De Brasil al cielo

El Madrid se queda solo en cabeza gracias a los goles de Vinicius y Rodrygo en un partido sin defensas. Un gran Canales no salvó al Betis. Tchouameni le gustó al Bernabéu.

Luis Nieto
As
El Madrid ya está solo en cabeza. Fue después de un partido de promoción para el público, sin costuras, en el que anduvo muy por encima del Betis, el otro que lo había ganado todo y que quiso jugar a campo abierto. Para eso está hecha su plantilla. El pleito lo resolvieron Vinicius y Rodrygo, los dos brasileños que el Madrid se compró para el futuro y que ya está horneados para el presente. La tarde, además, le vino estupendamente a Tchouameni, que dejó una buena impresión en su estreno en el Bernabéu. Al otro lado quedó el estupendo fútbol de Canales, otro que mejora con la edad.

Tardó un suspiro el Betis en recordarle al Madrid que entra ya en la alta montaña, incluso sin William Carvalho, un futbolista que engaña con su físico: un gigante capaz de bailar claqué. Añorándole, el equipo de Pellegrini se hizo cargo de la pelota frente este Madrid que ante la que se avecina inicia el ciclo de rotaciones moderadas: Rodrygo por Valverde para volver más intrépido al equipo y Camavinga por Kroos para cambiar potencia por control. Esa ortodoxia bética que tan bien escenifica Canales pareció venirse abajo en un minuto. Alaba condujo con comodidad hasta que mandó un balón largo por encima de los centrales béticos, Edgar estuvo un punto tardón en la salida y legalizó la posición de Vinicius, que apareció como un cohete para plantarse ante Rui Silva y levantarle la pelota con suavidad sobre su salida.

Empate y tiroteo

Ahí está el gran cambio de Vinicius. Sigue siendo un futbolista radical al espacio pero ya no deja las cosas a medias. Sabe dispararse y pararse en apenas un segundo. Aquel torbellino con un problema de definición que un día fue el sueño de los catastrofistas es ahora una superestrella de alcance universal. Eso sí, como no hay nadie infalible, poco después mandó alto un remate sin oposición a cinco metros de puerta. Su pasado aún está demasiado reciente. El tanto del brasileño coincidió con la lesión de Fekir, que con las musas de su parte es incontrolable.

Vinicius marcó así el 1-0.
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Vinicius marcó así el 1-0.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

Sin embargo, el equipo de Pellegrini tuvo acierto en una respuesta rápida antes de que el partido se le viniera encima. Hizo fortuna de un simple saque de banda que Álex Moreno puso en el área y Borja Iglesias, con un toque, permitió el remate de derecha de Canales, que se coló bajo la pierna derecha de Courtois. Fue el primer lance en mucho tiempo en que quedó la impresión de que el belga pudo hacer algo más. Solo la cercanía del disparo le exime parcialmente de su responsabilidad.

Ese gol fue el punto máximo de equilibrio en el duelo, porque a partir de entonces el Madrid, tan poco puntual como siempre en el inicio de de los partidos, apretó mucho las clavijas desde el empuje de sus centrocampistas, notablemente más físicos que los del Betis.

Este remate de Canales superó a Courtois y supuso el 1-1.
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Este remate de Canales superó a Courtois y supuso el 1-1.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

El equipo verdiblanco sobrevivió milagrosamente a dos ocasiones tremendas del Madrid: un cabezazo de Tchouameni que glorificó a Rui Silva y un remate de Benzema que golpeó en la espalda de Edgar tras una internada de Vinicius, que entró patinando en el área. El brasileño y el francés, que un día fueron agua y aceite, forman una gran pareja artística. La agitación y la pureza llevan tiempo entendiéndose.

La cadena de ocasiones del Madrid probó que al Betis, sin la pelota, le cuesta respirar. No es lo suyo la legítima defensa. Se vio superado en el juego estático y en la contra. Solo Guido Rodríguez y un Canales magistral estuvieron en esa onda en la que le metió el Madrid, que jugó francamente bien en la primera parte en casi todas sus líneas: Militao metió la tijera a todas las contras béticas, Tchouameni empieza a ser ese mediocentro con un plus de llegada que el Madrid compró para darle el relevo a Casemiro, Camavinga presumió de zancada y Rodrygo, Benzema y Vinicius se justificaron con media docena de ocasiones inconclusas.

Providencial Valverde

El encuentro, con el paso de los minutos, desbordó sobradamente los márgenes de las pizarras de los técnicos, con la emoción saltando de área a área, con mayor actividad en la del Betis. Un partido definitivamente a beneficio del público, bajísimo de defensas, jugado a toda pastilla. Pareció un milagro que la hora solo se hubiesen marcado dos goles.

Rui Silva no puede evitar el gol de Rodrygo, que decidió el choque.
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Rui Silva no puede evitar el gol de Rodrygo, que decidió el choque.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

Ancelotti, que sabe que sus mejores reservistas están en el centro del campo empezó a buscar remedio por ahí. Ya lo hizo en Cornellá. Metió a Valverde y lo primero que se supo de él es que le dio a Rodrygo la asistencia del 2-1. Le señaló el desmarque a Carvajal y según recibió, mandó un centro raso al punto de penalti que remató Rodrygo sin maña ni fuerza. El balón resbaló entre los dedos de Rui Silva camino del gol. Otro héroe que quedaba incompleto.

Poco después Tchouameni bombeó una pelota a la escuadra, Modric rozó el palo y Courtois se quitó de encima un trallazo cambiante de Guido Rodríguez. Fue a lo más que llegó el Betis, que siempre perderá si un duelo con el Madrid quiere resolverlo a tiros. Artillería por artillería, el equipo de Ancelotti siempre tendrá razón.

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