Independiente: por qué todo lo malo que podía pasar ocurrió y la crisis puede agravarse aún más, con Moyano o sin él
Durante una asamblea de socios, simpatizantes que reclamaban elecciones en el club se enfrentaron con los efectivos de la seguridad; se canceló el partido con Atlético Tucumán
Durante algo más de una hora de furia, la manzana donde se encuentra la sede de la entidad, con la entrada principal en Avenida Mitre y otra posterior por la calle General Levalle, fue escenario de disturbios con cruce de piedras y botellas de un lado, y respuestas con gases lacrimógenos, balas de goma y bombas de humo del otro, cuyo saldo por fortuna arrojó solo algunos heridos leves.
La imagen de Moyano casi huyendo en un coche que ingresó a buscarlo hasta el interior del gimnasio Bottaro, escoltado por miembros de su seguridad y después que la policía tuviera que emplearse a fondo para despejar la zona recordó la de tantos otros dirigentes que terminaron su vida política en situaciones semejantes y explica a las claras el caos institucional, económico y deportivo que sacude al Rey de Copas.
Todo lo ocurrido era predecible. El miércoles, el titular de la entidad había dicho que “no estaban dadas las condiciones para que haya elecciones”, tras lo cual Fabián Doman, candidato a presidente en esos comicios, había advertido de la posibilidad de “batalla campal”. Cabe recordar que las urnas no se abrieron en su día porque la Junta Electoral entendió que la lista que encabeza el conductor televisivo no reunía las condiciones que determinan los estatutos del club, lo que dio lugar a una judicialización que incluyó con recursos de amparo, medidas cautelares y fallos en sentido contrario y dilataron la solución definitiva.
La chispa que hizo estallar la situación frente a la sede del Rojo fue la decisión de la directiva de blindar el edificio para la realización de una asamblea cuyo interés excedía largamente su motivo original y que llegó rodeada de todo tipo de irregularidades. Tanto los socios como los medios de prensa vieron limitada su presencia. Para quienes abonan la cuota del club se abrió una supuesta lista (no se informó ni cuál era el método para anotarse ni el modo de elección) que permitió el ingreso de un centenar de personas, prácticamente todas adictas a las filas moyanistas. Por su parte a los medios se les otorgó apenas una veintena de pases y se prohibió el ingreso de cámaras de televisión.
Todo empezó a torcerse desde muy pronto. La gente que se fue acercando comenzó sorprendiéndose y dejando sentir su enojo frente a la numerosa concentración de fuerzas de seguridad que rodeaba la sede del club: “Nosotros no pedimos custodia policial”, fue el cántico elegido para manifestarlo. Varios socios intentaron carnet en mano que le abrieran el paso a las instalaciones, sin éxito alguno, y cuando un nutrido grupo decidió dirigirse a la puerta de la calle Levalle, punto de entrada y salida de los dirigentes, estalló la batalla. Superiores en número, los hinchas comenzaron una discusión cara a cara con los efectivos apostados en ese sitio, varias vallas cayeron al suelo y de ahí a la agresión solo hubo un paso.
Mientras tanto, en el interior, con muchas sillas vacías y con el sonido de fondo de los insultos que llegaban desde la calle –los mismos que desde hace meses pueden oírse en cada partido que se juega en el estadio del Rojo–, la asamblea siguió su curso. Solo cuatro de los 28 miembros originales de la comisión directiva de la institución ocupaban el estrado: Hugo Moyano, Héctor Maldonado, secretario general y mano derecha del dirigente camionero, el tesorero Atilio Bouza y el revisor de cuentas Daniel González. El cónclave duró poco más de media hora, y acabó con la aprobación del presupuesto y el retiro en masa de los representantes de la oposición presentes en el acto.
A partir de ese momento, y en cuanto en el exterior se supo que Moyano y Maldonado estaban a punto de partir se desató la hecatombe que culminaría una hora más tarde. “Todo lo que ocurrió fue un bochorno. No hay grito más democrático que el de pedir elecciones y con el clima que existe no se le puede decir a la gente que no están dadas las condiciones”, opinó Doman minutos después de que volviera la calma a las calles de Avellaneda. Sin embargo, resulta dificultoso predecir si será el siguiente capítulo de esta serie.
El próximo miércoles está prevista una reunión de la Junta Electoral con las tres candidaturas autorizadas a participar en los comicios: las de Moyano, Doman y Claudio Rudecindo. De ella debería surgir una nueva fecha de comicios relativamente cercana, aunque todavía no puede descartarse que el oficialismo decida apelar el fallo de la Sala III del juzgado de Lomas de Zamora que la semana pasada dio vía libre a la lista que encabeza Doman. El jueves por la noche, la Agrupación Independiente, que sostiene al moyanismo, aseguró que no se daría ese paso, pero su nivel de representación del pensamiento del presidente es como mínimo y dudoso.
Entretanto, y tras los hechos de anoche, el APREVIDE tomó la prudente determinación de suspender el encuentro que el Rojo debía disputar hoy ante Atlético Tucumán. A la olla hirviente que es hoy Independiente no es aconsejable sumarle la tensión de un simple partido de fútbol.