El Madrid cambia de disfraz
El equipo de Ancelotti se llevó el derbi con unas señas de identidad distintas a las que le venían caracterizando en este arranque de temporada.
Ancelotti acabó la rueda de prensa de la víspera del derbi respondiendo a una pregunta sobre el vigor de su equipo en las segundas partes. “Tenemos una estrategia que es la estrategia del cansancio: hacemos creer que estamos cansados y en la segunda parte aprovechamos”, respondió con una sonrisa pícara. El Madrid que llevaba un balance de seis goles en las primeras partes y 16 tras el descanso dejó encarrilado el derbi con dos dianas en los minutos 18 y 36. Por primera vez en los nueve partidos de esta temporada, el equipo de Carletto se quedó sin ver puerta en la segunda mitad.
El Madrid había ganado la posesión a casi todos sus rivales hasta el momento. Sólo el Celta le había quitado el balón (los blancos hicieron un 49% de posesión en Balaídos) y el Betis se lo discutió (50,1% del Madrid frente a 49,9%). El Atlético fue un paso más allá y dejó a su eterno rival en un 46,8% de posesión. El Madrid remató la mitad que su oponente (12-6), dio menos pases, tuvo menos acierto en las entregas y también menos presencia en los metros finales.
Después del tercer gol al Celtic, que despertó la admiración de propios extraños en una jugada cocinada a fuego lento y con 33 pases en la que intervinieron ocho jugadores, Ancelotti lanzó un dato contradictorio con aquella jugada: “Que hayamos marcado después de 33 pases no significa que esta sea nuestra identidad. El porcentaje de goles después de 10 pases es muy bajo. La estadística dice que es más sencillo marcar después con menos de diez pases”. El primer gol en el derbi fue una muestra de ello. El Madrid se presento en el área de Oblak desde un saque de puerta con ocho pases (y una portentosa conducción de Valverde) en apenas 25 segundos.
El 0-2 también nació en área propia. Fue una jugada mucho más larga, de un minuto, en la que tocaron el balón los once jugadores, pero en la que el Madrid tuvo que resetearse y buscar de nuevo a Courtois. Desde que el balón pasó por segunda vez por los pies y los dominios del meta, los blancos se plantaron en el área rojiblanca en siete pases hasta el remate de Vinicius cuyo rechace finalmente transformó Valverde. Un Madrid que perdió a Benzema, pero que ha sabido reinventarse en su juego y en sus goles.