El presidente del BID se defendió de las acusaciones en su contra y atribuyó la denuncia a una campaña política y mediática anónima
Mauricio Claver-Carone criticó la investigación y propuso implementar reformas para aumentar la transparencia
No obstante, el responsable del organismo subrayó en un comunicado que apoyó y participó en esta investigación “sin precedentes” que, según él, “no corrobora las acusaciones falsas y anónimas” que se hicieron contra él o el personal del BID en la prensa.
El BID estaba contrató a una empresa externa para investigar a Claver-Carone, tras una denuncia que sostuvo que el estadounidense mantuvo una relación íntima con una empleada, incumpliendo el código ético del banco. En su día, Claver-Carone atribuyó la denuncia a una “campaña política y mediática anónima” espoleada por el personal del banco.
En su comunicado, Claver-Carone se quejó de que “es la primera vez en la historia de cualquier banco multilateral de desarrollo que esta clase de proceso se lleva a cabo” y tachó la investigación de “arbitraria sin ninguna denuncia formal”.
Afirmó que la investigación “ha violado repetidamente” las reglas de ética del banco.
“Ha planteado prácticas seriamente cuestionables, incluida la manipulación, la distorsión y el uso consciente de información que se ha comprobado que no es confiable para predeterminar un resultado en lugar de presentar una revisión justa e imparcial”, dijo.
Pese a ello, Claver-Carone aseguró que ha cooperado “plenamente” sin renunciar a sus “derechos constitucionales”.
Claver-Carone subrayó en su nota que ni él ni ningún otro miembro del personal del BID ha tenido la oportunidad de revisar el informe final de la investigación, responder a sus conclusiones o corregir imprecisiones, “en contravención clara y directa con las reglas de éticas” del organismo.
Claver-Carone, estadounidense de origen cubano, fue elegido para encabezar el BID en septiembre de 2020 a propuesta del entonces presidente estadounidense Donald Trump (2017-2021).
El comunicado completo
Como Presidente electo del Banco Interamericano de Desarrollo, apoyé y participé en esta investigación sin precedentes, que, como se esperaba, no corrobora las acusaciones falsas y anónimas que se hicieron contra mí o contra el personal del BID en la prensa. Me gustaría tener la oportunidad de responder oficialmente a las conclusiones de la investigación de acuerdo con las reglas del Banco y las normas internacionales, para poder finalmente discutir el asunto con la Asamblea de Gobernadores y demostrar por qué las acusaciones son falsas, y para que juntos podamos trabajar en recomendaciones para fortalecer la transparencia y los procesos del Banco.
Es la primera vez en la historia de cualquier banco multilateral de desarrollo que tiene lugar un proceso como éste, en el que un dirigente elegido ha sido objeto de una investigación arbitraria sin ninguna denuncia formal dentro de las normas administrativas de la organización y lanzada sobre la base de acusaciones anónimas y sin fundamento. Es algo sin precedentes. A pesar de la ausencia de un proceso adecuado, he cooperado plenamente sin renunciar a mis derechos constitucionales. El manejo de la investigación ha violado repetidamente las Reglas de Ética del Banco, las normas básicas y ha planteado prácticas gravemente cuestionables, incluyendo la manipulación, la distorsión y el uso a sabiendas de información que se ha demostrado poco fiable para predeterminar un resultado en lugar de presentar una revisión justa e imparcial.
La transparencia, la rendición de cuentas y el debido proceso son componentes clave de la confianza, que es de suma importancia hoy en día para el trabajo del BID como institución de desarrollo. Creo que las quejas, aunque sean anónimas, deben tomarse en serio y tratarse con cuidado, y defiendo firmemente que el BID debe ser una institución basada en normas, tal y como establece la carta, y no una organización política que se deje llevar por intereses ideológicos o partidistas.
Por ello, es importante señalar que el proceso de investigación no cumplió con las normas internacionales de integridad que tanto el BID como la región se esfuerzan por ejemplificar. En clara y directa contravención de las normas éticas del BID, ni yo ni ningún otro miembro del personal del BID hemos tenido la oportunidad de revisar el informe final de la investigación, responder a sus conclusiones o corregir inexactitudes. Estas normas, que se aplican a todos los empleados del BID, incluido yo mismo y el personal contra el que se formulan las acusaciones, exigen que los empleados del BID dispongan de 15 días hábiles para responder a las acusaciones. Las normas están diseñadas para garantizar el debido proceso y resultados justos. Cualquiera que esté familiarizado con América Latina y el Caribe es consciente de la persistente preocupación de los ciudadanos por la falta de derechos al debido proceso que con demasiada frecuencia plagan los sistemas judiciales y socavan la provisión de justicia en la región. Y es lamentable que esta institución en la que se confía en la región no pueda ofrecer el debido proceso a sus propios empleados.
El BID debería personificar el tipo de conducta ética, la transparencia y el afán de justicia que promueve en toda la región, y cabe preguntarse por qué el banco no ha respetado sus propias normas, e incluso los preceptos éticos de sentido común, a lo largo de este proceso de investigación. Lamentablemente, este proceso ad hoc y arbitrario ha violado desde su inicio las reglas y normas del BID, incluidas las garantías de privacidad y las normas de confidencialidad, al tiempo que no ha evitado los conflictos de intereses entre los responsables de llevar a cabo y evaluar la investigación.
El incumplimiento deliberado de las normas y procesos establecidos por el BID, como hemos podido comprobar, supone un riesgo para la reputación del BID y una negligencia a la hora de proteger al personal de nuestros 26 países miembros prestatarios regionales, así como de Europa y Asia. Para garantizar la protección del BID, de nuestro personal y de nuestra misión, es esencial que el Banco sea un ejemplo de los más altos estándares de integridad, responsabilidad y debido proceso. Será vital implementar reformas internas para que pueda seguir aumentando la confianza y promover efectivamente la transparencia y la integridad en las instituciones públicas de América Latina y el Caribe.
Este episodio nos da la oportunidad de considerar las acciones necesarias para salvaguardar y proteger la integridad del BID, nuestro trabajo y nuestra fuerza de trabajo contra cualquier forma de abuso, violaciones o maquinaciones políticas institucionales. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para modernizar el Banco y avanzar en las reformas destinadas a aportar muchos más recursos para mejorar la vida en nuestra región.
A medida que avanzamos, quiero agradecer expresamente a los empleados del BID, de IDB Invest y de IDB Lab por el ejemplar desempeño de sus funciones y la continua priorización de las operaciones del Banco y de la región. Es un honor para mí trabajar con estos profesionales.