Con apenas tres puntos de los últimos 12, el equipo de Gallardo se queda lejos de la pelea por el título
El Millonario cayó con Boca (0-1) y Banfield (1-2), le ganó a San Lorenzo (1-0) y volvió a perder este sábado en el Monumental
Hasta el minuto 91′ el resultado solo se explicaba por la figura del arquero Ezequiel Centurión y la falta de eficacia de Talleres, que fue mucho más incisivo y profundo y se quedó con los hilos del partido. En el primer tiempo, con control, tenencia y agresividad. En el segundo, con orden, inteligencia y velocidad para contragolpear. Nunca se vio incómodo en el Monumental. Y en uno de los últimos arrebatos del juego, tras un tiro libre a favor del Millonario, apareció una corrida de Ortegoza de arco a arco (de 89 metros) para definir el partido con un derechazo que se pegó al palo y se metió. Baldazo de agua fría.
River rescató únicamente tres puntos de los últimos 12 en la Liga. Cayó con Boca (0-1) y Banfield (1-2), le ganó a San Lorenzo (1-0) y volvió a perder este sábado. En ninguno de los cuatro partidos jugó bien. Pero, además, también dejó demasiados puntos en el camino en su casa ante rivales de menor jerarquía: Atlético Tucumán (0-0), Godoy Cruz (0-2), Sarmiento (1-2), Banfield y Talleres le arrebataron puntos valiosos en sus visitas a Núñez. En parte, esos resultados se explican por un sostenido síntoma de este equipo: ya no impone condiciones como antes. No agobia. No asfixia. No gana más por demolición.
Gallardo este sábado no tuvo a cinco de sus titulares (Armani, Díaz y De La Cruz estuvieron ausentes por convocatorias y Herrera y Pérez por suspensiones) y debió reconstruir su equipo con Centurión en el arco, Pinola en la zaga, Martínez de lateral izquierdo, Zuculini de volante central y Palavecino en el medio campo. Pero, además, el DT también dispuso el ingreso de Miguel Ángel Borja en lugar de Lucas Beltrán en la delantera en una variante que no resultó: el delantero colombiano estuvo errático, ofuscado y solo en un 4-3-3 que se transformaba en 4-1-4-1.
River jugó un muy mal primer tiempo. Irresoluto, estático e impreciso. Tomó muy pocas decisiones correctas, no construyó juego asociado y no pudo ejercer su presión alta característica. Cada vez que salió a recuperar la pelota estuvo largo y en inferioridad numérica, con salidas tardías e individuales. Así, corrió siempre desde atrás a un Talleres que manejó el partido a su gusto y que aprovechó la liviandad defensiva de su rival.
A espaldas de un solitario Zuculini y por la banda de un incómodo Martínez, el equipo cordobés lastimó con buenas conexiones y obligó a Centurión a responder varias veces. En cambio, River únicamente contó con un remate lejano de Barco y un cabezazo de Borja que tapó Guido Herrera en la única jugada peligrosa del Millonario en la primera mitad. Pocas ideas, poco fútbol y poco carácter.
Las llegadas de Talleres y el gol sobre el final
En cambio, en el arco de enfrente, Centurión ya le había sacado un tiro libre a Garro y un buen remate a Catalán en un córner. La tónica en el segundo tiempo cambió, con un River un poco más intenso y ordenado con los cambios, pero que no pudo construir con claridad, al punto tal que no generó ocasiones de peligro a excepción de remates lejanos. Así, el joven arquero millonario, en su sexto partido oficial, sostuvo el resultado hasta donde pudo: le sacó un remate espectacular a Garro con ayuda del travesaño; le tapó dos disparos a Valoyes en contragolpes; y fue ayudado por el palo en un tiro de Favio Álvarez. Hasta que el partido se rompió cuando el cronómetro se moría.
River tuvo una pobrísima tarea y volvió a sufrir un duro e inesperado revés que se explica mirando hacia atrás: Gallardo (que se retiró sin hacer declaraciones luego del traspié ante Talleres) nunca pudo construir un equipo confiable y seguro en ningún tramo del año. Siempre primó la irregularidad y la falta de rebeldía para sortear obstáculos, al punto tal que, a seis fechas del final, la Liga Profesional ya parece un lejano e inalcanzable deseo.