De El Plan al año maldito: Alpine y el desgaste de la figura de Fernando Alonso
Los fallos de fiabilidad del motor provocan el descontento del bicampeón del mundo, que explota de modo recurrente en la radio; la tensión con el jefe de equipo Otmar Szafnauer
Con 23 puntos menos que su compañero de garaje Esteban Ocon, la paciencia empieza a convertirse en una virtud que se consume en Alonso. Decisiones estratégicas erráticas, desatenciones imperdonables en una actividad en la que los pequeños detalles marcan gigantescas diferencias, un motor que se ahoga… una combinación de desastres que desata la furia del asturiano y que explotan en las comunicaciones de radio con su ingeniero. “Perdimos otra vez… Cuatro puntos. Podríamos haber terminado… ¿sextos, séptimos? Porque [Daniel] Ricciardo estaba delante. No tengo palabras, tíos. Hay cosas muy difíciles de entender esta temporada. Intentemos tener una segunda mitad mejor”, la desazón que transmitía la voz de Alonso, que en Red Bull Ring tuvo que ensayar dos detenciones consecutivas, porque el neumático delantero izquierdo no quedó ajustado luego del segundo pit-stop y el piloto experimentaba las vibraciones. “Box otra vez”, el lacónico mensaje, sin mayores detalles, una jugada inteligente para evitar una posible sanción de la Dirección de Carrera.
La carrera en Austria fue una secuencia de infortunios: tres días, tres lamentos. Con pretensiones de clasificarse entre los seis mejores, un daño en el piso durante la Q3 le impidió medirse con los mejores. Era el inicio del calvario: el deseo de avanzar en la Carrera Sprint quedó dinamitado porque el auto nunca se encendió. “Otro problema en mi auto, pero no sé, la fiabilidad creo que es buena, o al menos el auto de Esteban Ocon siempre va bien. Este año me siento probablemente en mi mejor nivel de pilotaje, también gracias a la experiencia. Tal vez estoy al nivel de 2012 y tengo unos 20 puntos, es increíble. Quizás perdimos 70 puntos, supongo que unos 60, si contamos todos los abandonos por mala suerte o por fiabilidad, por lo que está siendo una temporada muy rara”, la disconformidad que relató ante los micrófonos de DAZN el español, que todavía tendría que soportar los contratiempos de la carrera del domingo, en la que avanzó desde el último puesto y se retrasó al 10mo, por el error de los mecánicos al ajustar el neumático.
“Cosas como las que sucedieron el sábado ante de la Carrera Sprint le puede suceder a cualquiera. No es un problema de Alpine. No sabemos qué causó el problema, pero todo indica que fue un problema de centralita, que es una pieza que no diseñamos, sino que compramos”, refutó Szafnauer las teorías de un fallo de Alpine, aunque días más tarde, luego de que se analizaran los elementos el rumano debió rectificarse: “Pensamos que era un fallo de la ECU (Unidad Electrónica de Control), lo llevamos a la fábrica y pudimos reproducir el problema y era en una caja que alimenta la ECU”.
Con el estreno de la temporada empezaron los contratiempos para Alonso. El noveno puesto en Bahréin tuvo primero una feroz batalla con Ocon –el español sufrió con la degradación de los neumáticos- y luego el equipo detectó un problema en el motor. La segunda escala, en Arabia Saudita, lo descubrió con un nuevo motor de combustión por un problema de sellado en la unidad de potencia. El abandono, cuando marchaba sexto, también significó la primera pérdida de un motor en Alpine. La falta de rendimiento en la qualy en Australia lo retrasó al 10mo puesto de la grilla; el final fue previsible: 17mo y último entre los clasificados.
Un trompo de Mick Schumacher provocó un agujero en el pontón y apuró el abandono en Imola; una sanción de 10 segundos en Miami –se salteó la Curva 14 y aunque devolvió la posición al marcar el récord en el sector donde cometió la falta impidió que el equipo presentara pruebas- lo hizo caer del 9no al 11mo puesto; un malentendido con su ingeniero le impidió superar la Q1 en Barcelona, por lo que optó por cambiar el motor, penalizar e intentar un avance: vio la bandera a cuadros 9no. La visita a Azerbaiyán lo tuvo enfrascado en otra polémica con su ingeniero, que terminó por imponerse –Alonso quería ingresar a boxes con un Virtual Safety Car- y el español finalizó 7mo.
La estupenda qualy en Montreal, clasificándose segundo de Max Verstappen (Red Bull Racing), resultó una mejoría efímera: las proyecciones de finalizar en el podio se esfumaron cuando el motor empezó a resentirse y la defensa sobre Valtteri Bottas (Alfa Romeo) culminó con una penalización de 5 segundos que lo hizo caer al 9no escalón del clasificador. “La suerte no acompañó, como es habitual, y el problema del motor otra vez en mi auto la verdad es que duele. A partir del giro 20 tuvimos problemas con el sistema de recuperación energía del motor que cortaba el KERS al final de las rectas”, comentó un frustrado Alonso.
La renovación del contrato con Alpine quedó en espera. Las expectativas para 2023 y cuáles serán los siguientes pasos del proyecto de la escudería son respuestas que Alonso desea escuchar antes de continuar las negociaciones. “Me siento como en casa, pero no es garantía de seguir”, afirmó, quien en abril pasado apuntaba a que sólo dejaría la butaca cuando otro piloto lo superara en habilidad y velocidad. El deseo del bicampeón encontró una barrera en el pensamiento de Szafnauer, que en los últimos días elogió públicamente a Piastri: “Todavía no tomamos una decisión sobre el segundo piloto para la próxima temporada, pero Oscar ya tiene potencial para la F.1. Está con nosotros desde este año, asiste a todas las reuniones informativas con los ingenieros y, lo que es más importante, ayudó a desarrollar el auto. No tengo ninguna duda de que está listo”.
En la pista y en el garaje, Alonso sufre el Plan y el sueño de que su estrella reluzca empieza a ensombrecerse en Alpine.