Debacle francesa

Los de Deschamps caen con estrépito ante Dinamarca en el último partido antes del Mundial. Se salva finalmente por la victoria de Croacia contra Austria.

Andrés Onrubia
As
De la Francia dominadora y apabullante de 2018 probablemente queden muy pocos reductos. En apenas cuatro años, el combinado de Didier Deschamps ha ido perdiendo fuelle, se ha desgastado mentalmente y los rivales ya no le tienen el respeto de antaño. La campeona del mundo cayó, merecidamente, derrotada por 2-0 en Dinamarca. No descendió a la Liga B de la Nations gracias a la victoria de Croacia en suelo austríaco, pero las sensaciones son idénticas. No hay cohesión, el sistema de tres centrales naufragó estrepitosamente y su rival fue muy superior a partir del minuto 15. El ciclo Deschamps está llegando a su fin y todo parece indicar a que Qatar será su último torneo.

Porque a pesar de las bajas, esta Francia sigue siendo un equipazo y la excusa de los lesionados no aplica. Poder contar con Tchouaméni y Camavinga en el medio, dos bestias físicas, además de Griezmann o Mbappé en ataque, hacían, a priori, favorita a la selección de Deschamps antes del descanso. Los nombres, sobre todo en los torneos de selecciones, no ganan partidos y el claro ejemplo de ello fue la debacle francesa en Dinamarca.

Ni el más pesimista podía imaginar a una Francia desubicada, concesiva en defensa y sin capacidad para salir de su área después de los 20 primeros minutos que realizaron los de Deschamps. La campeona del mundo salió atrevida, dominando en el medio campo y, sobre todo, arrinconando a Dinamarca, que sufrió hasta que Eriksen cogió los mandos del partido.

El centrocampista del United fue una pesadilla para los galos, incapaces de detectarle en el centro del campo y sometidos por su exquisito golpeo a balón parado. Las mejores ocasiones locales fueron en córners, rematando Delaney prácticamente todos los balones y exponiendo a una selección francesa que se evaporó como un azucarillo en una taza de café.

Tras dos paradas buenas de Aréola, a la tercera fue la vencida. Una gran triangulación entre Eriksen, Damsgaard y Dolberg acabó con el tanto del delantero del Sevilla, que se anticipó a los tres centrales franceses, muy expuestos durante todo el primer tiempo, para batir a Aréola. El 1-0 fue la confirmación del cataclismo francés, que vio, cómo no, a balón parado, su derrumbe total.

Justo antes del descanso, Skov, un zurdo que tiene un talento extraordinario, aprovechó una prolongación de una córner para batir a Aréola de volea en la frontal del área. Francia agradeció que el colegiado señalara el pitido del descanso, ya que el sistema de tres centrales de Deschamps había naufragado en suelo danés.

Tras la reanudación, el seleccionador francés no titubeo ni un segundo para dar entrada a Youssouf Fofana por Camavinga y Clauss por William Saliba, en un claro mensaje a ambos de que sus primeras partes no habían estado a la altura. La entrada del jugador del Marsella le dio alas a Francia, que tuvo, aunque tímidamente, dos oportunidades tras la reanudación, pero fueron meros espejismos.

El recital de Eriksen, un jugador al que en apenas un año la vida le ha cambiado por completo, pero que está actualmente al nivel de los mejores del mundo, agudizó todavía más en la campeona del mundo. Mbappé falló tres oportunidades ante Schmeichel, para más inri. Una derrota dolorosa para una Francia con más dudas que certezas a dos meses para que comience el Mundial.

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