Marcos Rojo y la estrategia de Boca para inquietar a River: “Hicimos en el partido lo que, cuando lo hacían ellos, estaba bien y se festejaba”
El capitán xeneize explicó cuál fue el plan para el superclásico que “ahora molesta”; se sinceró para relatar por qué su equipo no hizo caso al protocolo de salida al campo de juego.
Sí, el capitán había sido –junto a Darío Benedetto- de los pocos que se habían acercado a los micrófonos cuando la fiesta por el triunfo en el clásico recién transitaba sus primeros minutos. No obstante, y pese a que por su expulsión en los últimos segundos del encuentro no será parte del equipo en la Fortaleza granate, el zaguero zurdo tomó el protagonismo de la charla con los medios para agregar más frases a la que ya había aportado el domingo: “No sé por qué dicen que acá se sienten cómodos (el técnico de River había dicho eso con respecto a jugar en la Bombonera). Desde que estoy yo, no ganaron nunca en nuestra cancha”.
Así las cosas, Rojo le puso más condimento a esas palabras expresadas tras la victoria. Entre un análisis puro y algunas palabras con destino a Núñez. “Yo creo que no se sintieron cómodos en ningún momento. Es lo que habíamos pensado y hablado, incluso, antes de salir a la cancha: no había que dejarlos jugar. Hacer un poco lo que nos ellos hicieron varias veces. Ellos presionan alto y, si no pueden, te cortan el juego. El domingo no lo hicieron porque fue lo que hicimos nosotros” comenzó el exdefensor de Manchester United.
“Se notó mucho. Ellos tiraron muchos pelotazos para Suárez y Solari: no encontraron nunca un camino de juego. Era nuestra idea. Los volantes sabían lo que tenían que hacer, necesitábamos mucho de ellos. Esa fue la gran diferencia en un partido parejo en el que nadie se sacó ventaja, pero con actitud y la forma con la que lo encaramos nosotros hicimos la diferencia”, fue claro en las claves para ser merecedores del éxito.
Para, luego, ser más punzante: “No me molesta que Gallardo diga que pegamos. Los clásicos son así, se mete de más. Yo hice tres faltas nada más, tampoco es que hicimos tantas. Cortamos un poco el juego, pero no fue nada de cosas raras. Sólo foules tácticos y nada de juego agresivo. Cuando ellos jugaban de esa forma, estaba todo bien y se festejaba. Ahora que lo hicimos nosotros, por ahí, molesta, pero estamos tranquilos con lo que hicimos y por cómo lo ganamos”.
Por otro lado, el zaguero -de 32 años- explicó entre risas el motivo por el cual el elenco de la Ribera no esperó a River en la salida protocolar que indica la Liga Profesional de Fútbol, salteando, incluso, a los árbitros de la jornada. “No, la verdad es que no fue consensuado… Hice todo mal, ja. Llegué al campo y creo que fue la emoción y la ansiedad de jugar el partido. En el vestuario estábamos todos muy eufóricos, todos hablaban y gritaban. Hacía tiempo que no estábamos así”, hizo mella en el espíritu ganador que se sentía puertas adentro.
Para dar a entender el tamaño de la locura que se estaba viviendo en la intimidad, contó otro blooper del que se avergonzó: “Cuando yo salgo del túnel, siempre está el arquito (parte del protocolo de la LPF) cerca de la salida. Creo que no lo vi o el domingo estaba más lejos y, no sé, pateé el fútbol y me mandé. Llegué al sorteo y, cuando se me acercó Pinola y me dio el banderín, me doy cuenta de que me había olvidado el nuestro en el vestuario. Tenía muchas ganas de que arrancara el partido y se dio esa forma de salir a la cancha”.
Por otro lado, no se hizo el desentendido cuando le consultaron por el momento actual después de atravesar muchas tormentas internas y ser pálidos en la versión futbolística, aun en otros triunfos. “Antes del clásico habíamos ganado varios partidos seguidos (Defensa y Justicia, Atlético Tucumán y Colón). No había convencido la forma, pero lo importante era ganar y en Santa Fe nos dijimos eso: que había que ganar para llegar al clásico tranquilos y tener la posibilidad de luchar”, se sinceró con respecto a que todavía no poseen una identidad clara con Hugo Ibarra al mando.
Sin embargo, la actitud que impuso Boca en los últimos compromisos, en especial ante River, parece ser lo que los impulsa a soñar con crecer. Así lo reconoció el capitán: “Pienso que la del domingo es la forma correcta y con la que deberíamos jugar cada partido. De local y visitante. Creo que encontramos un camino y hay que aprovecharlo mañana, que es tan importante como el partido que pasó. Si seguimos con esta forma, somos candidatos o podemos pelear el campeonato”, sentenció.
A propósito, también adjudicó ese buen ambiente a los almuerzos que ya se transformaron en una costumbre de los viernes en el predio de Ezeiza: los asados junto a Juan Román Riquelme y su Consejo de Fútbol. “Seguro que sirve para unir, que estemos todos juntos almorzando y charlando cosas que, por ahí, no son de fútbol. Estamos más cerca del Consejo, que si bien está todos los días con nosotros, está en sus roles dentro de las oficinas. Entonces, en ese momento estamos con ellos y sirve para fortalecer al grupo”.
Incluso, tuvo tiempo para generar más risas cuando le consultaron sobre el primer triunfo en un superclásico en condición de local luego de siete años: si bien, en realidad, Boca le ganó en 2019 por la Copa Libertadores, fue un resultado que no esquivó la eliminación en semifinales. Rojo, igualmente, lo apuntó hacia otro lado: “Pfff… No sé. Lo que pasa es que cuando los eliminamos por penales, ¿no cuentan? Porque ahí ganamos nosotros (con una pícara sonrisa). Sí, era importante también para mí porque era mi primer clásico con nuestra gente. Esa fue la ansiedad que yo sentía de salir y empezar a jugar. Me jugó en la cabeza todo eso, que estaban nuestras familias”.
Mientras tanto, mucho más tímido y cuidadoso, Payero no se llevó todas las miradas pese a su buena labor en el clásico y escuchó más de lo que habló. Aunque reconoció la función táctica que le designaron: “Son partidos aparte que uno lo va imaginando de una u otra forma durante la semana. Ya sabía que iba a jugar y lo tomé con tranquilidad. Intenté hacer lo que me pidió Hugo (Ibarra) de contrarrestar a Enzo Pérez. Trato de cumplir lo que me toque. Creo que el otro día lo hice bien y espero seguir así”, explicó el exvolante de Banfield, que le tocaría descansar, justamente, ante Lanús.
“A veces, a uno lo excede la ansiedad. Sabía el trabajo que debía hacer y lo que era estar ahí adentro. Me sentí muy bien y tranquilo después de los primeros minutos. Tanto para lo personal como lo grupal terminaron siendo sensaciones buenas. Estamos contento por el triunfo y por cómo se dio todo”.
Las frases –especialmente de Rojo y su soltura- lo dicen todo: Boca pasa sus mejores horas en el ciclo de Hugo Ibarra.