¿Ha iniciado Rusia la partición de Ucrania?
Todo parece indicar que los referéndums en los territorios de Donestsk, Lugansk, Kherson y Zaporizhzhia son el inicio de la tentativa rusa de dividir el país vecino
Sería la tercera etapa de la invasión que se iniciara en febrero. La primera fue el fracaso de la ofensiva sobre Kiev y el cambio de gobierno de Zelensky, que, por el contrario, se fortaleció. La segunda se refleja en el actual estancamiento militar en el Donbas, donde después de una exitosa contraofensiva ucraniana, parece haber una guerra de posiciones.
En esta tercera etapa parece buscarse la división de Ucrania. La convocatoria a estos referéndums cuyo resultado favorable a Rusia ya se conoce de antemano, ha coincidido con varias otras decisiones, con las cuales está íntimamente vinculada. En primer lugar, que Putin haya recurrido, y después de varios meses, a una cadena nacional para anunciar una movilización de reservistas, trescientos mil de inicio, cantidad que podría aumentar a medida que sea necesario.
Esta medida que reconoce una situación de guerra, aunque todavía sin mencionarla e insistiendo en la narrativa de una “operación especial” ha sido recibida con protestas en las calles, aunque nada parece indicar que el poder de Putin se haya resquebrajado en forma significativa. Como no parece ser algo que vaya a cambiar la situación militar en el terreno, hay que vincularla con el proyecto de división de Ucrania, ya que parece ser una cantidad necesaria para ser instalada en las nuevas fronteras, que en este escenario serian con la OTAN, en el discurso oficial de Moscú.
Coincide también con el análisis del ex Almirante James G. Stavridis de Estados Unidos, en el sentido que la llegada del invierno podría encontrar una situación que a él le recordaba lo que ocurrió el siglo pasado en Corea.
En segundo lugar, el parlamento ruso endureció el castigo para quienes critiquen la invasión como también nuevos delitos que incluyen a militares que abandonen su unidad, entregarse al enemigo y negarse a obedecer a un superior, que reflejan lo vivido en la reciente contraofensiva ucraniana, y que al seguir con la ficción que la guerra no es guerra, no estaban recibiendo suficiente castigo.
En tercer lugar, acciones internacionales, donde dos son especialmente destacables. Por un lado, el anuncio oficial chino que se deseaba una pronta solución al tema bélico, que sin duda alguna fue conversado entre Putin y Xi Jinping en su reciente reunión en una Cumbre de Seguridad en Uzbekistán, y que juega a favor del jerarca chino, para el próximo Congreso del Partido Comunista, que lo podría transformar en dictador vitalicio. En el otro lado, el mundo fue informado por Erdogan de Turquía, que Putin quería poner término a la guerra, actuando otra vez como portavoz del ruso.
En cuarto lugar, se hizo público un próximo intercambio de prisioneros que satisface a ambos, ya que por el lado ucraniano los rusos devolverían a líderes del Regimiento Azov que resistieron varias semanas el asedio en una emblemática planta de acero, y por el lado ruso, el político prorruso Viktor Medvechuck, ex vicepresidente de la Rada (Parlamento ucraniano), persona muy cercana al Kremlin.
Es así como todo parece ser parte de una nueva etapa de la guerra, los referéndums, la movilización parcial pero cercana a una guerra, de reservistas, los cambios a la legislación, los anuncios turcos y chinos, evidentemente con el visto bueno ruso, todo parece calzar. También calza lo que no se dice, que Rusia no parece estar en condiciones de obtener otro tipo de control territorial que el que ya tenía en el terreno aun antes de iniciar la invasión. Ahora se busca crear una situación de hecho, contentándose con el desgajamiento de territorio ucraniano, la consolidación de un corredor terrestre desde Rusia a Crimea, el dominio del Mar de Azov, pero junto con reconocer que por ahora, no está en condiciones de conquistar más territorio ucraniano, renuncia a transformar a ese país en mediterráneo, ya que mantiene Odessa y su salida al Mar Negro.
¿Tendrá éxito Putin?
Depende de varias cosas.
Primero, si se da o no el escenario en que parece estar pensando Moscú, que es la llegada del invierno, lo que hace difícil pensar en un cambio en la situación bélica, que difiera del estancamiento actual.
Segundo, si se modifica o no el escenario en Occidente, considerando los cambios políticos que podrían tener lugar en Europa y también en Estados Unidos, después de las próximas elecciones de noviembre. A ello, hay que agregar la muy difícil situación de energía en Europa, agregándole una crisis económica y la falta de alternativas inmediatas al gas ruso, y cuya primera reacción se advierte en el ajuste económico anunciado en el Reino Unido. Recordemos, que son democracias donde la voz de las urnas antecede a las decisiones políticas y económicas de los gobiernos.
Tercero, si Rusia aprovecha o no la oportunidad para poner en marcha una serie de leyes y decretos que coinciden con la ideología que asegura que el Kremlin representa a un área rusa que va mucho más allá de la actual republica con ese nombre, y que abarcaría a todo lugar donde estén presentes números importantes de ruso hablantes. Seria hoy el caso, al menos de la Osetia desgajada de Georgia desde la guerra de 2008, de la Transnistria de Moldavia, y del oblast o territorio administrativo de Kaliningrado, vecino a los países bálticos.
¿Se aprovechará Rusia para transformar una situación de hecho en algo similar a lo que hoy intenta hacer con Ucrania? No lo sabemos. Lo que sí se sabe es que el deseo de confrontar a Rusia se ha limitado mayormente a Europa, al Reino Unido y a Estados Unidos, lo que se conoce como Occidente, ya que la verdad es que en América Latina, África o Asia no parece importar demasiado, y con las dudas si un invierno duro afectara la voluntad de parte de Europa.
Cuarto, hay un tema grande detrás de todo esto, donde después del fin de la Unión Soviética, se mantiene vigente la idea de una civilización rusa, desde los zares hasta hoy. Quizás elementos semejantes se dieron en las guerras fronterizas entre los nuevos países que surgieron del imperio español en el siglo XIX. También en el medio oriente, después del colapso del imperio otomano después de la primera guerra mundial, con temas territoriales no resueltos hasta el día de hoy.
¿Significa lo anterior que el juicio de la historia sea menos severo con los rusos? No de ninguna manera. La violación del derecho internacional con la invasión es un crimen y debiera ser castigado como tal, no muy diferente a lo que hizo Saddam al invadir Kuwait, por mucho que le considerara “la provincia No 27″ de Irak.
Si significa dos cosas, que, en los tres casos mencionados, en muchas situaciones los nuevos países siguieron los límites geográficos y legales de los imperios que se desmoronaron, con la herencia respectiva. Y segundo, son procesos que pudieron haber tenido resultados distintos, por ejemplo, en el caso de Ucrania, que hizo renuncia a su armamento nuclear con una promesa no cumplida por USA y el Reino Unido de garantizar la integridad territorial del nuevo país.
¿Qué pasa hoy con la amenaza rusa de usar armas nucleares tácticas? Creo que es una amenaza inaceptable que debe ser rechazada, pero que no es nueva, ya que desde la época de la Unión Soviética se ha hecho uso de ella, solo que nos habíamos olvidado. Estuvo fuertemente presente en la doctrina soviética, sobre todo, después de los fracasos de Afganistán y del triunfo de Reagan en USA.
En lo personal, confío en el predominio del sentido común, que su objetivo es solo minar la voluntad europea, y que, en Rusia, al igual que en USA, no depende solo de la decisión de una persona, sino que participan varias, ejemplificado en el Golpe de Estado a Gorbachov, donde los militares les cerraron el paso a esas armas a los golpistas.
La actual situación si está demostrando varias cosas: el fortalecimiento de China, tal como fue adelantado por el jefe del Ml5, la Inteligencia del Reino Unido; como también que militarmente Rusia era más débil que lo que se le suponía, aunque las sanciones no han logrado el objetivo de disuadirla o detenerla, y que Europa sigue no está en condiciones de tener una presencia militar o al menos de seguridad similar a su fuerza económica, ahora aun mas notorio, sin el Reino Unido.
Ojalá, Rusia, no tenga éxito y fracase también en esta iniciativa, pero claramente se necesita una nueva voluntad para imponer la paz en el mundo, ya que la raya para la suma, es que contra China todo sería mucho más difícil.