Atlético Tucumán, un puntero sorprendente: las claves de un equipo añejo, que hace un culto a la defensa (y tiene a un pibe que es crack)
Independiente le dio un portazo y hoy, Lucas Pusineri es el técnico del Decano: suma 4 triunfos seguidos y casi no le pisan el área
Y algo más: algo que le permite proyectar su futuro. “En esta cancha pierden más de los que ganan. A veces, el esfuerzo no permite cosechar un punto y este esfuerzo que hicieron los futbolistas en un operativo cerrojo importante... llevamos el plan adelante. Lo hicimos muy bien y es gratificante volver a Tucumán con la posibilidad de mostrar que le jugamos de igual a igual a uno de los grandes del continente”, resulta el análisis del conductor, de 46 años.
El análisis es global, más allá de que apunte a un encuentro estelar. Sigue Pusineri: “Queríamos evitar que mediante los laterales puedan progresar, y una vez que les llegara la pelota, que no nos puedan meter esos pases rápidos y agarrar a nuestros centrales corriendo para atrás. Así, neutralizás el juego. Siento que antes era común venir a esta cancha para el visitante una vez al año, y nosotros es la segunda vez en 35 días. Y en los dos partidos, para Atlético Tucumán, sumar de visitante en la situación en la que está sinceramente es bueno, es gratificante el esfuerzo de los futbolistas”.
Esfuerzo, concentración, sudor, convicción. Pizarrón y, un poco de catenaccio moderno: esa es la imagen que devuelve el digno Atlético Tucumán, uno de los punteros de la Liga Profesional, junto con Argentinos, con 19 puntos. Permanece invicto (el otro equipo, Platense) y solo recibió tres goles en nueve partidos. Suma cuatro victorias seguidas y sin sufrir tantos. A los rivales les cuesta pisar el área de Atlético. Sorprendente.
Un clásico 4-4-2, el arquero boliviano, de 35 años, como último bastión. Correr, marcar, soñar. Para lujos, para talento, para imaginación, el cine, el teatro, un buen libro... Atlético Tucumán trabaja, de sol a sol. Pusineri sabe que el cerrojo, el catenaccio, es una mala palabra en nuestro medio. Por eso, tal vez, cuenta esto: “Para nosotros es importante que la gente valore nuestra propuesta audaz. Hay salida con pelota dominada y la posibilidad de jugar bien al fútbol, estamos tratando que los jugadores lo capten y se animen a realizarlo y lo están haciendo de forma muy piola. Muy interesante, muy inteligente”, comenta.
La inteligencia del equilibrio. No levanta las banderas de la defensa, al menos públicamente, como alguna vez lo hizo Julio César Falcioni, hasta hace unos días, técnico de Colón. El pensamiento del Emperador se resume así: “Seguramente los entrenadores tenemos distintas maneras de ver el fútbol, todas han ganado y todas han perdido. En mi caso tengo un convencimiento de lo que es el trabajo, que no es ni mejor, ni peor. Yo cometí el error de decir que me gustan los equipos compactos y seguros, ahí me tildaron de técnico defensivo. La verdad es que uno debe adecuar lo que pretende a los jugadores que tiene, a veces cambia el posicionamiento del equipo cinco metros más adelante o atrás. Depende si uno cuenta con un jugador que puede desequilibrar desde el talento individual o si debe apoyarse en lo colectivo, por no tener esa clase de jugador”.
El pensamiento de Ricardo Zielinski, en Estudiantes, se resume así: “Jugar bien al fútbol la mayoría lo interpreta como el tiki-tiki. Para mí, jugar bien al fútbol significa tener que defender bien, darles libertad a los jugadores y en la medida que tengas mejores futbolistas, se podrá tener un vuelo futbolístico diferente”. En 1 y 57 se rinde ante el legado del Narigón, lejos de ser una pose: “En los últimos 30 años es el mejor entrenador que he visto. Aunque muchos lo tilden de defensivo, la selección de 1986 fue la que mejor jugó”.
Cuando se presentó en Independiente, cuidó bastante sus palabras, más allá de que no tenía (casi, casi, como ahora) demasiados intérpretes que frotaran la lámpara. “No me ato a ningún sistema, pero siempre intento que el equipo tenga una identidad propia que naciera en el equilibrio entre defensa y ataque. A partir de eso, el mensaje es rebelarse ante la adversidad y ser protagonistas. Después, es la conducta de los futbolistas lo que determina el esquema”, se describe.
En enero de 2021, Pusineri fue despedido de Independiente. Con Hugo Moyano a la cabeza, la dirigencia decidió no renovar el contrato, que había vencido a fines de diciembre. En total, el exvolante, campeón con Independiente en 2002 en el último título local del club, dirigió 27 partidos, de los cuales ganó 11, empató 7 y perdió 9. Estuvo 13 partidos invicto.
“Siento que hay una vara desmedida que lo juzga a uno. El proceso era bueno, pero la gente que toma las decisiones no lo vio así. Hemos tenido diferencias en cuanto a lo futbolístico, pero siempre con un respeto. Los directivos saben que no se manejaron de la mejor manera, pero siento que no lo han hecho adrede. Hubo ciertas desprolijidades a la hora de lo comunicacional”, contó el joven entrenador, en su momento. Independiente, curiosamente, su próximo adversario (este sábado, en el Libertadores de América), se mantiene en el calvario. Del Sur al Norte, Pusineri se entretiene con un grupo de veteranos convencidos de que hay que saber mirar hacia atrás, como máxima primaria.
De Lampe a Bruno Bianchi (33), Ciru Rius (33, de asombrosa transformación, casi de número 4 con proyección), Guillermo Acosta (33), Cristian Menéndez (34). La llave del gol, en el triunfo frente a Sarmiento (un equipo con parecida identidad) fue un pibe, de 18 años. Que además, juega de maravillas: Ignacio Maestro Puch. Tiene gambeta y gol. Lo que confirma la teoría (en el fútbol, en la vida): nada es lo que parece.