Kyrgios supera a Tsitsipas en un partido esperpéntico

Kyrgios elimina a Tsitsipas en un partido polémico en el que mantuvieron un intenso pique. Tsitsipas lanzó un pelotazo a la grada y otro al propio Kyrgios.

Marco González
As
Los dos chicos malos del circuito ATP, bad boys que dirían en el All England Tennis Club por el gran número de enemistades que se han ganado dentro y fuera de la cancha en los últimos años, se dieron cita en la tercera ronda de Wimbledon, en un partido en el que la sangre no llegó al río por poco... Y es que el pique que protagonizaron sobre el verde Nick Kyrgios y Stefanos Tsitsipas alcanzó unas cotas de tensión nunca vistas entre ambos: bolas fuera del estadio, insultos, gestos antideportivos, pelotazos a la grada, pelotazos entre ellos... Un esperpéntico repertorio en el que el australiano, todo un experto cuando el ambiente se caldea, salió victorioso para eliminar a uno de los principales favoritos al título, que venía de ser campeón sobre la hierba de Mallorca: 6-7, 6-4, 6-3 y 7-6(7) en 3h y 11 minutos de intensa batalla.

En el primer set imperó la ley del saque. Ninguno de los dos mostró debilidad con el servicio, sobre todo un Kyrgios que sólo cedió cuatro puntos con su servicio en toda la primera manga, por lo que la igualdad se rompió en el tie-break. Ahí Tsitsipas le hizo mucho daño al australiano, igual que en otros tramos del encuentro, con el revés cortado y, haciendo valer la efectividad que este año acumula en los juegos de desempate, dio el primer golpe al duelo. El segundo set llevaba el mismo camino cuando, en el noveno juego, Kyrgios salvó el break después de tener un 40-0 a su favor. Eso espoleó su mejor nivel, por lo que en el saque del griego, el australiano consiguió la rotura en su primera y única oportunidad de break hasta el momento.

A partir de entonces, la locura se apoderó de Tsitsipas, de Kyrgios y del partido, con una secuencia surrealista. En el descanso entre segundo y tercer set, el griego soltó un pelotazo que impactó en una persona del público. Con el reglamento en la mano, al estilo de lo que le sucedió a Djokovic en el US Open cuando propinó un bolazo involuntario a una jueza de línea, debió ser descalificado. “¿Eres estúpido? ¿Cómo puedes tirar una pelota a la grada, darle a alguien y no ser descalificado? ¿Tiene que salir herido para que le descalifiques?”, le increpó Kyrgios al impasible juez de silla. El partido continuó como si nada...

Fruto de la rabia y la frustración, Tsitsipas siguió cavando su tumba. Totalmente descentrado, después de que Kyrgios se apuntase un ‘ace’ con un saque de cuchara entre las piernas, el ateniense fue a buscarle descaradamente para pegarle un pelotazo. En un primer remate no lo consiguió. En la segunda volea, sí. Kyrgios no tardó en cobrarse venganza con un punto que venció favorecido por el toque de la cinta. Lejos de pedir perdón, celebró con una reverencia hacia el público. La tensión se cortaba con un cuchillo y ahí Kyrgios supo moverse como pez en el agua para, con un juego directo y un 81% de puntos ganados con primer saque, resolver el choque en un tie-break dramático en el cuarto set en el que encadenó tres puntos seguidos (salvando una opción de quinto set del griego) para sellar la victoria. “Tengo el máximo respeto por él”, dijo Nick en la entrevista postpartido tras saludarse en la red con Tsitsipas contra todo pronóstico. El oceánico vuelve a unos octavos de final de un Grand Slam que no pisaba desde el Open de Australia en 2020. Está motivado, en su escenario favorito y se divierte. Vuelve a ser peligroso...

Fritz y De Miñaur van en serio

En el resto de la jornada, victorias importantes, por el dominio y buen juego, de dos tenistas que empiezan a ganar muchos enteros como outsiders: Taylor Fritz y Alex de Miñaur. El estadounidense (14º), que parece haber recuperado esa gran versión que le llevó a su primer título de Masters 1.000 a principios de temporada en Indian Wells a costa de Rafa Nadal, se deshizo con solvencia de Alex Molcan en tres sets: 6-4, 6-1 y 7-6(3). Se medirá en octavos de final con el sorprendente Kubler, australiano que viene de eliminar a un sacador como Sock.

Por su parte, De Miñaur (27º) hizo los deberes ante el británico Broady, que se había plantado en tercera ronda como número 132 del ranking, para sellar su pase a la siguiente ronda por la vía rápida: 6-3, 6-4 y 7-5. Allí le espera el chileno Cristian Garín (verdugo de Brooksby), especialista en tierra batida que está cuajando una gran participación en este Grand Slam londinense.

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