Por qué River es un equipo de mandíbula frágil

Los errores defensivos, por fallas individuales o colectivas en el retroceso, le siguen costando caro: perdió 11 puntos

Olé

Cuando Gallardo explica que “somos un todo” para evitar responsabilizar a la defensa por los goles que River ha recibido con alarmante facilidad en el empate ante Vélez y en las derrotas frente a Huracán, Godoy Cruz y Sarmiento, apunta a que se trata de un déficit colectivo. Porque la mayoría de las jugadas que terminaron en festejo de los rivales se gestaron por pérdidas de la pelota con el equipo lanzado en ataque, por la mala cobertura de espacios en el retroceso y desconcentraciones generalizadas, como por caso fijar la mirada en el futbolista que tira el centro y descuidar a los potenciales receptores de ese envío.


Así, River no sólo dio “un paso atrás” en el 1-2 del domingo en el Monumental: las reiteradas fallas le costaron seis goles y 11 puntos en cuatro partidos. Así, River se transformó en un equipo de mandíbula frágil, que no tiene la fortaleza para reponerse de los golpes como sucedía en otros momentos del ciclo del Muñeco.

Con 15 puntos y demasiado lejos de la cima a pesar de que todavía restan 16 fechas, lo inquietante es la escasa confiabilidad defensiva de un equipo que pierde el Norte y, sobre todo, la paciencia, la seguridad y el control futbolístico y mental cuando los rivales lo hacen sentir incómodo.

A partir de esa inestabilidad estructural, se generan los desajustes. Y en ese contexto repiten los errores individuales groseros, como la mala salida de Armani que derivó en el 1-0 de Huracán, el codazo (y expulsión) de Maidana en ese mismo partido y la desconcentración de David Martínez, que no sólo pagó en ambos goles del equipo de Damonte sino que cometió el penal que costó la eliminación de la Libertadores vs. Vélez.

Si bien Gallardo trata de no desenfocarse e intenta transmitir calma y confianza porque entiende que el las falencias no son propias de la defensa, el bajo rendimiento de varios integrantes de la última línea genera la lógica incertidumbre de cómo formará la línea de cuatro en el clásico contra Independiente. ¿El DT Mantendrá a David Martínez a pesar del notorio bajón que atraviesa? ¿Insistirá con un desmejorado Elías Gómez en el lateral izquierdo? ¿Volverá a echar mano de Paulo Díaz a la titularidad? ¿Y en qué posición, como primer central o de lateral derecho, lo que le permitiría el retorno de Casco al costado izquierdo?

El fondo es el sostén en el que necesita apoyarse con solidez ese “todo” que menciona el Muñeco. Aunque en este River 2022 es el punto más débil de un conjunto que la mayor parte del año no pareció el River de Gallardo y que aún sigue intentando volver a ser un “equipo duro”.

Que logre ese objetivo dependerá en buena medida de que fortalezca su mandíbula de cristal.


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