Lewandowski deluxe
Juan Jiménez, As
Hace tiempo que el Barça había perdido la costumbre de ganar con facilidad los partidos del Camp Nou. Hacía tiempo, también, que el Barça no tenía un jugador como Lewandowski, capaz de atrapar al espectador con remates de prestidigitador. Sus goles, como un cabezazo anterior que se estrelló en el palo en un escorzo maravilloso, son el resultado de la intuición para adivinar por dónde irá la jugada; la inventiva para imaginarse el remate y la calidad técnica para ejecutarlo. El tiempo dirá más cosas en partidos de más entidad, pero Lewandowski ha tardado muy poco tiempo en convertirse en la estrella indiscutible del equipo. Y también en un líder que mete a sus compañeros en los partidos, les da instrucciones y, si es necesario, les abronca. Ahora mismo, el Barça ya late al ritmo de Lewandowski.
El Barça enseñó en el 3-0 contra el Valladolid un poquito del descomunal potencial que tiene. Una defensa de 21 años de media que es capaz de jugar con 50 metros en la espalda porque ha ganado kilómetros por hora con Koundé y Balde. Un centro del campo en el que Pedri toca el violín y Gavi se choca con el que se cruza. Y una delantera que puede alternar a los extremos que van por fuera (los titulares Raphinha y Dembélé) y por dentro (Ansu y Ferran). Xavi, además, debe estar satisfecho con ciertos momentos de fútbol de su equipo, que empieza a mezclar la verticalidad del principio de partido con esa pulcritud de la que habla el técnico para conservar el balón cuando el equipo está en ventaja y esperar a que el rival se descubra para rematarlo. El trabajo lo culmina Lewandowski. Un futbolista deluxe.