Ni San Lorenzo, ni Vélez ni Racing: nadie quiere a Centurión
El mediocampista sigue en conflicto con el Ciclón, los clubes dueños de su pase lo quieren lejos y no se sabe qué será de su futuro. Su carrera llena de conflictos.
¡Tan lejano parece aquel momento en el que Ricardo Centurión era solamente un futbolista habilidoso que llamaba la atención de todos! Hoy Ricky casi ruega en sus redes sociales poder volver a jugar. Y ruega porque vive una situación imposible: no lo quiere San Lorenzo, el que apostó hace meses por él y le envió un telegrama de despido; no lo quiere Vélez, el dueño de sus derechos federativos; no lo quiere Racing, propietario del 50% de sus derechos económicos. Y nadie se pelea por él. Ni siquiera sabiendo lo que puede dar en la cancha. Nadie lo reclama, ¿nadie lo quiere?
Los comienzos del volante surgido del Tita Matiussi fueron prometedores. Sus goles y gambetas lo llevaron al Genoa de Italia, donde no pudo asentarse. Pero a su regreso por Avellaneda logró ser importante en el equipo de Racing que en 2014 fue campeón de la mano de Diego Cocca.
Ese logro le permitió emigrar otra vez, esta vez a San Pablo donde fue abrazado y contenido por el Patón Bauza, pero tampoco se afirmó. Sin embargo, le llegó la chance de cumplir el sueño de jugar en el club de sus amores: Boca. A los pocos meses de su llegada al club, en 2016, comenzó a ser noticia por cuestiones muy alejadas del fútbol. Primero, fue el protagonista de un choque múltiple con tres autos con su BMW, dejó tirado el auto y huyó. Terminó siendo imputado por la Justicia por lesiones culposas.
En 2017 se conoció un video, grabado en el pasillo de un hotel, en el que no podían contenerlo porque supuestamente estaba ebrio en la previa de un amistoso con River que se jugó en Mar del Plata. El Millonario le ganó aquel Superclásico por 2 a 0, dejando a Ricky aún más expuesto.
En mayo de ese mismo año Centurión fue denunciado por su exnovia, por violencia de género, en la Comisaría de la Mujer y Familia de Quilmes. La expareja del futbolista lo acusaba de haberla ahorcado y astillado tres dientes producto de los golpes.
A pesar de los conflictos y la grave denuncia de su expareja, Boca había decidido hacer uso de la opción de compra -había tenido buenos partidos y había sido campeón con el club- y quedarse con la ficha completa de Centurión, pero otra vez su indisciplina le impidió quedarse. Una pelea en un boliche de Lanús del que terminó yéndose custodiado, la noche previa a la firma, hizo que la dirigencia xeneize desistiera.
En su regreso a Racing, luego de un nuevo pasó frustrado por Italia, Centurión no se calmó y tuvo problemas de todo tipo: fue demorado por conducir ebrio, pasar un semáforo en rojo e intentar sobornar a un policía que además lo grabó. Se perdió un partido del campeonato, según contó Victor Blanco, porque “tomó demasiado”. Dentro de la cancha, se peleó con Enzo Pérez el día de la eliminación de la Libertadores 2018 a manos de River y meses después, frente al mismo rival, empujó a Eduardo Coudet, su técnico, mientras le daba indicaciones. El club lo bajó a Reserva y ahí también tuvo problemas: se peleó con un juvenil. Una vez más, la apuesta había fracasado.
Luego de un paso por San Luis de México, en el que jugó poco y también tuvo problemas con su entrenador, fue Vélez con Gabriel Heinze en el banco el que le dio la confianza de volver al fútbol argentino. Primero a préstamo por seis meses y luego, en junio de 2020, el Fortín adquirió la mitad de su pase, seducido por un rendimiento aceptable y un comportamiento controlado por el DT. Pero a fin de año, Centurión y otros compañeros fueron formalmente imputados por abuso sexual en una fiesta (tiempo después todos fueron desvinculados de la causa).
Fue también durante su estadía en Liniers que la vida le dio otro golpe duro: la muerte de su novia Melody -era cardíaca-, que lo llevó a momentos de angustia y depresión.
Ya sin lugar en Vélez, fueron San Lorenzo (idea de Matías Lammens) y Pedro Troglio quienes pensaron que podían encaminar la carrera de Centurión. El futbolista recibió la 10 del Ciclón y su llegada entusiasmaba a los hinchas. Los malos resultados hicieron que se alejara primero el entrenador y luego que Ricky perdiera su lugar. El mediocampista comenzó a ausentarse sin aviso cada vez con mayor frecuencia hasta lo separaron del plantel. Y ahí empezó el conflicto que se extiende hasta hoy.
Hace un par de meses, en mayo, el futbolista mostró en sus redes sociales que se presentaba a entrenar a pesar que el club no le daba la ropa necesaria. Del lado del Ciclón, dieron inicio a las negociaciones para rescindirle el contrato y los problemas crecieron. El futbolista sostiene que sus ausencias se debían a la falta de pago y el club dice que le abonó todo hasta el momento en que Ricky empezó a incumplir con sus obligaciones. En las últimas horas, la institución le mandó el telegrama de despido: todos los caminos parecen conducir a un juicio laboral.
Al mismo tiempo, San Lorenzo entró en un tire y afloje con Vélez -dueño de la mitad de su pase y los derechos federativos. El Ciclón no quiere pagar por este semestre en el que no lo usa, Vélez no acepta la devolución y exige que se respete lo pactado y San Lorenzo se haga cargo de la deuda. ¿Racing? El poseedor del otro 50% del futbolista no quiere saber nada. Encima, Defensa, que se había mostrado interesado, eligió no contratarlo.
Así está hoy Ricardo Centurión, con un pasado lleno de clubes y técnicos que confiaron en él y un futuro incierto. Sus actos de indisciplina, obviamente, le juegan en contra. Le cortan la carrera. ¿Volverá a jugar? ¿Quién se animará a apostar por él?