conjunto brasileño, quedó marcada por la piña que le propinó Flavio Zandoná a Edmundo en pleno partido de vuelta, lo que inició una verdadera batalla campal. 27 años después, el Chino se animó a revivir lo sucedido y dio detalles inéditos junto a sus compañeros Pepe Basualdo y Marcelo Gómez.
Una de las primeras revelaciones que hizo el trío para TyC Sports fue que, luego del partido que marcó a Zandoná para siempre, en el hotel fue saludado por todos los brasileños. Al parecer, nadie quería a Edmundo. "Yo estaba escondido en la habitación, así que no sé", se sinceró el Chino.
Luego de volver a afirmar que no se arrepiente de lo realizado y que "le pegué con lo que pude", Zandoná confesó que a un familiar le hicieron un 15% de descuento en un hotel en Brasil por ser pariente de quien había atendido al futbolista de Flamengo, claramente poco querido por sus compatriotas.
Por último, Gómez confesó que Zandoná lo culpa de aquella acción por haberlo incentivado a que cometa la agresión. "Edmundo empieza como a bailar con la pelota y yo le dije 'Chino, mirá lo que te está haciendo, no te dejes cargar'", reveló el Negro, hasta que saltó Flavio: "Con todas las letras decilo... 'Chino, matalo a ese hijo de puta, nos están cargando', esas fueron las palabras que yo escuché", sentenció y fue confirmado por Gómez. "Se incentiva con poco", remató Basualdo y no contuvieron las risas. "Nadie se acuerda de cómo jugaba, solo se acuerdan de la piña", agregó el Negro; "soy famoso gracias a eso", se sinceró Zandoná.
El recuerdo del Flamengo-Vélez que terminó a las trompadas
En la Supercopa de 1995, Vélez se sumó a la competencia que reunía a todos los campeones de la Libertadores por su conquista en el año anterior. En los octavos de final del torneo, el equipo de Carlos Bianchi se cruzó con el Mengao, que tenía entre sus figuras a Romario, el ídolo del Brasil campeón del mundo en estados unidos 1994.
En el partido de ida, el equipo brasileño había ganado 3-2 en Liniers consiguiendo gran parte del pase a semifinales, aunque por ese entonces no existía la regla del gol de visitante, por lo que Vélez mantenía alguna chance. Sin embargo, en la revancha la actuación de Flamengo fue tan buena que rápidamente se puso en ventaja con gol en contra de Pellegrino. En el segundo tiempo, Edmundo y Romario estiraron la diferencia a 3-0, dejando a Vélez lejos de toda posibilidad.
Ya sobre el final del partido, Edmundo comenzó a tirar lujos que enojaron a los jugadores de Vélez, en especial a Flavio Zandoná, que se quedó discutiendo con el delantero. La jugada continuó y el Fortín consiguió un peligroso tiro libre cerca del área local. Mientras Chilavert iba busca de la pelota para tratar de descontar, Edmundo le hizo el gesto de los tres goles a Zandoná y le dio un cachetazo. El defensor no se quedó ahí: primero le devolvió el cachetazo y luego cerró la faena con un fuerte golpe de puño.
La trompada del jugador de Vélez desató la hecatombe. Una patada voladora de Romario, empujones, corridas y decenas de suplentes y allegados completaban la escena. El único que parecía querer seguir con el partido y calmar a todos era Chilavert, aunque sus intentos no prosperaron. El árbitro uruguayo Ernesto Filippi dio por terminado el encuentro mientras la policía sólo contenía a los jugadores de Vélez.
Todavía en el campo de juego, Edmundo declaró para la televisión: "Está todo bien, lo importante es que nosotros seguimos en la copa y ellos no". Días después, se hablaba de una sanción de diez partidos para Zandoná, aunque eso no hizo cambiar de postura al futbolista. En una entrevista a la salida del entrenamiento declaró: "Yo pienso que cuando vas 3-0 que te carguen, se te pongan al lado tuyo y te hagan con los dedos el tres y te den un cachetazo, eso colma la paciencia de todos. Lo volvería a hacer no estoy arrepentido de nada".