El poder de los “boosters”: tres dosis protegen más que dos ante Ómicron
Lo demostró un estudio en Dinamarca que fue publicado en la revista PLOS One. Qué implican los resultados y cómo fue el estudio hecho en la Argentina en adultos mayores que sirvió como antecedente
Sólo dos dosis de la vacuna brindan una protección limitada y de corta duración contra la infección con la variante Ómicron. Lo demostró un estudio en la revista de acceso abierto PLOS Medicine por la doctora Mie Agermose Gram en el Instituto Statens Serum de Copenhague, Dinamarca. Sugieren que es clave recibir una tercera dosis de vacuna porque encontraron evidencia de que al aplicarse, se aumenta el nivel y la duración de la protección contra la infección por Ómicron y la hospitalización.
La aparición de las variantes del coronavirus puede disminuir la durabilidad de la vacuna a largo plazo, lo que aumenta el riesgo de infección y hospitalización. Sin embargo, la evidencia es limitada con respecto a la efectividad de la vacuna de tres vacunas a lo largo del tiempo.
Para estimar la efectividad de dos o tres dosis de la vacuna contra la infección por COVID-19 y la hospitalización, los investigadores de Copenhague realizaron un estudio de cohortes a nivel nacional de todos los residentes daneses mayores de 12 años que no habían sido infectados anteriormente mediante el acceso a datos individuales almacenados en el Sistema Nacional de Registro Civil Danés. y Registro de Vacunación Danés.
Luego, estimaron la efectividad de la vacuna utilizando el estado de vacunación como una exposición variable en el tiempo, ajustando la edad, el sexo, la ubicación geográfica y las comorbilidades, antes de comparar las tasas de infección y hospitalización con las personas no vacunadas. De esa manera, los investigadores encontraron que una tercera dosis de vacuna proporcionó una mayor protección contra la infección y la hospitalización por la variante Ómicron que con dos vacunas y también que hubo menos evidencia de protección menguante.
Consideran que se necesitan estudios futuros para comprender mejor la durabilidad de una tercera dosis de vacuna después de 120 días y evaluar la necesidad de refuerzos posteriores. Una limitación del estudio fue que los datos no fueron aleatorios, por lo que podría haber diferencias no medidas entre los grupos vacunados y no vacunados.
Según los autores, “nuestros hallazgos indican que es necesaria una tercera dosis para mantener la protección contra la infección durante más tiempo y para garantizar un alto nivel de protección contra la hospitalización por COVID-19 con la variante Ómicron. La aparición continua de nuevas variantes y la disminución de la durabilidad de la vacuna requieren una evaluación continua de la eficacia de la vacuna contra la infección y la hospitalización para informar las futuras estrategias de vacunación”.
La doctora Gram agregó: “A pesar de ser menos eficaz contra la infección por Ómicron que las variantes anteriores, una tercera dosis de la vacuna de ARN contra el COVID-19 ofrece una mejor protección contra la infección por Ómicron que dos dosis y protege bien contra la hospitalización por COVID-19″.
En la Argentina, también se realizó otro trabajo que evaluó la efectividad de las dosis de refuerzo frente la exposición ante Ómicron. Fue liderado por especialistas del Conicet en colaboración con profesionales del PAMI y publicado en junio en la revista The Lancet Infectious Diseases. Analizó la respuesta inmune en un grupo de 124 voluntarios con un promedio de edad de 79 años.
El estudio en la Argentina demostró que una dosis de refuerzo heteróloga -es decir, que sea diferente a la que se recibió en el esquema primario- aumenta de manera muy significativa el nivel de anticuerpos contra el coronavirus en adultos mayores que habían recibido previamente dos dosis de Sinopharm.
“Analizamos en función del tiempo tanto el nivel de anticuerpos específicos antes y después de los refuerzos, como la capacidad de dichos anticuerpos para impedir la infección del virus en experimentos de laboratorio”, explicó la doctora Andrea Gamarnik, quien fue una de las autoras del trabajo junto con Jorge Geffner.
En la investigación se definió el nivel de anticuerpos y la capacidad de los mismos para neutralizar a Ómicron y a la variante original de Wuhan (B.1) tras analizar muestras de sangre de los voluntarios a los 21, 100, 160 y 220 días después de aplicadas dos dosis de Sinopharm. En un segundo paso, los voluntarios se dividieron en tres grupos que recibieron una dosis de refuerzo diferente: AstraZeneca (basada en adenovirus), Sputnik V (vacuna basada en adenovirus) y Pfizer-BioNTech (vacuna basada en ARN mensajero). Se midió la cantidad de anticuerpos y su actividad neutralizante a los 21 y 90 días.
“La aplicación de una dosis heteróloga de refuerzo elevó los niveles de anticuerpos IgG más de 350 veces y la seropositividad, es decir la presencia de anticuerpos específicos, se detectó en el 100 por ciento de la cohorte, respuesta que se mantuvo 90 días después del refuerzo”, precisó Gamarnik. Además, en cada grupo el refuerzo aumentó notablemente la capacidad de los anticuerpos para neutralizar a la variante Ómicron.
Tras el refuerzo, todos los participantes mostraron inhibición de la infección contra la variante de Wuhan. Entre el 73 y 90 por ciento de los participantes se detectó protección contra la infección por la variante Ómicron.
En la Argentina, las dosis de refuerzo se pueden recibir cuatro meses después de haberse aplicado la segunda dosis. También ya se habilitó la segunda dosis de refuerzo. Como grupos prioritarios se incluyó al personal de salud independientemente de la edad, personas de 50 años o mayores, personas de 12 años o más con inmunocompromiso. Luego, se aplicó en el personal estratégico, personas de 18 a 49 años con factores de riesgo y el resto de la población a partir de los 18 años. Según el Monitor Público de Vacunación, 21.415.652 personas recibieron el primer refuerzo. El segundo refuerzo ya se aplicó en 5.740.484 personas.