El Millonario ganó 1-0, despejó nubarrones y potenció su autoestima
Volvió a tomar impulso quedándose con el clásico en el Nuevo Gasómetro y se ubicó a cuatro puntos del líder Gimnasia
La imagen del final del encuentro es la pintura perfecta de lo que significaba la visita al Bajo Flores para River: Enzo Pérez reunió a todo el plantel en el medio de la cancha, hizo una arenga colectiva y los jugadores se retiraron aplaudiendo, celebrando y motivándose entre ellos de cara a lo que viene. ¿Quiénes los esperaba también dentro del campo de juego? El técnico Marcelo Gallardo, quien se fundió en un abrazo con el capitán a pura sonrisa tras arrebatarle al Ciclón un invicto de 11 sin caer en condición de local.
Y esa significativa escena también tiene una relación directa con el trámite del juego: River tuvo un correcto primer tiempo en el que fue superior a San Lorenzo y encontró la ventaja en el resultado, pero decayó notoriamente en la segunda parte sin tanta lucidez ni despliegue y debió resistir hasta el final tras la expulsión de Andrés Herrera por doble amonestación cuando recién iban 28 minutos del segundo tiempo. El partido ya se le estaba haciendo cuesta arriba, terminó sufriendo más de la cuenta y necesitó sacarlo adelante con mucho temple y poco juego.
El resultado se explica especialmente porque el Millonario tuvo ambición desde el pitazo inicial. A pesar de no sentirse muy cómodo frente al cerrojo defensivo que planteó San Lorenzo, el equipo de Gallardo sostuvo siempre su propuesta ofensiva en los primeros 45 minutos y no claudicó a la hora de buscar el gol. Se paró con un 4-3-3 a la hora de atacar, que se desdoblaba en un 4-5-1 a la hora de retroceder, y regresó a la presión alta y sostenida para incomodar a su rival y recuperar la pelota lo más rápido posible. Sumado a eso, administró mejor la posesión de la pelota y tuvo mejor movilidad y más paciencia. Con eso, le alcanzó para ser superior ante un Ciclón que siguió su libreto del orden y el sacrificio, pero que careció de ideas y alternativas para atacar el arco de Armani.
Con destellos del desequilibrio de Esequiel Barco, una buena tarea de Enzo Pérez en el mediocampo y la solidez que otorga Emanuel Mammana, River apostó a acelerar su ataque cuando encontraba un resquicio ante el poco desorden que mostraba su rival. Y antes del cierre del primer tiempo apareció lo que tanto necesitaba: un gol para destrabar el partido. A los 39 minutos, en una jugada desprolija tras un córner, Mammana se encontró con un mal despeje en la medialuna del área y sacó un derechazo inatajable para un 1-0 que se gritó con alma y vida.
Para el defensor central fue el broche de oro para un partido perfecto: fue la gran figura del equipo millonario con solidez, precisión y mucha inteligencia para entender los tiempos del partido y le ahogó el empate a Nicolás Blandi con un gran cierre de cabeza. De acuerdo a los números de opta, fue el jugador con más despejes (7) y duelos ganados (8) y el más efectivo con 47 pases acertados de los 50 que intentó (94% de efectividad).
“Este grupo es muy fuerte, va a pelear hasta lo último. Tenemos chances y vamos a ir hasta el final con todo. Todos juntos y unidos para intentar ganar todo. Hoy ganamos por estar fuerte mentalmente. Se nos complicó con la expulsión, pero estuvimos fuertes en el fondo. En el primer tiempo tuvimos más espacios y en el segundo ellos lo buscaron más y sentimos la expulsión. Aguantamos y nos llevamos los tres puntos a casa”, declaró Mammana tras el triunfo.
Lo mejor del partido
Y su análisis se condice con lo que fue la segunda parte. Insua pateó el tablero en el entretiempo con los ingresos de Ivan Leguizamón y Andrés Vombergar en lugar de Agustín Giay y Adam Bareiro, adelantó sus líneas para intentar desplegarse con un 3-4-3 más atrevido y tomó más protagonismo en el juego. Pese a eso, tomó malas decisiones, manejó con demasiada imprecisión la pelota y no estuvo fino al buscar el arco millonario, por lo que terminó recayendo en constantes balones directos al área o en el desequilibrio individual de Nahuel Barrios, el punto más alto del local.
En los minutos finales, le anularon correctamente un gol a Blandi por una clara posición adelantada y primó más la pierna fuerte, el empuje y el sacrificio que el juego asociado. Ni siquiera con un jugador más pudo el Ciclón tener claridad para incomodar más a Armani. Y en ese contexto, River, con uno menos, sacó el encuentro adelante con oficio y carácter para sumar un éxito crucial. “Era una victoria necesaria para el espíritu del equipo. Yo soy un tipo realista. Hoy tuvimos buenos pasajes, pero no fuimos una maravilla. Pero ganamos en una cancha difícil contra un rival muy difícil. Y esto nos da posibilidades”, dijo Gallardo, quien se llevó más que tres puntos de la visita al Nuevo Gasómetro.