Verstappen ya no está solo

Pole del héroe local, pero Leclerc (2º) y Sainz (3º) le presionaron hasta el final y lucharán por la victoria. Trompo de Checo y eliminación temprana de Alonso (13º).

Jesús Balseiro
As
Verstappen sale desde la pole en el gran premio de casa, que es este, y hay que precisarlo porque todos los circuitos del calendario están teñidos de naranja. Pero no es más de lo mismo: el campeón vuelve a tener rivales a su altura, Leclerc estuvo a punto de firmar una machada y acabó a 21 milésimas del Red Bull; y también tuvo opciones Sainz con el otro Ferrari (0.092). Las tres décimas de Hamilton (4º) y el trompo de Pérez (5º) ya eran irrecuperables, el escalón se sitúa entre ‘Mad Max’, los dos coches de la Scuderia y todos los demás participantes. Una lástima, porque se esperaba que los Mercedes plantaran batalla en Zandvoort, un circuito revirado opuesto a Spa-Francorchamps que podía beneficiar a algunos monoplazas en particular. Pero da la sensación de que siempre que se espera a las flechas de plata, conforme más altas son las expectativas dentro del garaje, menos se aproximan a Verstappen.

La primera posición de la parrilla vale mucho en el estrecho trazado neerlandés, pero Ferrari al menos puede jugar dos bazas estratégicas, más allá del ataque en la salida, para intentar sorprender a Red Bull en una pista que concede pocos adelantamientos. Esa es otra: no lo tiene tan mal el equipo italiano para luchar por la victoria y es en esas circunstancias cuando toman las decisiones más cuestionables. Sainz está tras Leclerc, pero aquí no hay prioridades, o no debería haberlas: la ventaja de Verstappen en el Mundial se acerca a los cien puntos con ocho carreras aún por delante. Sería más inteligente jugar ambas cartas. Esa es la teoría.

Dificultades para Alonso

El sábado no pintaba mal para Alonso, que aspiraba al top-7 hasta que llegó la Q2. Su mejor tiempo vino del primer intento, porque en el segundo se encontró con tráfico y no pudo mejorar. Quedó 13º, por detrás de los Alpha Tauri y Ocon y cerca de los Alfa Romeo y Williams que no deberían ser rivales de Alpine, más bien todo lo contrario. El problema, que en este trazado será difícil recuperar posiciones y además es arriesgado comenzar en el centro del pelotón por lo revirado del primer sector, y prácticamente toda la vuelta. Se tuerce el fin de semana y también la racha de puntos del asturiano, que se alargaba desde hace nueve grandes premios. Si superaron el corte un alegre Mick Schumacher (8º), que todavía no tiene un volante garantizado para el año que viene, o Stroll con el Aston Martin (10º, aunque no salió en Q3 por problemas técnicos).

La invasión naranja

Aguardan 105.000 holandeses, hinchas de Verstappen, aunque el porcentaje de esos a los que el resultado les da igual porque han venido a otra cosa, como decía el viejo cántico, es elevado (probablemente uno de ellos interrumpió la Q2 cuando lanzó una bengala al asfalto, fue identificado y expulsado del evento). El circuito acompaña, es espectacular a una vuelta y exigente en carrera. Convergen los ‘petrohead’ con esta nueva generación de fanáticos que vino de Netflix más la temida armada naranja. Los accesos no se colapsan porque la bicicleta, el patinete y el ferrocarril se imponen por goleada sobre el automóvil para asistir a una carrera de coches en los Países Bajos. Que gane el mejor, como siempre. Aunque sería un problema que el Mundial terminara antes que el propio verano.



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