Serena Williams no se rinde: a tercera ronda del US Open

 La estadounidense de 40 sigue empeñada en retrasar su retirada después de vencer a la número dos, Kontaveit. Le espera en tercera ronda Tomljanovic.

Nacho Albarrán
As
Serena ama Nueva York y Nueva York adora a Serena. Por eso, Williams, cerca ya de los 41 años, no se quiere marchar del US Open y sigue empeñada en atrasar su despedida. Este miércoles, en una noche mágica en la que la estadounidense transportó a los espectadores de la Arthur Ashe a épocas pretéritas de dominio de la ganadora de 23 Grand Slams, con un triunfo de prestigio ante la número dos del mundo, de 26 años, Anett Kontaveit, que jugó al límite de sus posibilidades (”No hice un mal partido en absoluto, me esforcé al máximo, pero ella estuvo increíble”, reconoció en rueda de prensa) y no pudo evitar caer derrotada por la grandeza de su rival: 7-6 (4), 2-6 y 6-2 en 2h27.

El viernes continuará el espectáculo. Serena se enfrentará en la tercera ronda de un torneo que ganó seis veces a la australiana Ajla Tomljanovic. Ahora, todo el mundo en la Gran Manzana sueña con un final de película en el que Williams, por qué no, levante un último gran trofeo e iguale por fin el récord absoluto de Margaret Court (24).

La pantera de Compton le dio una lección de pundonor y sí, también de tenis, no solo a Kontaveit sino a todo el circuito femenino, inestable y carente de auténticos referentes. Porque hay que jugar mucho para ganar a la segunda mejor del ranking, por mucho que no atraviese justo ahora por su mejor momento de forma. “Todavía queda un poco en mí, veremos, veremos”, le dijo Serena a la extenista y compatriota suya Mary Joe Fernandez, que ejerció como entrevistadora. “Soy una jugadora bastante buena”, contestó cuando la preguntaron cómo había logrado prevalecer en un partido que encarriló, pero que se le complicó en un segundo set que se le escapó pronto. “Pensaba que esto había sido todo, y tuve que dar lo mejor”.

Y así fue

“Soy supercompetitiva. No tengo nada que demostrar, nada que ganar y nada absolutamente que perder. No había podido jugar así (de liberada) desde el 98, porque tuve una ‘x’ en la espalda desde el 99 (cuando ganó su primer US Open). Es divertido y estoy disfrutando”, explicó después de facturar una actuación a la altura de su leyenda, celebrada con pasión desde el box de su equipo por otro grande, Tiger Woods, una de las estrellas, como la actriz y cantante Zendaya, que no se perdieron el que podría haber sido el último baile de Williams y que al final fue una bonita ‘Serenata’ a la luz de la luna. El público, que abarrotó de nuevo las gradas (nuevo récord de la sesión noctuna con 29.959 espectadores). Este jueves, junto con su hermana Venus, volverá a tomar la central para jugar en el torneo de dobles. Otro momentazo de la historia del tenis.

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