River volvió a ser River
El Muñeco hizo una movida táctica, Julián jugó un partidazo, volvieron los goles y la fiesta: 5-1 a Unión.
La contundente victoria contra Unión dice muchas cosas. Los cinco goles no llegaron como consecuencia de un ataque enloquecido desde el primer minuto, como River generó otras goleadas en los últimos años. En este caso, los goles llegaron como consecuencia de un trabajo austero, serio, de jugar el partido de igual a igual sin regalar absolutamente nada a un rival que nos había castigado en la misma cancha en el torneo anterior.
River jugó un partido en el que priorizó la victoria. Es lo que el equipo necesitaba. Había que ganar. Había que hacer un gol al menos después de tres partidos con la pólvora mojada. Para ganar hay que defender mejor, complicar al rival, sacarlo de lo establecido y confundirlo.
¿Qué pasó? ¿River juega 4-4-2? ¿River juega como cualquier otro? Sorprendió el Muñeco con la disposición táctica y con la postura. River no salió a jugar con la defensa en mitad de cancha, ni con el medio desplegado en función ofensiva. Decidió construir un partido de a poco, de atrás hacia adelante, apostando a que en un contexto parejo la diferencia la hace la jerarquía. Es el segundo nombre de Julián Alvarez. Jugó un partidazo, con un 9 que hizo el trabajo sucio y le permitió retroceder a la gran figura sin que el equipo perdiera presencia en el área.
El propio Romero volvió al gol aprovechando una gran cesión de Julián y eso acomodó todo. De a poco River se fue soltando y si bien tuvo algún sobresalto defensivo, incluso pudo sobrellevar lo que no es habitual como un error de Armani. Eso hace un equipo: respalda con su solidez el posible error del compañero. Esa forma permitió que todos jugaran más tranquilos, sin tener que remarla de atrás.
Otra enorme asistencia de Julián habilitó el segundo gol, golazo de Enzo Fernández, y a partir de ese momento se consolidó la confianza de River y terminó la oposición del entusiasta Unión. El resto fue una fiesta, incluyendo el ingreso de Juanfer para poner ese delicioso pase que precedió al quinto, segundo personal de Julián.
Así también se construyen las victorias y hasta las goleadas. De a poco. Pisando fuerte. Consolidar la defensa trae como lógica consecuencia un mejor funcionamiento del resto, que juega más seguro. Parece una cuestión menor pero lo mental juega mucho en cualquier deporte. Hay que entender que hay 90 minutos para ganar un partido y que es imposible golear de entrada.
River necesitaba el gesto del Muñeco, que leyó como suele hacer el panorama. Ahora sí, de a poco, a recuperar la confianza y el juego para seguir haciendo lo que venimos haciendo estos últimos años. Que es nada más ni nada menos que disfrutar de un equipo que nos representa y nos hace sentir orgullosos.