Boca, cada vez más lejos de la Copa
La historia dirá que Boca quedó eliminado en los penales. Error: quedó eliminado en el penal que falló Benedetto en el partido. Otra Libertadores que se va. Otra que se va en octavos. Estamos cada vez más lejos.
Porque en la historia, por supuesto y como corresponde, quedará asentado que Boca quedó eliminado frente a Corinthians en la tanda de penales, pero la realidad es que se despidió de la Libertadores 2022 a los 31 minutos del primer tiempo, cuando Darío Ismael Benedetto, el adorado 9 que cumplía 100 partidos en el club, sacudió el arco con un disparo violentísimo y erró ese penal. Boca podría haber pasado a ganar el partido y liquidarlo de contragolpe frente a un equipo brasileño flojo y lleno de suplentes que sólo llegó a la Bombonera a aguantar. ¿Contrafáctico? Sí, totalmente. Pero habría sido el desarrollo lógico, en el cual Villa & Cía se hicieran un festival. En cambio, aparecieron la desazón, y el nerviosismo, y los malos presagios, y la desconfianza, y la incertidumbre. Boca ya no fue el mismo desde ese penal errado, sintió el impacto, se llenó de angustia, se nubló y durante todo el segundo tiempo no pudo entrar. Obnubilado, mentalmente derrotado por ese penal.
Podría haberlo ganado después, claro, porque tiene un arquero monstruoso que atajó dos penales y arañó dos más. Pero otra vez Benedetto erró el suyo, el decisivo, el que ponía a Boca en cuartos de final. ¿Quién no se acordó de Palermo? Todos. Ahora, en este punto, ya hay una responsabilidad compartida. ¿Por qué Battaglia le dio un lugar en la tanda? Estaba claro que no era la noche del Pipa, que la pelota no iba a entrar aunque pateara sin arquero porque ya había perdido la confianza en sí mismo, la frialdad de verdugo que lo caracteriza. Y de hecho no debió haber pateado en el partido: el encargado siempre es Rojo. Lo de Ramírez lo sabíamos todos: no conozco un solo bostero que no pensara que iba a errarlo. Un tirito triste, con poca carrera, de zurdo elegante y fresco. Un Ramírez auténtico. Pero no se habría llegado a ese punto si Benedetto...
Benedetto eliminó a Boca. Lo dejó afuera de la Libertadores. Todo lo demás viene después, incluido por supuesto lo mal que se jugó en el segundo tiempo, la poca claridad, el desaprovechamiento de Zeballos que corrió toda la noche como un fantasma esperando un pase de los compañeros pese a que había tirado el mejor centro de la noche (a Benedetto), la escasez de juego interno, la repetición hasta el hartazgo del ataque por la izquierda, las pocas ideas, la falta de un revulsivo en el banco. Un tal Salvio se fue a México hace unos días. Si no, tal vez habría entrado él y no Ramírez por el Changuito.
Por supuesto que habrá que seguir escribiendo 21 fechas más pero esto está terminado, el año se acabó. El torneo no existe, no le importa a nadie. Por lo menos a nadie de Boca, que ya está clasificado a la próxima Copa y acaba de salir campeón local. Tal vez haya que sacarse de la cabeza esta obsesión cada vez más lejana. Por segundo año consecutivo, Boca queda afuera en octavos. Y en la anterior, la primera de la gestión Riquelme, Boca fue eliminado en semifinales dando una imagen penosa contra el Santos. Habrá que replantearse seriamente si estamos haciendo bien las cosas y si somos tan buenos. "Los buenos ganan la Libertadores", sentenció alguna vez el máximo ídolo de la historia. ¿Qué somos entonces, eh? ¿Qué somos, Román?
Hasta el año que viene.