La oposición brasileña pidió que se investigue a Jair Bolsonaro luego de una nueva crítica del presidente al sistema de votación
El presidente utilizó una reunión con diplomáticos de EEUU y la UE para atacar el proceso electoral
La demanda, presentada por una decena de legisladores, se refiere a una reunión realizada este lunes por Bolsonaro con embajadores de unos 40 países, a los que recibió en su residencia oficial para insistir en su campaña de descalificación de las urnas electrónicas que se usan en el país desde 1996, sin que desde entonces haya habido una sola denuncia de fraude.
“El sistema es completamente vulnerable”, dijo a unos 40 diplomáticos invitados a su residencia en una sesión informativa sin precedentes, tres meses antes de las elecciones generales.
“No se puede permitir que se utilice el cargo de Presidente de la República para subvertir y atacar el orden democrático, crear el caos y desestabilizar a las instituciones”, dice la demanda.
También se acusa a Bolsonaro de hacer uso de la estructura del poder público en forma ilícita, de propaganda electoral anticipada, de abuso de poder político y económico y de atentar contra el Estado democrático de Derecho.
En su exposición ante los diplomáticos, Bolsonaro formuló duras críticas al Tribunal Superior Electoral (TSE) y acusó a sus miembros de “conspirar” para favorecer en las elecciones de octubre próximo al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito para ganar unos comicios en los que el líder de la ultraderecha busca su reelección.
También volvió a descalificar el sistema electrónico de votación, apoyado en supuestas pruebas de “irregularidades” en las elecciones de 2014 y 2018, ya investigadas y descartadas tanto por la Justicia como por la Policía Federal.
Los diplomáticos que asistieron incluyeron a los enviados de Estados Unidos, la Unión Europea, Francia, España y Portugal, parte de los 50 embajadores invitados de entre 127 naciones que tienen misiones en Brasilia. La vecina Argentina no fue invitada.
La cita con los embajadores generó una enorme ola de críticas al gobernante, tanto en toda la oposición como en la Justicia electoral y el Parlamento, que defendieron a las instituciones brasileñas ante lo que llegó a ser considerado como un “ataque a la democracia”.
El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, afirmó en una nota oficial que “el Parlamento, cuya composición fue electa por el actual y moderno sistema electoral, tiene la obligación de afirmar que las urnas electrónicas darán al país el resultado fiel de la voluntad popular, sea cual sea”.
También reaccionó con firmeza el presidente del TSE, Edson Fachin, quien sin nombrar a Bolsonaro, sostuvo que ese organismo “no puede tolerar acusaciones de fraude o mala fe” y sostuvo que el país le debe “dar un basta” al “inaceptable negacionismo electoral”.
Bolsonaro ya es objeto de una investigación en el Supremo por su dura campaña contra las urnas electrónicas, a la que se lanzó a mediados del año pasado, cuando todas las encuestas comenzaron a señalar a Lula como claro favorito para las próximas elecciones.
Según la oposición, esa campaña, en la que cuenta con el respaldo de algunos sectores de las Fuerzas Armadas y los grupos de ultraderecha que le apoyan, podría esconder la supuesta intención de desconocer el resultado de los comicios en caso de que Lula se imponga.
Hasta ahora, ese es el escenario que dibujan todas las encuestas, según las cuales el candidato progresista cuenta con cerca del 45% de las intenciones de voto, frente al 30% que tendría Bolsonaro, quien llegó al poder en 2018, en unas elecciones realizadas con el mismo sistema electrónico que ahora considera fraudulento.