Crisis política en Italia: cuáles son los posibles escenarios tras la caída de la coalición de Gobierno
El panorama es incierto en la tercera economía europea luego de que el presidente Sergio Mattarella rechazara la dimisión de Mario Draghi
Draghi presentó su dimisión este jueves, después que el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), un socio clave de la coalición de gobierno, no participó en un voto de confianza sobre un decreto clave. Tras la sesión parlamentaria, el primer ministro reunió a sus ministros para informarles sobre su dimisión, y luego se trasladó al Palacio del Quirinale para oficializar su renuncia al presidente. Sin embargo, Mattarella se negó a aceptarla y lo instó a buscar apoyos en el Parlamento.
“El presidente de la República no ha aceptado la dimisión y ha invitado al presidente del Gobierno a presentarse en el Parlamento para dar explicaciones y para que se haga en esa sede una valoración de la situación que se ha creado tras los debates de hoy en el Senado”, señala un comunicado de la Jefatura del Estado.
Pese a la falta de respaldo del M5S, el problema del Gobierno no es una cuestión numérica, ya que aún cuenta con la cantidad de apoyos necesarios para seguir adelante. El problema es político. Draghi ya había avisado de que no gobernaría sin el M5S, a pesar de que su salida de la coalición no impedía su continuidad.
El último cortocircuito entre Draghi y el líder del M5S, Giuseppe Conte, su predecesor en el cargo, fue un decreto con ayudas contra la inflación que el partido ve “insuficiente” y que critica por incluir medidas como la financiación de una incineradora de basuras para Roma. Pero los desencuentros dentro de la coalición gobernante vienen de antes, y se acentuaron a raíz de los recelos del M5S de seguir armando a la resistencia ucraniana en el marco de la invasión rusa.
El hecho de que el M5S no haya votado la moción de confianza sobre el mismo Gobierno del que forma parte, para muchos reflejó su deseo de pasar a la oposición y tratar de recuperar el electorado perdido tras los últimos batacazos en las urnas y de cara a la inminente campaña electoral.
La coalición de unidad, que está al frente del Gobierno desde febrero de 2021, este jueves se dividió entre los partidos que instaron a Draghi a permanecer en el cargo y los que llamaron a unas elecciones anticipadas. Naturalmente los próximos comicios se deberían desarrollar en marzo de 2023.
Entre los bloques que pujan por la permanencia de Draghi están el Partido Demócrata (centroizquierda), “Italia Viva”, de Matteo Renzi, y Juntos por el Futuro, la escisión del M5S liderada por el actual ministro de Exteriores, Luigi Di Maio.
El líder del Partido Demócrata, Enrico Letta, instó al primer ministro a acudir al Parlamento para “verificar” si puede seguir en el Gobierno, una opción que nadie descarta porque la dimisión de Draghi no iba acompañada del epíteto “irrevocable”.
“Creo que en este momento sería muy importante la continuidad del Gobierno”, indicó Letta, quien también advirtió la repercusión a nivel europeo: “Si el Gobierno de Draghi cae, Italia será el tercer país, después de Francia y Gran Bretaña, en entrar en una situación de profunda dificultad”.
El ultraderechista Matteo Salvini, también en la coalición y líder de La Liga, se inclina por un llamado anticipado a elecciones. En esa línea, la más interesada en acudir a las urnas antes de tiempos es la jefa de los ultras Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, que como única oposición a Draghi hasta la fecha es la que más crece en todos los sondeos, situada ya como primera fuerza del país en la mayoría de ellos.
Ante este panorama, la mayor beneficiada con unas elecciones anticipadas es la ultraderecha. “Hermanos de Italia” hoy cuenta con cerca del 25% del respaldo en los sondeos. En caso de no haber una reforma de la ley electoral, y si la coalición de derechas permanece unida (La Liga, Hermanos de Italia y Forza Italia), el próximo gobierno quedaría en sus manos.
Unas elecciones anticipadas deberían celebrarse después del verano europeo.
Esta crisis política no llega en un buen momento para Italia, un país que, al igual que muchos europeos, está sufriendo una preocupante escalada de los precios energéticos, con la inflación disparada y en plena estrategia para diversificar y acabar con la dependencia del gas ruso tras la invasión de Ucrania.
Solo con los rumores de dimisión, la Bolsa de Milán se desplomó este jueves un 3,44% al cierre y la prima de riesgo tocó los 225 puntos.