River: Matías Suárez, el mejor ejemplo de cómo la jerarquía individual también define los partido
Al 100% de sus condiciones físicas se desempeña como un delantero activo, pensante, sereno, inteligente y dinámico
La jerarquía individual define partidos. Vaya si lo sabe River. En una tarde fría, difícil y cuesta arriba, el banco de suplentes terminó resolviendo el juego a favor de los dirigidos por Marcelo Gallardo. Primero, entraron Nicolás De La Cruz y Miguel Borja para la última media hora y, luego, ingresó Suárez para potenciar el ataque de un equipo que tuvo un pobre y estático primer tiempo y que en la segunda parte creció, dominó y justificó el resultado por su espíritu ofensivo. Y aunque Bruno Zuculini -ingresó a los 25′ por el lesionado Enzo Pérez- quizás fue el futbolista más regular, los flashes se los llevó Suárez por su olfato goleador.
Que el “Oreja” es un jugador distinto ya no es una novedad. Es uno de los futbolistas más técnicos y con más recursos del fútbol argentino. Al 100% de sus condiciones físicas se desempeña como un delantero activo, pensante, sereno, inteligente y dinámico. Puede moverse por todo el frente de ataque, se asocia con sus compañeros, hace de pivote de espaldas, presiona alto para recuperar la pelota y tiene una exquisita definición frente al arco. En conclusión: tacha todos los casilleros para ser ese segundo delantero que Gallardo busca para acompañar a Borja o a Beltrán. Si está bien, es titular.
"Voy de a poco. Gallardo me va llevando. La rodilla está muy bien. Voy agarrando confianza. Gracias a Dios, creo que estoy para jugar un poquito más. Cuando me toque jugar, siempre hay que ayudar al equipo"
Matías Suárez
Y aunque a lo largo del 2022 solo pudo jugar 13 partidos (cuatro de arranque) con 503 minutos y cinco goles anotados, tuvo siempre apariciones claves desde el banco de suplentes. En abril, ingresó ante Alianza Lima en Perú y marcó el 1-0 en el debut de la Copa Libertadores; luego, entró contra Colo-Colo en Chile y anotó el primer tanto del triunfo por 2-1 en el cierre del partido. En julio, ingresó contra Vélez en la vuelta de los octavos de final de la Copa y convirtió el controvertido gol que fue anulado por mano a través del VAR. Y en la noche del domingo ante el Rojo saltó al campo y le bastaron 20 minutos, 11 toques y un solo remate al arco para darle la victoria a River. De acuerdo a los números de Opta, es el jugador del Millonario que menos tocó la pelota en un partido de la Liga donde logró marcar.
Además de los goles ya mencionados, en abril también le había marcado de forma consecutiva a Argentinos Juniors (4-2) y Banfield (2-1) en el momento en que había recuperado la titularidad. Pero su cuerpo le puso demasiados obstáculos desde octubre del año pasado. En aquel momento, la artroscopia que se realizó por la sinovitis en la rodilla derecha y su posterior recuperación lo mantuvieron fuera de las canchas por 153 días.
Su último partido había sido el 3 octubre, el del 2-1 sobre Boca en la Liga Profesional, y volvió a jugar recién el 5 de marzo de este año, en el 1-0 a San Lorenzo por la Copa de la Liga Profesional.
Lo mejor de River ante Independiente
Pero ese mismo mes volvió a sufrir dolores por la sinovitis y luego, cuando en abril había recuperado la titularidad, en mayo tuvo un desgarro en el sóleo derecho del que recién se recuperó a fines de junio. Increíblemente, estuvo sin jugar desde el 7-0 a Sarmiento del 30 de abril hasta el 6 de julio en el 0-0 con Vélez. Y en la discutida jugada de su gol anulado en la Copa también se desgarró: al día siguiente de la dolorosa eliminación se conoció que en esa acción había sufrido una lesión muscular en el isquiotibial derecho. Regresó el domingo pasado ante Sarmiento con 20 minutos de buenos chispazos. Y ayer frotó la lámpara contra Independiente para capturar un desviado remate de Zuculini, controlar y definir ante Milton Álvarez para el 1-0.
River ganó y se llevó tres puntos vitales para soñar con dejar atrás la irregularidad y prenderse en la pelea de la Liga Profesional. Y aunque deberá corregir y pulir mucho desde lo futbolístico, la sonrisa es muy grande porque Suárez volvió a decir presente. Y será aún más grande si puede sostenerse en el tiempo. Ese es su gran desafío.