Los planes de Simeone funcionan
El Atlético se lleva el Carranza y se carga de buenas noticias: marcan Morata y Griezmann, Wass crece como central y lo adorna con un golazo... El Cádiz se hundió.
Con todo, es difícil que el Cádiz-Atlético de Liga, allá por octubre, tenga más picante que la primera parte de este trofeo. No fue un paseo. Presión exigente, faltas frecuentes de unos y otros y también polémica, con los videomarcadores de las esquinas sirviendo a la afición del Mirandilla de sucedáneo del VAR, pero sin éxito. Los goles fueron del Atlético, aunque el Cádiz tuvo sus buenos momentos. Buen cóctel para lanzar una segunda mitad que no tuvo tiempo ni de empezar caliente, luego se congeló y solo al final los locales lo animaron un poco.
En la pizarra, Simeone continúa con sus pruebas veraniegas y parece que algunas le van convenciendo. Witsel y Wass volvieron a empezar como centrales y, aunque a veces se les ven las costuras, también sacan provecho a sus virtudes y a su buen toque de balón. Por delante, le reservó a Griezmann un papel más creativo, a la vera de Koke, como interior a la altura de De Paul y por detrás de un afilado Morata. El francés cerró por fin su pelea con el gol y, además, de sus botas nacieron los dos primeros. Antes de todo había estrellado la primera ocasión del partido, un cabezazo a centro de Wass, en el palo. El 8, por cierto, fue el único que completó el encuentro.
Griezmann, en el medio
El primer tramo, con ese 5-3-2 que muta, fue rojiblanco. Sergio formó también con defensa de cinco, con Zaldua, una de sus caras nuevas, en el carril derecho, midiéndose con Saúl, que ya asume que la banda izquierda será su sitio con frecuencia. A los 10 minutos, una anticipación de Wass llegó a De Paul, que aceleró hacia Griezmann y este, de primeras, para el desmarque de Morata, al límite del fuera de juego. El ariete se escapó con facilidad de Fali y, en el mano a mano, cruzó ante David Gil como si fuera sencillo.
Al Atleti le funcionaba la presión y al Cádiz le costaba encontrar a Lucas y a Lozano, aunque este que se las apañaba cuando le llegaba algún balón al espacio con algún disparo no demasiado intimidante. Griezmann volvió a rozar el gol con un libre indirecto antes de que el partido empezara a enmarañarse con faltas en el centro del campo. Sin embargo, la pausa de hidratación y la entrada de Perea le sentaron muy bien al Cádiz.
El extremo, que ya se la lio el año pasado al Atleti en el Carranza, agitó la noche con un caño sobre Nahuel para iniciar los mejores momentos de los amarillos. En el 43′, Lozano rozó el empate con un doble remate en el área pequeña, el primero al poste y el segundo al regazo de Oblak. En plena efervescencia local, llegó el 0-2. Griezmann botó una falta desde la izquierda, João cabeceó en el segundo palo y Saúl empujó a la red. Fue con el brazo y se vio en las pantallas, pero Munuera tiró adelante con su decisión inicial.
El 0-4 prendió la mecha
El calentón del descanso, no obstante, tardó Wass 28 segundos en sofocarlo. En la primera jugada, recibió el danés a unos 30 metros y, tras el control, soltó un derechazo con efecto que superó a David Gil. En la siguiente, el siempre cumplidor Sergio Díez sirvió un centro medido para que Griezmann, lanzándose en plancha, marcara allí donde había conseguido 249 días antes su último gol en Liga. Otro motivo para sonreír en Cádiz. En la grada local, el enfado se desvió: “¿Dónde están los fichajes?” y “¡Vizcaíno, dimisión!” fueron los rugidos con el 0-4 y tras asumir entonces que, pese al anterior fallo arbitral, el Cádiz se quedó corto salvo ese notable tramo del primer tiempo y, luego, el redoble final.
La media hora final valió para más ensayos. José Mari levantó un poco el ánimo con un tiro al larguero, Perea volvió a sacar olés con sus quiebros y Simeone preparó siete cambios que sirvieron, entre otras cosas, para poder ver a Witsel por fin en el medio. Sergio tardó en replicar con otros ocho, entre ellos un puñado de canteranos que volvieron a desnivelar la balanza a favor del Cádiz. Llorente, en una contra, se estrelló contra el poste, el cuarto de la noche. Pero en la otra portería Grbic impidió el gol del honor a Lozano y a Álvaro, que acabó marcando a pase de Mabil. El arreón final sirvió a los jóvenes del Cádiz para reivindicarse y sacar aplausos y sonrisas en el Mirandilla. Aunque no tan grandes como las del vestuario atlético. Los planes le funcionan a Simeone.