En un festejo Monumental, River el partido con Pablo César Solari y cerró su arco con Franco Armani
El delantero, desequilibrante y autor del primer gol, resultó la llave para la goleada 3-0 sobre Central Córdoba; el arquero respondió con un puñado de atajadas y anuló la reacción del rival
Todavía River no ofrece el registro que pretende su conductor, pero en el camino va descubriendo resultados y producciones que le devuelven una sonrisa luego de una mueca de inconformismo. En el Monumental despachó en una ráfaga a Central Córdoba: fue 3 a 0, pudieron ser algunos más, porque en el desenlace escribió un monólogo frente a un rival que anímicamente sintió la superioridad de un gigante que hace las tareas para volver a ser.
Lo mejor del partido
El capítulo final fue una muestra de juego, combinaciones, desbordes, sociedades… Pero antes de diseñar la abrumadora diferencia, River se recostó en un puñado de nombres para marcar el rumbo en ofensiva y sostenerse sólido en defensa. La estrella de la jornada, como la última vez que los millonarios actuaron en el Monumental fue Pablo Solari. Rápido, habilidoso, gambeteador, oportunista, fue la llave que despertó los aplausos, desató el entusiasmo y generó optimismo.
No es un especialista del gol, pero no huye a las responsabilidades: con Arsenal actuó recostado sobre las bandas y cuatro días después asomó por el centro del área para empujar a la red un centro rasante –quizás tiro al arco- que lanzó Andrés Herrera, el lateral que se desprendió con criterio para sumar poder de fuego.
“Contento por la victoria del equipo y por volver a marcar en este estadio que es hermoso. El sacrifico no se negocia y Gallardo me pedía que estuviera más cerca, porque había mucho espacio con los volantes. Es importante seguir sumando para ponernos arriba y pelear el campeonato”, señaló el delantero, una de las cartas de ataque que se sumaron en el actual mercado de pases y que ya disfruta del reconocimiento de los simpatizantes. Desequilibrante y eléctrico para imponerse en el campo, sereno y pausado para declarar evitó referirse al superclásico, del 11 de septiembre: “No me gusta hablar antes. Venimos muy bien, ahora a descansar y poner el foco en el partido con Tigre”.
Con una ráfaga River diezmó a Central Córdoba, un conjunto que expone buenas intenciones, pero que fue muy frágil cuando los millonarios desataron su furia contra el arco de Rigamonti. Porque cuatro minutos después de que Solari desatara el nudo, un córner que ejecutó Juan Fernando Quintero descubrió al colombiano Miguel Borja sin marca; el artillero, con un remate de cabeza, estiró la ventaja y como un mago hizo desaparecer cualquier rastro de dudas que pudiera envolver a un estadio que, una vez más, lució repleto.
Y cuando River se extravió, porque en el primer tiempo y en el inicio del complemento sufrió un decaimiento en la producción, la experiencia y las atajadas de Armani sostuvieron la valla invicta. En definiciones fáciles, como el remate de Hernán López Muñoz que atrapó sin dificultades, pero también para desviar un tiro libre de Ramírez o un frentazo de González Metilli que llevaba destino de red.
En el rearmado de la estructura y cuando la floja actuación con Arsenal -empate sin goles y con un desempeño de bajo nivel- invitaba a cambiar piezas, River presentó escasos movimientos: Enzo Pérez y Quintero se mantuvieron en la formación, al igual que el uruguayo De la Cruz; Borja le ganó la pulseada a Beltrán y la ausencia de Casco –en lugar ingresó Elías Gómez- se debió a un estado gripal. Una ratificación del camino, entendiendo que es el correcto y que entrar en la vorágine de las modificaciones quita confianza. Entonces, Herrera –que venía reprobado, hizo un partido correcto-; Solari ratificó su valor y el despliegue; Borja volvió a anotarse en el marcador…
Las distracciones en el juego aéreo de los santiagueño generaron el gol de Zuculini y la abultada diferencia terminó por demoler al rival. Desordenado, sin relevos, sin presión y ofreciendo espacios, River explotó todas esas facilidades, aunque careció de puntería y en ocasiones de determinación para estirar aún más las cifras.
La victoria le sobró para hacer olvidar el empate con Arsenal, el sábado con Tigre tendrá que revalidar la levantada para lanzarse como candidato en un campeonato en el que los grandes vienen corriendo desde atrás.