Carlos Bilardo, sentido de pertenencia y look ochentoso: los 15 apuntes en la libreta de Rubén Insua, el DT que le devolvió la paz a San Lorenzo

A los 61 años, con un método que no pasa de moda, el Gallego le insufla esperanza al Ciclón; del Viejo Gasómetro a Zubeldía, del sentimiento a la disciplina

El descenso, el ascenso. La revolución de las canchas, la melancolía de la vuelta. Campeón como entrenador de la Copa Sudamericana 2002: la primera final fue un mágico 4 a 0 sobre Atlético Nacional, en Medellín, con Leandro Romagnoli en modo Maradona. Pasaron dos décadas. Una trayectoria por América del Sur: Ecuador, Perú, Colombia… La nostalgia de la camisa salmón, el recuerdo de una cábala (tan imprescindible como absurda) y, entre tanta vida, el regreso a casa.

A los 61 años, barba de semanas, pelo desordenado, el Gallego recuperó la paz que había perdido San Lorenzo. Insua le devolvió la esperanza, entre empates y un impacto mayúsculo, el zarpazo ante Boca, en el Nuevo Gasómetro. Adiós, pesimismo. No hay secretos: existe una libreta con apuntes. La que guarda Insua y que dice cosas cómo estas…

1. Un DT como los de antes es un romántico de la vieja escuela, parece de otro tiempo. No esconde las formaciones del equipo, saca una figura, pone un juvenil, no se vuelve loco por lo que pueden decir los demás. Arriesga.

2. Logró convertir a San Lorenzo en un equipo competitivo con lo puesto. Dejó el pesimismo estructural, la derrota en serie. Y el triunfo contra Argentinos por 1 a 0, en la Paternal, fue un bálsamo. Con un tanto en el final de un refuerzo que tanto pidió: Andrés Vombergar, un auténtico desconocido en nuestro ambiente. “Vombergar jugó diez minutos nada más, pero en todas las pelotas que tocó tuvo buenas decisiones”, expresó.

3. Los entrenamientos son muy exigentes, son más largos e intensos que los ensayos de Pedro Troglio. Con pelota. Disciplina, rigor y compromiso táctico. No se acaban hasta que no captan la idea.

4. Puntilloso con el control interno, desayunos, almuerzos, el grupo pasa largas horas unido. Más días de concentración. Hubo casos de concentraciones de dos o tres días antes de un partido importante.

Ruben Insua le da indicaciones a Andrés Vombergar, el delantero que ingresó y definió el partido ante Argentinos
Ruben Insua le da indicaciones a Andrés Vombergar, el delantero que ingresó y definió el partido ante ArgentinosPrensa San Lorenzo

5. Los desórdenes internos, más allá del caso Centurión, fueron ajustados. El Gallego sabía de esa situación, antes de arribar. Marginó a Agustín Martegani, a Nicolás Fernández Mercau, cuando los jóvenes dudaron en jugar por ofrecimientos del exterior. “No tiene problemas físicos. El cuerpo médico me dijo que le hicieron otro estudio y no tiene ninguna lesión. Preferiría que hablen con él de ese tema. Tiene el alta, pero le hizo saber a la gente del cuerpo médico y, a través de ellos a nosotros, que está en medio de una negociación. Es comprensible: un jugador joven, cuando tiene varias ofertas del exterior, tiene cierto temor a sufrir una lesión. Veremos qué pasa en el futuro”, llegó a decir públicamente.

6. No convive en un idilio con los referentes: Sebastián Torrico entra y sale, Néstor Ortigoza arrancó como titular, luego quedó a un costado (ahora está lesionado).

7. Valor agregado a los jóvenes. Durante los primeros días, vio la mayoría de los entrenamientos de las divisiones menores. No hay vueltas: es la realidad del Ciclón. Un ejemplo: subió al goleador de la sexta división, Matías Hernández, a primera. Tiene 17 años.

8. Rescata el orden. El legado de Edgardo Bauza en su exitoso paso por el club y, además, la ascendencia que tuvo en su vida deportiva Estudiantes de La Plata. Quedó marcado por la mística de 1 y 57. Cree en el equilibrio entre la disciplina del León y la “rebeldía intelectual” de San Lorenzo. Siente que ese método es la perfección, su ideal futbolero.

9. Cada vez que le preguntan por el estilo, no se esconde: se inclina por Zubeldía y Bilardo, con lo que representan en el fútbol argentino.

10. El sentido de pertenencia. Los pibes, las inferiores, “ser de San Lorenzo”, entender que es un gigante dormido, recuperar el valor del club, lo que significa Boedo en su vida, en la vida de todos.

11. Todas las noches, a las 23, se toma 11 minutos para hacer un repaso de qué se dice, qué se escribe en los medios y en las redes sociales. Qué hablan de San Lorenzo, de él. Y saca conclusiones.

12. En las conferencias de prensa suelen haber imprevistos. Temas que los técnicos pueden esconder. Blanquea las polémicas, pone frases inesperadas sobre la mesa. Dice el equipo, los suplentes...

13. Dos frases lo exponen de cuerpo entero. Dos humoradas (aunque no tanto…). Del crack rosarino al (tal vez) mejor DT del mundo. En una charla con TyC Sports, dejó dos sentencias. Una: “En casa somos muy democráticos, pero al que habla mal de Messi, con mucho cariño y respeto, lo invitamos a retirarse. Dos: “Klopp tiene más facilidades económicas que yo”.

Insua, con la campera de cuero negra, en Barracas-San Lorenzo
Insua, con la campera de cuero negra, en Barracas-San LorenzoFOTOBAIRES/Luciano Gonzalez

14. Cuando se presentó, hace dos meses y medio, no dudó en ser fiel a él mismo. Mantener su esencia. Firme con los refuerzos, prefirió esperar a traer alternativas que no estaban dentro de su órbita. El caso Maroni fue incómodo desde el principio: hoy es titular. El DT insistía en que no estaba en plenitud física, transcurrió un tiempo y es uno de los nombres habituales.

15. Arropado con una campera de cuero negra de algunos años, camina por la Ciudad Deportiva como si fuera su casa. Habla poco, observa todo, mide cada paso. Toma nota a la distancia, como un gerente. “Tenemos que tener un 100 por ciento de compromiso con el escudo

Este domingo, a las 15, el estadio estará casi repleto en el choque con Estudiantes. El Ciclón está a cuatro puntos de los puestos coperos, la meta de Insua, que sabía que la hipótesis del descenso no era una idea descabellada semanas atrás. “Y el año próximo, hay que pelear por el título”, exige. Así, simple, directo, con la barba desprolija, con el pelo revuelto, casi, casi, con el mismo envase de aquellos años ochenta.

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