Un asombroso cambio corona a Jakob Ingebrigtsen en el 5.000
El noruego de 21 años, una joya única del atletismo, se quita la espina de su derrota en el 1.500 para reinar en Eugene con una exhibición de poderío ante los africanos.
El ugandés Joshua Cheptegei tomó el mando (campeón del mundo de 10.000 en Oregón) nada más darse la salida. Primer mil en 2:36.59. Cambió de orden y Kenia a marcar el ritmo con Krop y Kipkorir para un segundo kilómetro a 2:41. A mitad de carrera, Ingebrigtsen se abría mucho... y recogía un bote de agua. Y repitió la acción 400 metros después. 2:47 en el tercero con Kipkorir aún llevando y decidiendo cómo sería la carrera. Por supuesto con la aceptación de los grandes gallos que iban comodísimos esperando el momento de desencadenar la verdadera batalla. La que repartiría los metales.
A falta de los últimos 1.000 metros (el cuarto parcial se completó en 2:42... e Ingebrigtsen tomó el mando a falta de 800 metros. Ampliación de la zancada y espacios vacíos por el grupo por primera vez. El toque de campana tenía a once atletas en pos del oro. Unas barbaridad muy difícil de controlar incluso para un portento como el vikingo africano... que pegó un cambio asombroso para alejarse irremediablemente de sus rivales y cubrir el kilómetro final en 2:23, la última vuelta en 54 segundos y el último 100 en 14.52 tras 4.900 metros en sus piernas para un tiempo final de 13:09.24. La plata fue para el keniano Jacob Krop (13:09.98) y el bronce se lo colgó el ugandés Oscar Chelimo.
La historia de Jakob Ingebrigtsen es la de su familia. Empezando por su padre Gjert. Un estudioso del trabajo físico sin ningún título de entrenador que planificó un estricto sistema para sus tres hijos varones que ha llevado a rajatabla y que, obviando los resultados, es al menos cuestionable. “No me he saltado ninguna sesión en mi vida que mi padre me haya indicado y me han hecho pruebas de lactato en todos mis entrenamiento a intervalos desde que tenía 10 años”, explica Jakob que actualmente corre 182 kilómetros semanales y que con 9 años llegaba a 120 algunas semanas. Y desde los 13 nunca ha bajado de 140. “Con 11 años me levantaba a las 5:30 para hacer una sesión de entrenamiento antes de ir a la escuela”, revela explicando que su estilo de entrenamiento tiene muchas similitudes con la forma de trabajar de muchos países africanos.
Ver el avance del menor de los Ingebrigtsen es asombroso. Con 14 años ya corría los 1.500 en 3:48.37 y el 2.000 en 5:24.41; con 15 en 3:42.44; con 16 en 3:39.92 y antes de su siguiente cumpleaños se convirtió en el atleta más joven de la historia en bajar de los cuatro minutos en la milla (3:58.07) y un mes después hizo 3:56.29; con 17 ya poseía un 3:31.18 en el ‘milqui’, un 13:17.06 en el 5.000 y un 8:26.81, récord europeo Sub-20. Con esa edad también se proclamó campeón de Europa absoluto en Berlín de 1.500 y 5.000... con su hermano mayor Henrik medalla de plata. En 2019 fue campeón indoor de 3.000 y plata en 1.500, y en 2021 ganó sendos oros en 1.500 y 3.000 en el Europeo indoor de Torun. El pasado año se colgó el oro del 1.500 en los Juegos de Tokio y en 2022 logró el récord del mundo de 1.500 en pista cubierta. En 2022 fue plata en el 1.500 del Mundial de pista cubierta en Belgrado, tras el etíope Samuel Tefera, y en Eugene, subcampeón mundial por detrás del británico Jake Wightman... y brillante oro en el 5.000. Todo con 21 años aún...