Reconstruir con humildad
River volvió a mostrarse frágil y débil tras el golpazo de la Copa. Cuando el Muñeco metió cuatro gritos y cuatro cambios, fuimos un poco más presentables pero ya era tarde. Duro 0-2 con Godoy Cruz que obliga a reflexionar.
A eso hay que sumarle que todo el ciclo tuvo un bajón anímico después de un golpe duro, salvo que hubiese un gran objetivo inmediato.
Era previsible sentir el golpe del fracaso en la Copa. Más allá del robo del VAR jugamos una mala serie con Vélez. Está claro, además, que los rivales nos tomaron el pulso, nos presionan la salida y nos dejan sin argumentos porque no ganamos una dividida ni de casualidad. Como ya sabemos, somos muy débiles en el juego aéreo. Los rivales aprietan la salida y si en algún momento de la jugada recuperamos, en lugar de tratar de desequilibrar hacia adelante volvemos a empezar con los centrales, situación aprovechada por el rival para abroquelarse y descansar.
Hay que revisar. Hay que cambiar. Es el momento de entender que ya no somos más que nadie. Hace un tiempo, podíamos decir con orgullo que éramos el mejor equipo del continente. Hoy no somos el mejor del país. Hoy River es irregular, perdió a su gran figura y goleador, al que costará muchísimo reemplazar, y tiene en crisis el sistema de juego. Además, los rendimientos individuales están bajísimos y asoma el desorden y el descontrol. Mala combinación.
Recomendación: volver a fojas cero. Construir desde la humildad. A partir de ahora, tratar de no perder. No ir de 0 a 100 en un segundo, sino ir de a poco. Primero, consolidar la defensa. Después, pelear metro a metro cada partido. A partir de la solidez, recuperar confianza y como paso siguiente reencontrarnos con nuestro juego.
Los dos goles que nos hizo Godoy Cruz deberían ser vistos 50 veces hasta entender que no podemos ser pasivos a la hora de marcar ni mirar a los rivales siempre el número de la camiseta. Los desajustes defensivos son evidentes. Los nombres que no funcionan están tan claros que no serán mencionados por una cuestión humanitaria.
Ahora tenemos un compromiso muy difícil. Barracas Central viene de ganarle cómodamente de visitante a Talleres, equipo clasificado a los cuartos de final de la Copa y por lo tanto mejor que River. Amén del tema arbitral, que más allá de los esfuerzos televisivos por demostrar lo contrario nos viene castigando con ganas, es una final y hay que jugarla como tal: con la guardia alta.
No será fácil la reconstrucción. Hay que poner mucha energía, mucho esfuerzo y mucho trabajo. El Muñeco tendrá que volver a empezar, volver a las fuentes como cuando llegó hace ocho años para cambiarnos la vida. Hoy tiene más experiencia pero necesitará aquella energía y motivación. Tampoco será fácil para él porque el desgaste es grande. Está claro que los árbitros vienen provocando a River, cobrando cosas absurdas. Sólo hay que ver todos los partidos para advertirlo. Hoy debió ser expulsado González Pirez y como no lo hicieron echaron mal al final a Aliendro. Más allá de eso, el árbitro dejó que Godoy Cruz hiciera todo el tiempo posible y sólo dio cinco minutos de adición. Hubo no menos de cuatro situaciones de jugadores caídos pidiendo atención. No cambiaba nada, pero todo tiene que ver con todo. River viene juntando mierda y un día va a estallar.
En medio del caos, el control. Cuando la cosa viene torcida, hay que estar todos juntos, ayudar al compañero y tratar de construir desde la humildad. Espalda con espalda, pelear partido a partido para sacar esto adelante. Humildad y trabajo. Humildad y trabajo. Humildad y trabajo. No queda otra. Sin grandes pretensiones porque no estamos para tirar manteca al techo.
Es una época difícil. Hay que apretar los dientes. No queda otra. Los de afuera también tenemos que hacer un poco de memoria y recordar, después de tanta dulzura, que en las malas mucho más.