Lanús le ganó a San Lorenzo 2 a 0: las dos pérdidas del Ciclón que el Granate aprovechó y el uruguayo que se comió la cancha

Leonel Di Plácido y Brian Blando anotaron los dos goles del equipo local, que mantuvo el envión en la Liga Profesional luego del clásico ganado ante Banfield

San Lorenzo jugó casi todo el partido a 110 voltios. Con una marcha menos. Sin intensidad en la mitad de la cancha. Lanús, envalentonado tras el triunfo ante el Taladro y apuntalado por su gente, peleó en todos los sectores y estuvo lúcido para sacar petróleo de las jugadas que creó. A la media hora de juego encontró la primera diferencia en el marcador, obra de Leonel Di Plácido. Y todo comenzó con un tiro libre a favor para el Ciclón. Lanús recuperó rápido y salió de contra. Condujo Luciano Boggio, el mejor de todos, pelo enrulado y al viento estilo Larry Saldaña. El uruguayo corrió, corrió y corrió sin que nadie lo marcara. El medio de San Lorenzo lo perdió durante más de 70 metros y habilitó al lateral derecho, libre de oposición. Definición rasante y primer gol del partido.

Hay que volver a Boggio, la figura de la tarde en el Néstor Díaz Pérez. A veces mediapunta, otras interior. El ex Defensor (Montevideo) fue el dínamo de la mitad de la cancha granate. Con 23 años, mostró dinámica, panorama y hasta sacrificio. En el segundo tiempo, el hincha de Lanús le reconoció el esfuerzo y entonó el “Uruguayo, uruguayo” en honor al hombre que con la camiseta número 8 hizo casi todo bien. Autor intelectual de aquel primer gol, fue siempre el armador de juego del equipo local, que necesitaba encadenar dos triunfos consecutivos para dejar el sótano de la tabla de posiciones.

¿Y San Lorenzo? Tuvo dos jugadas clarísimas para empatar en ese primer tiempo. Ambas, de Andrés Vombergar, un obrero del área que regala transpiración y choca una y otra vez con los defensores rivales. Al delantero argentino-esloveno no le van a ganar en voluntad. La primera chance llegó tras un centro de Leguizamón desde la derecha. La defensa local lo perdió por primera vez y el 9 del Ciclón paró la pelota con el pecho. Sin pensarlo, definió de primera e intentó esquinar el remate. Apareció Fernando Monetti y le ahogó el grito.

Lo mejor de Lanús 2 vs. San Lorenzo 0

Minutos después, el arquero granate se lució ante un cabezazo del gigante de San Lorenzo, la especialidad de la casa. Era gol, pero un manotazo salvador del capitán de Lanús evitó el empate. Hubiera sido justo, porque los dirigidos por Insua habían emparejado el trámite del partido y ahora jugaban con los dientes apretados por primera vez. Fue un espejismo.

Otro error de manejo, esta vez a la salida de un lateral, le cedió la pelota a Lanús. Julián Aude levantó la cabeza sin marca y adivinó el desmarque de Brian Blando. El ex delantero de Agropecuario se encontró con un centro quirúrgico de su compañero al que sólo tuvo que ponerle la cabeza. La pelota se incrustó en el arco de un indefenso Sebastián Torrico. Cristian Zapata, el marcador de Blando, no saltó lo suficiente para poder despejar. Y San Lorenzo lo pagó carísimo.

Fernando Monetti, de Lanús, le gana a Andrés Vombergar y evita el gol de San Lorenzo
Fernando Monetti, de Lanús, le gana a Andrés Vombergar y evita el gol de San LorenzoJorge Matías Baravalle - FotoBAIRES

Boggio siguió en la suya y se hizo un festín sin que un solo futbolista del Ciclón se animara a taparlo. Siempre distribuyó la pelota al pie y hasta se dio el lujo de iniciar él algún avance ofensivo del local. En las tribunas, los hinchas celebraban, pero recordaban al rival de toda la vida, derrotado de visitante la semana pasada: “Un minuto de silencio...¡para Banfield que está muerto!”. Si los fanáticos pasaron de pedirles explicaciones a los dirigentes y los futbolistas por el mal momento que atravesaba el equipo hace algunas semanas a dejarse la garganta por cantar y las manos al aplaudir es porque Lanús cambió la cara. Lo hizo en el clásico y repitió ante uno de los cinco grandes. Quizás sea demasiado tarde y no sirva para arreglar una campaña que quedará en el olvido. Al menos, será un banco de pruebas de cara a lo que viene. Partidos para probar futbolistas; partidos para pensar en el futuro.

En lo que viene también piensa San Lorenzo, que ahora ve más lejano el sueño de clasificarse a la Copa Sudamericana. Todo lo que le funcionaba hasta hace un mes ahora dejó de andar. Sus delanteros se secaron y le fallan los caminos al gol. Por errores en la definición o por falta de juego. Al final del encuentro ante Lanús ingresó Néstor Ortigoza. En el arco ya había vuelto Torrico. Son sus dos estandartes. Se espera que ellos guíen al Ciclón contra el Globo. El partido que toda su gente quiere ganar. Y que puede servirle de trampolín. Después de todo, algo así le ocurrió a Lanús: venció a Banfield y la bronca por un mal torneo devino en alegría. Ya lo explicó Dante Panzeri hace años: “Fútbol, dinámica de lo impensado”.

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