Racing sostiene su ilusión: le ganó a Patronato y se mantiene en la pelea por la Liga Profesional
No le sobró nada, pero derrotó por 1-0 a Patronato en el Cilindro y se acercó a Atlético Tucumán
Después de lo que pareció ser tocar fondo en La Plata, con la derrota ante Estudiantes, en una de las peores actuaciones de este 2022, Fernando Gago decidió dar un golpe sobre la mesa. Aún con bajas importantes en la zona de la mitad de la cancha, eligió dejar fuera de la lista de concentrados a Edwin Cardona y Leonel Miranda, por cuestiones vinculadas a su peso y el cuidado de su estado físico. Para este encuentro ante Patronato, Gago no contaba con Piovi y Rojas, por lesión; ni Moreno, Gómez, Alcaraz y Carbonero, por suspensión; ni Cardona y Miranda, por conducta.
El entrenador recurrió a un cambio de esquema para maquillar esas bajas y, sobre todo, para buscar una reacción de un equipo que tras el clásico ante Independiente, hace ya doce fechas, venía en un retroceso continuo. Racing salió a jugar con una línea de cinco defensores atrás, un mediocampo conformado únicamente por Maico Quiroz y Emiliano Vecchio, más un tridente de ataque compuesto por Gabriel Hauche, Enzo Copetti y Maximiliano Romero. En el banco, en ataque, más allá de Nicolás Oroz, quedaban sentados cuatro futbolistas con un puñado de minutos en primera o que podían tener su estreno. Emiliano Salidarrie (debutante, categoría 2002), Nicolás Meaurio (2003, 1PJ), Agustín Ojeda (2004, 1PJ), Román Fernández (2005, 1PJ).
Lo mejor del partido
Entre el mal clima por los últimos resultados y la poca materia prima que tenía a disposición, para Racing la noche se presentaba como una oportunidad para aprovechar de entrada. Justo lo que más le cuesta al equipo de Gago. Aun con una cara mucho más agresiva en el arranque, con unos primeros veinte minutos donde dominó en cada sector del campo y se hizo dueño de los duelos y las pelotas divididas, la Academia mostró los signos principales de lo que, al cabo, parece ser su esencia este año: largas secuencias de pase, generación de jugadas de peligro y poca efectividad. El reloj marcaba apenas 11 minutos y ya se había escuchado “uhhh” cuatro veces en el Cilindro de Avellaneda.
Las más claras quedaron para Maximiliano Romero, que tuvo su primera vez de local en este estadio. En apenas más que un cuarto de hora falló tres chances: un cabezazo franco que se fue pegando al segundo palo, un zurdazo desde el punto del penal que salió apenas ancho y un mano a mano que fue bien controlado por Lucas Altamirano.
La impaciencia crecía en la noche de Avellaneda. Por los antecedentes inmediatos y los pasados: la urgencia por recuperar la senda de la victoria y también la consciencia de saber que la falta de efectividad se paga. Sobre el final de la primera mitad, otra vez, lo salvó Gabriel Arias: Axel Rodríguez definió sólo en la puerta del área chica, pero el neuquino desvió el remate a puro reflejo. El duelo se repitió en la última bola de la primera mitad. Y otra vez fue para Arias; en el rebote, Jonathan Herrera le erró al arco en la definición. El show del capitán académico no terminó en el entretiempo. Ya parece costumbre: sus manos mágicas sostuvieron a Racing en partido.
Otro mano a mano sobre Rodríguez y una buena atajada ante Justo Gianni completaron el combo que sellaba el arco propio en 0. Después de la última atajada surgió el grito desde la tribuna: “Movete, Racing movete”. Los murmullos crecían a la par del cansancio en el campo. En ese contexto fue cuando creció la figura de Vecchio. Limitado desde lo físico, el número 20 igual se encargó de manejar los hilos del equipo. Inventó una jugada cuando parecía que no había nada. Y con una pared construyó los cimientos de un triunfo.