Boca: Agustín Rossi brilla y rompe récords mundiales con sus penales atajados, pero sabe que tiene los días contados en el club
Salvo que el Consejo reactive las charlas para renovar, perderá su lugar en el equipo en cualquier momento; incómodo, Sergio Romero espera su oportunidad
La misma tarde en la que los representantes del Consejo de Fútbol eligieron no leer la contraoferta del jugador y optaron por dejar trascender un dato falso (ese que aseveraba que Rossi había pedido el doble de lo que había ofrecido el club, cosa que le negaron enfáticamente a este diario allegados al jugador), también corrió el rumor de que no jugaría más hasta junio de 2023, fecha en la que concluye su contrato.
Penales atajados por Rossi en Boca
Pero no fue, ni es, tan fácil de llevar eso a la práctica. Ocurre que el hombre que este domingo cumplió 27 años, demuestra cada vez que sale a la cancha su compromiso por el club con actuaciones destacadas en las que hasta pone en juego su integridad física (sin quererlo, Togni le pateó el antebrazo derecho en una acción que no fue gol de Defensa y Justicia precisamente por el esfuerzo del número 1).
Entonces, ¿cómo excluir del equipo al máximo responsable del triunfo 1 a 0 en el Monumental (única victoria de la era Ameal-Riquelme sobre River en los 90 minutos) y que en la tensa definición ante Corinthians contuvo dos remates? ¿Qué excusa futbolística poner para marginar al arquero que más penales atajó en el mundo en los últimos seis años?
Contando los detenidos en tiempo regular y sumándole las definiciones, Rossi lleva atajados 16 penales con la camiseta de azul y oro. Con esa cifra ya se metió en el podio histórico, solo superado por dos íconos, como Roberto Abbondanzieri (24) y Carlos Navarro Montoya (20), y por delante de Agustín Orion (15), Óscar Córdoba (11) y Hugo Gatti (10).
Si se contabiliza la estadística de toda su carrera, en total le patearon 66 penales. De ellos, 38 terminaron siendo gol, hubo ocho malogrados por los ejecutantes y 20 los atajó. Todo es más valioso si sólo se analizan los últimos 12: solo tres terminaron en gol. De los otros 9, ocho los atajó y el restante fue desviado.
Al mismo tiempo, y sin proponérselo, Rossi se convirtió en una bandera de los hinchas. El “Ole lé, ola lá, Rossi es de Boca, de Boca no se va” que cantó de manera casi unánime la Bombonera (todos menos la barra), luego de que el arquero atajara un nuevo penal el miércoles pasado ante Rosario Central, fue la manera más sana que encontraron los fanáticos de marcarle la cancha a la dirigencia y al Consejo de Fútbol. Según se desprende, entre tantas malas decisiones, el límite es Rossi.
El Consejo de Fútbol se metió, una vez más, en una encrucijada. Porque eligió subir al ring a Rossi, lo expuso al Cabildo Abierto que suele ser el coliseo xeneize, y los hinchas le levantaron el pulgar al arquero.
En ese contexto arribó Sergio Romero. Con escaso rodaje, por una lesión de rodilla derecha por la que fue operado en marzo, y con bajísima efectividad en penales, más allá de aquellos dos tan importantes que atajó ante Países Bajos, en las semis del Mundial 2014.
La incorporación de Chiquito ofrece un contexto al menos curioso: de no haber sorpresas antes de que el mercado de pases europeo cierre el próximo 31 de agosto, a partir del primer día de septiembre Boca tendrá cuatro arqueros profesionales: los mencionados Rossi y Romero, más Javier García, que el domingo ante Defensa resignó su lugar en el banco de suplentes, y el juvenil Leandro Brey, a quien el club de la Ribera le adquirió a Los Andes, como apuesta a futuro, y que se destaca en el campeonato de Reserva.
Entonces, ¿cuándo y en qué contexto debutará el arquero con más presencias en la selección argentina? Por lo pronto, cuando Rossi se revolcaba de dolor por ese choque con Togni, las cámaras de la transmisión del partido enfocaron a Chiquito, que sentado junto a otros compañeros cebaba mate.
Lo cierto es que cada vez que puede, Rossi manifiesta que su intención es quedarse en Boca, y tanto él como su representante están en manos de lo que decida hacer la institución. Es el Consejo de Fútbol el que tiene la potestad de reabrir las conversaciones y llegar a un acuerdo, de abrir el juego y escuchar ofertas (para no dejarlo ir como agente libre en junio del año próximo) o incluso de colgarlo y pagarle el salario actual (“Cobra como el cuarto arquero de Panamá”, graficó su manager) sin darle minutos de juego.
El asunto es que, si se llegase a reabrir la negociación, tal como desea el futbolista y, sobre todo, como manifiestan los hinchas cada vez que Boca juega en la Bombonera, y hay acuerdo, ¿para qué llegó Romero?
Las respuestas las tiene el Consejo de Fútbol.