Rosh Hashaná: qué significa el Año Nuevo para los judíos y cómo lo celebran
La comunidad judía festeja el comienzo del año 5783. Ariel Cohen Imach, director del Vaad Hajinuj, el Departamento de Educación de la AMIA, explica los alcances del Año Nuevo: la preparación durante el mes anterior, los rezos, la comida, el sonido del shofar y las diez jornadas que continúan hasta llegar al Yom Kippur, el Día del Perdón
“Es interesante la palabra hebrea para mencionar ‘año’. En hebreo, las palabras tienen raíces que se repiten a veces en sustantivos y en verbos, y ‘año’ tiene como raíz un verbo que significa repetir y al mismo tiempo, con otra construcción verbal, significa cambiar. Así que por un lado se repite algo en la naturaleza, la nueva traslación de la tierra que genera el año. Y en la parte humana, festejamos la posibilidad de cambiar. Por eso el Año Nuevo es un momento de balance, de introspección, de pensar todo lo bueno y malo que hacemos, de pensar cómo podríamos enriquecer aún más al mundo, cómo explotar nuestras posibilidades al máximo para una humanidad y un planeta mejor. El desafío es ese: cuando los ciclos de la naturaleza se repiten, el ser humano tiene el desafío de cambiar”, señala Cohen Imach.
-¿Cómo es la preparación para llegar al Rosh Hashaná?
-Todo el mes previo al Año Nuevo es un momento de balance, de pensamiento, de reflexión sobre todas las cosas que uno hizo durante el año que termina. Cómo se vincula con la familia, con los amigos, con el trabajo, con todas las distintas cosas de la vida, dónde enfoca uno sus prioridades y dónde no. Rosh Hashaná es conocido también como el Día del Juicio. Ese día, todos los seres humanos, no solamente los judíos, pasamos como un rebaño ante su pastor, ante el Creador del mundo. La tradición judía dice que Dios nos juzga y que, si así lo quiere, nos inscribe en el Libro de la Vida para el año siguiente.
-¿Qué rituales se llevan a cabo para celebrarlo?
-Las sinagogas están abiertas, y en el Año Nuevo hay rezos especiales. El condimento fundamental es que durante esos rezos se toca el Shofar, un cuerno de carnero hueco, algo así como un instrumento de viento. Funciona como un despertador espiritual, algo que viene a despertarnos de nuestro letargo. Viene a decirnos que es el Día del Juicio y es el momento en el que nos comprometemos a cambiar y a reflexionar. Es una tradición: cuando uno hace sonar el shofar y lo escucha con absoluta concentración, tiene la potestad de transformar el juicio divino desde un aspecto de rigor a uno de misericordia. Eso endulza el juicio, por así decirlo…
-¿Hay una alimentación especial en esta fecha?
-Hay comidas festivas. En la cena de Rosh Hashaná hay diversos símbolos que distintas comunidades judías han desarrollado a lo largo del tiempo. El más universal y conocido, uno que todas las comunidades tienen, es comer manzana con miel. La miel es para tener un año dulce y la manzana tiene muchos significados cabalísticos. En la Biblia es símbolo del amor eterno entre Dios y el pueblo de Israel. Y comer un fruto simboliza la idea de que sea un año fructífero, dulce y lleno de amor. Por eso se desea Shaná Tová Umetuká, que quiere decir “Año bueno y dulce”.
-Mencionó que hay distintas comunidades judías. ¿Cada una tiene su forma particular de recibir el Año Nuevo?
-Existen algunas cosas que quizás no son tan universales, pero otras comunidades judías desarrollaron otros alimentos como una buena señal para el nuevo año. Por ejemplo, la granada, una fruta que tiene semillas muy chiquititas y representa, cada una, a los preceptos que se deben cumplir como judíos. En la Torá, que es la primera parte de la Biblia, hay según la tradición 613 preceptos que son la base del Judaísmo. La idea es que estemos llenos de preceptos cumplidos y respetados, como la granada está llena de semillas. Algunas otras comunidades comen acelga, calabaza, cabeza de cordero o pescado. Todas tienen que ver con la forma que suenan esos nombres en hebreo, y se emparentan con algún verbo que refiere a lo que sucederá en el año.
-¿Qué sucede después del Año Nuevo?
-A partir del día del Rosh Hashaná empieza un período de diez días que termina en el Día del Perdón, Yom Kippur. Son los días de arrepentimiento, cuando uno tiene que revisar sus acciones y si ofendió al prójimo ir a pedirle perdón. Nosotros no tenemos confesión ante seres humanos, pero sí confesamos ante Dios directamente. A lo largo de la jornada del Día del Perdón se hacen cinco confesiones muy detalladas. Pero obviamente, uno puede pedir todos los perdones que quiera verbalmente, los puede pedir en el rezo o en la Sinagoga, pero si uno ofendió a un ser humano, se lo tiene que pedir a esa persona, nadie puede perdonar por él.