Boca fue para atrás
La interna del plantel con el Consejo y Riquelme se vio en la cancha: un equipo sin alma, la banca de Rojo a Izquierdoz... Hasta los técnicos pifiaron mal. ¿Y ahora?
A ver: ¿podía jugarse mal? Sí, claro, pero no tanto. No es fácil reponerse de una eliminación como la que se sufrió frente al Corinthians y admitir que el 5 de julio se te terminó el semestre (cinco días duró) y el año. Pero más difícil es jugar como lo hace San Lorenzo, en medio de un caos institucional, político y económico. Y ahí estaban los cuervitos metiendo como si fuera el partido de sus vidas. Enfrente, Boca jugó en puntas de pie. Con el freno de mano puesto. Lento, previsible, sin ninguna ambición. Derrotado, sin confianza. Sin sangre y sin alma. Demasiado obvio que estaban yendo para atrás.
¿Pruebas? Acá van. San Lorenzo hacía siete meses no ganaba de local y ocho años que no vencía a Boca en el Bajo Flores. Boca casi no le pateó a Torrico, un arquero casi retirado que pelea el puesto mano a mano (es un decir) con Batalla. Fabra se hizo amonestar después de protestarle mil veces al juez. Rojo hizo un penal y más tarde, ya a los 50', quiso que lo echaran en un atentado brutal contra un pibito de San Lorenzo, pero Espinoza no le dio el gusto ni con el Var. Rossi se tiró para el otro lado en el penal, pero es tanto el miedo que infunde que igual Bareiro lo erró. Benedetto no pateó al arco, perdió casi todas las pelotas y ni siquiera se calentaba cuando se la sacaban: volvía al trote. Pol Fernández erró más pases que los que hizo. Ramírez no tocó la pelota, aunque bueno... De Ramírez, el jugador que según Riquelme juega bien todos los clásicos, el que erró el penal contra el Corinthians con el pecho helado, se puede esperar cualquier cosa. Y Zambrano... Bueno, acá ya entra la parte que es responsabilidad del Consejo de Fútbol: nadie es tan idiota como para creer que Ibarra lo puso al peruano por considerar que es mejor que Izquierdoz. No. Ningún interino saca al capitán a menos que se lo pidan.
Al equipo lo dirigió el Consejo como hace un tiempo, cuando los clubes se quedaban sin técnico, dirigía la Subcomisión de Fútbol. Los pibes que estén leyendo esta columna seguramente no lo vieron nunca, pero existía de verdad. Se juntaban el presidente con un par de dirigentes más, armaban el equipo y lo mandaban a la cancha sin más. La otra evidencia de que dirigió el Consejo es que entró Orsini y no Vázquez. ¿A quién se le ocurre? Aunque esto también es achacable al trinomio técnico yendo para atrás: sólo así se puede elegir a Orsini y sólo así se puede hacer la barbaridad que hicieron con los cambios. Boca terminó 4-2-4 con Pol y Romero de doble 5, dos wines, dos 9 (bah, ¿Orsini qué es?) y el equipo jugó siempre en inferioridad. Los que atacaban no bajaban, los que defendían no subían, había 80 metros entre el 2 y el 9...
¿Cómo es posible hacer un gol si están yendo para atrás? Bueno, el gol lo hizo Rojo sólo porque quería correr 40 metros, sacarse el brazalete, dárselo a Izquierdoz -el verdadero capitán de este equipo- y pegarle un abrazo al tipo más noble y respetado de Boca, al tipo corrido por jugársela por todos, por defenderlos a todos. Sólo le faltó a Marquitos hacer el Topo Gigio frente a un palco, pero el destinatario no estaba, así que no tenía sentido.
Este es el caos creado por Riquelme. Este Boca en el que por primera vez en muchos años se habla de deuda con el plantel. ¿Qué hacen con la guita, muchachos? Porque jugadores no compran, Bomboneras no construyen... Y esa patraña de instalar que los jugadores son mercenarios que juegan por la guita es humo para los estúpidos que tienen dos dedos de frente. ¿O Román no se fue de Boca porque exigía que le pagaran el contrato en dólar billete?
Lo grave de todo esto es que no tiene solución fácil. Si los jugadores hubieran ido para atrás contra el técnico, se lo cambia y listo. Pero acá están de culo contra el (vice)presidente y sus secuaces. Y eso ya no es tan fácil de cambiar. Un plantel contra la máxima autoridad. ¿Van a echar a todo el plantel? Román Juniors, un equipo con miles de adeptos -sobre todo en la industria del termo- perdió con uno de los peores San Lorenzo de la historia. Y esto no les quita ni un poquito de mérito a los pibes del Ciclón, que lucharon contra sus propias limitaciones, se jugaron la vida y ganaron tres puntos que van a necesitar el año que viene, cuando peleen el descenso.