Estudio detecta vacíos en el análisis de explotación sexual en niños en Bolivia
Bolivia es el único país de Latinoamérica que hizo esta investigación en 2021 con la colaboración de los “actores de primera línea” como las Defensorías de la Niñez a nivel nacional o el Ministerio Público que realizaron entrevistas anónimas para el estudio, contó a Efe el subdirector de la fundación Munasim Kullakita, Ariel Ramírez.
Se identificaron algunos vacíos en la temática, como no contar con datos estadísticos sobre la explotación sexual en varones o la falta de especialización del personal que aborda estos casos, además que “no hay un sistema especializado” de protección específicamente para los niños víctimas, comentó Ramírez.
También detectaron que no hay un centro de acogida que atienda específicamente a víctimas hombres, además se identificó que existen “prejuicios y estigmas” de la sociedad e incluso de las propias familias de los niños y adolescentes, lo que causa que muchos de ellos callen o no denuncien la situación, prosiguió Ramírez.
Hay un “prejuicio social” de que los niños que son víctimas de esta situación sean “percibidos como homosexuales”, lo cual influye en que callen o no denuncien, por ese temor, según el informe.
”Hemos visto que muchos de los niños víctimas ante todo son los que están en situación de calle o aquellos que están en alta permanencia en calle”, indicó Ramírez.
Muchos de estos casos salen del silencio cuando las familias detectan la situación tarde, por ejemplo, cuando el menor contrajo alguna infección de transmisión sexual.
Por su parte, la coordinadora de ECPAT Bolivia, Anelisse Cruz, indicó que otro de los estereotipos presentes en esta situación es que un joven o un niño “no puede verse ni mostrarse vulnerable ante ninguna instancia” lo que refuerza su silencio ante la explotación sexual.
Agregó que los principales agresores son otros hombres principalmente vinculados al entorno familiar, como los padres, padrastros, los tíos, primos y en un menor porcentaje personas externas.
El estudio recomienda que se realicen programas especializados para menores varones y que se generen bases estadísticas para tener información cuantitativa que ayude a conocer más sobre esta problemática que está invisibilizada.