Un Atlético sin brújula
El equipo rojiblanco tiene dificultades para dominar los partidos. La manta es corta, o defiende sobre su área a muchos metros de la meta rival o hace aguas. Simeone no encuentra su medio.
No queda muy claro si el plan de Simeone esta temporada pasa por jugar a la contra, replegarse y salir, dominar con balón, presionar en campo propio o hacerlo más cerca del área rival. Hay bandazos. La famosa alusión a la manta se le está quedando más corta que nunca al Atlético. O defiende en bloque bajo, dejando a jugadores de talento como João Félix o la zancada de Morata a 50 metros del área rival, con muchas dificultades para generar ocasiones, o sube líneas y se destapa en la retaguardia con una línea defensiva endeble donde las lesiones de Savic y Giménez vuelven a lastrar enormemente al equipo. Y todo ello con Griezmann, uno de los futbolistas más lúcidos, reducido a los 30 minutos finales.
El centro del campo suele ser la línea más fiable para evaluar a un equipo. Si la sala de máquinas falla, el resto del equipo se resiente. Y hay una desconexión donde ni se genera fútbol para los de arriba ni se achica agua cuando los rivales buscan los espacios. La mejor prueba de las dudas en el medio del Atlético pasa por la cantidad de cambios que viene realizando Simeone partido tras partido. Tan solo repitió sus tres centrocampistas entre la primera y la segunda jornada de Liga (Koke-Lemar-Llorente). Una línea de tres que en muchas ocasiones parece quedarse corta, le faltan efectivos para hacerse todo lo ancho que pretende su técnico, que ha volcado a Llorente a la derecha para taponar las carencias defensivas de Nahuel Molina.
Tras caer contra el Villarreal, y con el propio Molina sancionado por dos partidos, Llorente se trasladó al carril derecho y Simeone dio un giro a su medio con la entrada de Kondogbia y De Paul junto a Koke en busca de músculo. Lemar pasó al banquillo y su entrada fue fundamental para el triunfo, asistiendo a un Griezmann que es la baza habitual en el medio a partir del minuto 60. Contra la Real Sociedad, el técnico pasaba a Saúl desde el carril izquierdo, donde había jugado en Mestalla, al pivote sustituyendo a Kondogbia... cambio invertido en el descanso con el ilicitano amonestado.
Frente al Oporto repetirían Saúl y Koke, pero Llorente regresaba al medio una vez superada la sanción de Nahuel y De Paul esperaba desde el banquillo. Una línea de tres variada por completo para recibir al Celta, donde Kondogbia, Lemar y De Paul fueron los elegidos. Y en la visita a Leverkusen, el Cholo optaba de nuevo por el trío de medios que ya habían iniciado en Champions ante el Oporto, con Saúl, Koke y Llorente y con el cambio del primero en el descanso para intentar tener más lucidez con De Paul. Una escasez de ritmo y juego intentado paliar por João Félix, bajando a recibir al medio e intentando dar algo de claridad a un juego enormemente espeso.
Tantas variantes hacen ver que no hay una idea clara ni continuidad en ese centro del campo. Koke es el único indiscutible. Llorente, por su parte, varía sus minutos en el medio con el carril, posición a la que oposita en el derbi teniendo en cuenta que Vinicius es el gran arma desequilibrante del Real Madrid por esa banda. Kondogbia, que acabó la temporada pasada como titular en los diez últimos partidos disponibles, apenas suma 198 minutos, el decimoquinto en participación.
Y Witsel, firmado para el pivote, se ha tenido que establecer como el central más fiable ante las constantes bajas en la retaguardia. El centroafricano y el belga podrían ser soluciones para dar físico, salida y fuerza al medio y liberar a un Koke que se ve sobrepasado intentando remendar todos los huecos y sin aportar en la creación con la pelota (suma 584 minutos). Saúl abarca campo, pero le cuesta generar fútbol y De Paul alterna buenos minutos con enormes desconexiones. Una tarea a resolver por el Cholo, que ha perdido la brújula en el centro y necesita que sus futbolistas de mayor confianza cojan el timón antes de que sea demasiado tarde.