River, en crisis: otra derrota que sentencia el peor año en el ciclo de Marcelo Gallardo
Patronato lo eliminó por penales y lo dejó fuera de las instancias decisivas de la Copa Argentina
La involución de River es notoria. Aunque nunca se afianzó por completo, fue de mayor a menor a lo largo de toda la temporada. No pudo consolidar ni un esquema ni un once titular. Los niveles fueron demasiado inconstantes para la cantidad y variedad de futbolistas que posee en el plantel. Gallardo no consiguió nunca respuestas, ni con sus decisiones, ni con sus planteos, ni con la jerarquía individual. Desde las partidas de sus figuras Enzo Fernández y Julián Álvarez todo se le hizo más cuesta arriba, y ya ni siquiera tiene su gen competitivo y el dominio físico que antes le imprimía a los juegos. La derrota contra Patronato es un reflejo del momento de un equipo perdido y golpeado, sin reacción.
River tuvo 20 minutos de gracia en La Rioja. Mostró una buena presión alta, con intensidad y un despliegue superior a lo que había ofrecido en sus últimos encuentros. En ese tramo construyó buenas ocasiones de peligro en un duelo muy intenso y de constante ida y vuelta. Y a los 10′ llegó al 1-0, con una gran jugada colectiva que terminó con un sutil pase de Palavecino y una definición de Zuculini de media vuelta en el área.
Luego del gol, tanto Solari como Quintero pudieron ampliar el marcador sin éxito, y el árbitro Fernando Espinoza obvió un claro penal por una mano en el área tras un remate del propio Solari. Pero, pese a los espacios que tuvo River para atacar y dominar el juego, Patronato siempre estuvo en juego con su libreto: ataques rápidos y largos para lastimar. Y aprovechó constantemente las marcadas ventajas defensivas de un Millonario que retrocedió mal, tuvo muchas imprecisiones y se volvió un descalabro amparado por las atajadas de su arquero Ezequiel Centurión, quien ya al minuto de juego le había sacado un cabezazo a Jonathan Herrera.
El planteo de Facundo Sava fue claro y lógico: buscar a sus delanteros Marcelo Estigarribia y Herrera con balones profundos, apostar siempre al choque contra los centrales millonarios y tratar de aprovechar los huecos que quedaban ante las subidas de los laterales. Y así, con Justo Giani como figura, terminó llegando a los goles después de exigir en diversas ocasiones a Centurión. El primero fue a los 33′ tras una pelota que no cortó Pinola y un resbalón de Maidana que aprovechó Estigarribia para definir al primer palo. Y el segundo se dio en el primer minuto del segundo tiempo tras una salida en falso de Pinola que aprovechó Herrera para estampar el 2-1 en soledad. Dos golpazos.
Cuando más confundido estaba, la reacción de River llegó a los 10 minutos con la categoría de Juan Fernando Quintero, el mejor jugador del partido, que inventó un golazo olímpico en un córner para el 2-2. Con el correr de los minutos todo comenzó a encaminarse a su favor ante un Patronato cada vez más resguardado.
El equipo del Muñeco tuvo al menos seis ocasiones claras de gol en el último tramo del partido, que contó con un buen ingreso de Esequiel Barco. Pero nada hizo efecto. Ni construcciones colectivas, ni pelotas paradas, ni contragolpes. Y hasta casi lo pierde en la última acción, tras otro error de Pinola que no pudo capitalizar Alexander Sosa. Todo derivó en los penales, fallaron Zuculini y Suárez y el remate de Jorge Valdez Chamorro en el quinto disparo sentenció todo. El Millonario fue eliminado y Patronato escribió una de las páginas más gloriosas de su historia.
La crisis futbolística de River ya es profunda. La caída de anoche no es una sorpresa. Es una pintura exacta del momento. Y el futuro de Gallardo, con contrato hasta diciembre, vuelve a ser la gran incógnita. Su decisión mantendrá en vilo al mundo River en las próximas semanas mientras su equipo intentará clasificarse por la tabla anual a la Copa Libertadores 2023 en las últimas seis fechas de una Liga Profesional que ya le queda lejana. Pero esa elección del DT no debe demorarse más de la cuenta: su equipo necesita una profunda renovación y refundación. Y debe empezar cuanto antes.