Camavinga sonríe a medias

El francés, que ya lleva un año en el Real Madrid, fue importante para conquistar el doblete, pero cerró la pasada campaña pidiendo más regularidad. Ancelotti ha tomado nota.

Manu de Juan
As
El 8 de septiembre de 2021, hace muy poco más de un año, presentaba el Real Madrid a Eduardo Camavinga, su fichaje de última hora en la jornada final del mercado para reforzar el medio campo, una vez que constató que Mbappé no iba a poder llegar. Tras pagar 40 millones de euros al Rennes, el prometedor centrocampista de, entonces, sólo 18 años aterrizaba en el equipo blanco con la ambición de hacerse un hueco con rapidez: “Tengo que demostrar al entrenador que estoy preparado. Puedo jugar en cualquier posición del centro del campo”, explicaba en su primera rueda de prensa como madridista.

Su primera temporada en el Madrid mezcló momentos dulces con otros menos placenteros. Debutó marcando ante el Celta y tres días después asistió para ganar sobre la bocina en San Siro, pero su juventud venía acompañada de un ímpetu que en muchos momentos le hizo coquetear con las expulsiones. “No va a terminar el partido así”, se le vio murmurar a Ancelotti durante un partido del pasado curso.

“Quiero jugar más”

Con todo, fue importante en las eliminatorias de Champions, jugando minutos de mucha calidad, y cerró la campaña con casi 1.700 minutos. Bastantes... pero no suficientes para él: “No me gusta no jugar, me gustaría jugar más. Pero vendrá de forma natural, debo mejorar cosas”, explicaba en una entrevista en el pasado mayo con Téléfoot.

Y en esas está Camavinga mientras arranca su segunda temporada en el Real Madrid, en la misión de quitarle minutos nada menos que a Kroos y Modric en la medular. Con la llegada de Tchouameni la competencia joven se ha recrudecido, si bien Ancelotti está demostrando que tiene confianza en los tres señalados por el club para heredar el medio campo: el ex del Mónaco, Camavinga y Valverde.

El franco-angoleño ha jugado en todos los partidos de la temporada presente, acumulando ya 256 minutos y siendo titular en tres ocasiones. En un curso con un calendario sin respiro, la vitalidad de Camavinga apunta a ser uno de los grandes activos de los que puede tirar Ancelotti.

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