Huracán tuvo una actuación de alto vuelo, con un golazo de toda la cancha, los errores del VAR y el llanto del goleador de Junín
La tecnología fue clave en el comienzo del partido; luego, el equipo de Parque Patricios ganó, gustó y goleó
La primera parte de Huracán y Sarmiento, un encuentro que en la antesala no se ofrecía como un banquete, fue un auténtico espectáculo. Se sacaron chispas, hasta incluyó una chilena de Cóccaro y, en ese contexto, el Globo sopló más fuerte y se quedó corto con el marcador. Sin embargo, el VAR fue protagonista estelar. El primer grito debió ser anulado por posición adelantada (se convalidó el grito de Huracán) y fue extraño el penal que confirmó el 1-1 parcial, también apoyado desde un monitor.
En la primera jugada, hay una visible interferencia en el tanto de Cristaldo, de Cabral, que le impide una visión plena al arquero Meza. Una situación parecida (menos concreta, menos evidente), ocurrió en el gol anulado a Estudiantes, por la Libertadores, en la noche anterior. Al rato, Jonathan Torres definió con clase un penal, por una falta, como mínimo, extraña. Una infracción de Cristaldo a Emiliano Méndez derivó en el pena máxima.
El delantero, en el final, salió entre lágrimas, agobiado por una probable fractura en el brazo izquierdo. En la tensión del momento, los hinchas de Huracán tuvieron un gesto noble: aplaudieron su salida, en la camilla, con todos los recaudos. Fue trasladado a un hospital cercano.
Y una de salón. Cabral, zurda, derecha, era un golazo de emboquillada, la pelota pegó en el palo, chocó con el arquero y se metió. Un golazo… en contra. El Globo dispuso de cinco situaciones claras de gol durante el primer capítulo. Luego, como ocurre tantas veces, bajó un poco los brazos, las medias, la intensidad. Y Sarmiento es guapo. Fue un espejismo, en realidad.
La noche subió la temperatura con otro grito de Huracán, un disparo de Garré al aprovechar una pelota viva en el área. Y cada vez que atacó, lo hizo con sentido común, con criterio, con pasión. En pleno vuelo desde la izquierda, Cabral levantó la cabeza y envió un centro hacia la otra frontera, allí en donde Cristaldo cabeceó al gol, de primera, casi de modo artístico. Fue el cierre de una jugada coral, la mejor del partido, que incluyó 20 toques seguidos entre los jugadores de Huracán sin que ninguno de Sarmiento pudiera aunque sea oler la pelota.
Días atrás, Sarmiento le ganó por 2 a 1 a River, en el Monumental. Es un equipo táctico, que explota sus virtudes y disimula, cuando puede, sus defectos. Quedaron todos expuestos ante la mejor versión de Huracán. Tercero, a cinco puntos de Atlético Tucumán, el líder. Y con derecho a soñar.