Hazard deja pasar otro tren

Países Bajos ganó a Bélgica gracias a un gol de Van Dijk en un partido con poca chicha. Hazard jugó una hora en la que no tuvo ninguna trascendencia.

Ignacio Camacho
As
La selección de Países Bajos será la anfitriona de la fase final de la Nations League después de certificar ayer su clasificación como líder del grupo A4 después de ganar a Bélgica, que necesitaba ganar por más de tres goles en el Johan Cruyff Arena si quería arrebatarle la primera plaza.

A sabiendas ambos equipos de que la misión belga era casi imposible. El encuentro tomó un tono semi-amistoso. Ninguna de las dos selecciones sacó todo su arsenal y tampoco intensificó el ritmo inicial con ánimos de lanzarse a por la victoria. Mucho toque, poca agresividad y casi ninguna profundidad. El uso excesivo del balón largo como recurso por parte de ambos equipos facilitó el trabajo a las defensas, que veían como los atacantes rivales prácticamente evitaban la confrontación. Lógico si tenemos en cuenta que el Mundial está a la vuelta de la esquina y nadie quiere hacer más esfuerzos de los necesarios. Partidos así son precisamente los que no le convienen a Hazard si quiere volver a ser, no ya el que fue, sino, al menos, un jugador con confianza. El madridista se mostró perdido, sin participación alguna, y ninguno de sus compañeros, completamente desmotivados, le ayudó lo más mínimo. Sólo un par de errores sueltos por falta de intensidad y concentración provocaron algunos bocetos de oportunidad en la primera parte.

Salió algo más motivada la oranje tras el descanso. Dumfries probó los reflejos de Courtois, que sigue felino, y Taylor y Gakpo lo intentaron desde la frontal sin suerte. A la hora de juego Hazard dejó su sitio a Trossard y dejó pasar otra oportunidad para reivindicarse. Le costará hacerse un hueco en la selección de Roberto Martínez en el Mundial si sigue a este nivel. Para colmo, su salida coincidió con una leve mejoría en ataque de Bélgica, pero a pesar de ello fue Van Dijk el que en un córner adelantó a la selección de Van Gaal con un cabezazo en el que poco pudo hacer Courtois y que mataba aun más un partido que nunca estuvo muy vivo.

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