A cada JR le llega su Topo Gigio

El abrazo de Rojo a Izquierdoz fue un gesto que desafía abiertamente la autoridad de Riquelme y el Consejo.

Olé
La corrida de Marcos Rojo, quitándose la cinta de capitán y yendo hasta el banco a abrazar a Cali Izquierdoz cuando metió el 1-0 de Boca, tuvo un simbolismo clarísimo. El capitán sos vos, te banco aunque te hayan borrado de los titulares, estoy de tu lado y no del de los dirigentes que te embromaron.

Acaso fue, más de 20 años después, el gesto más parecido al famoso Topo Gigio que Román Riquelme, en medio de otro reclamo económico, dedicó a los palcos donde estaban Mauricio Macri y su CD, escenificación que, más allá de su posterior humorada de que había imitado al personaje infantil, también tenía un simbolismo clarísimo. Hablen ahora, no los escucho, ¿tienen algo para decir?

Es que Román, antes de ser este vicepresidente tirando a autocrático a quien el que lo desafía tiene buenas chances de terminar muy mal, era el jugador rebelde que confrontaba a la autoridad públicamente.

Con la natural espalda que le daba su condición de supercrack en apogeo, figura de un equipo que arrasaba con todos los títulos y el incondicional amor de la gente, se plantaba y envalentonaba a sus compañeros, que dos meses después del Topo Gigio celebraban una épica eliminación de Palmeiras en San Pablo cantando que “Boca va a salir campeón el día que se vayan todos los hijos de puta de la Comisión”.

En ese coro, además de JR, estaban el Patrón Bermúdez, Chelo Delgado, Chicho Serna y hasta Hugo Ibarra, el DT que hoy avala el desplazamiento de Izquierdoz del equipo. Quizá la medida de cuánto escaló este conflicto, agravado por otra derrota, la dé que justamente el que encarnó el gesto de rebeldía es Rojo, un hombre del riñón de Román, que lo trajo y lo apuntaló desde el primer momento.

A fin de aquel año del Topo Gigio, Boca se sacó de encima a varios (JR y Bermúdez entre ellos) de los insumisos. Esta historia todavía tiene unos cuantos capítulos más sin escribir.

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