Messi, un showman que siempre juega como si él también estuviera a prueba
El capitán hizo cinco goles en un amistoso para sacar conclusiones
El encuentro ante Estonia, en todo caso, habrá tenido más peso individual que colectivo a efectos futuros. Era para ver a otros jugadores, quizá en una de las últimas estaciones en la que los futbolistas podrán canjear sus boletos para la Copa del Mundo. Pero Scaloni vio otra vez a… Lionel Messi, autor de los cinco goles.
Messi, el hombre que nunca quiere salir ni entrar en la rueda giratoria del recambio, encarna la ilusión de un plantel que se siente cómodo como hace mucho tiempo no se recordaba. Anecdótico será el partido y un rival tan flojo como ingenuo. El capitán argentino fue el centro de la atención con una marca como nunca antes: cinco goles en un mismo partido. Cada cosa está su lugar en el conjunto albiceleste.
El primer gol
De a ratos era cuestión de preguntarse por cuántos goles se impondría la Argentina. Cada trazo del análisis estará atravesado por una realidad: Estonia es un seleccionado frágil, que terminó último en las eliminatorias y con escasa experiencia en todas sus líneas, incluido el entrenador danés Thomas Häberli.
Con el dominio territorial y la pelota desde el primer minuto, el equipo albiceleste impuso sus condiciones. Estonia también se mostró tal cuál es: de una torpeza del arquero Igonen llegó el penal a Germán Pezzella en una pelota sin trascendencia. El gol de Messi abrió una cuenta, por entonces, sin predicciones: el unipersonal del N° 10.
El segundo gol
Scaloni ubicó a cuatro de los nombres frecuentes: Nahuel Molina, Marcos Acuña, Rodrigo De Paul y Lionel Messi. Dos son titulares indiscutidos, los últimos. Molina y Acuña alternan con Gonzalo Montiel y Nicolás Tagliafico, aunque pueden considerarse del núcleo duro albiceleste. El resto, si bien buena parte ya tiene el boleto seguro para la Copa del Mundo, intenta afirmarse cuando las oportunidades llegan, aún con cuentagotas.
A excepción de Messi, ¿más conclusiones? Alexis MacAllister jugó como mediocampista central, con De Paul y Alejandro “Papu” Gómez por los costados. El exjugador de Argentinos supo adaptarse a la posición frente a un equipo que casi nunca presionó; entonces, no le costó distribuir con una salida clara y precisa. Gómez, en tanto, supo encontrarse los espacios para los pases entre líneas. Punto a favor. Así habilitó a Joaquín Correa, cuyo desborde no pudo ser aprovechado por Julián Álvarez, y así vio a Messi, ya en el final del primer tiempo, que estiró la ventaja.
El tercer gol
“Los jugadores no van a bajar la guardia porque es una lucha entre ellos. Lamentablemente alguno se va a quedar afuera. Yo la viví en 2006 que pude ir y la viví con compañeros que se quedaron afuera y con las llamadas de José (Pekerman) que les dijo que no iban. Ojalá la lista sea de 26″. Las palabras de Scaloni parecen retumbar en la mente de los argentinos. Parafraseando a otro DT, Marcelo Gallardo, Messi siempre juega con la “guardia alta”.
Si bien no hubo la intensidad del partido frente a Italia, la Argentina aceleró en los momentos que consideró oportunos. El rigor osciló según los momentos del partido. Mucho más relajado porque Estonia nunca fue un riesgo cierto para Franco Armani.
Como primer recambio de Lautaro Martínez, a Julián Álvarez le faltó estar más cerca del gol. Lo tuvo a tiro en la segunda parte, tras una réplica y una asistencia –otra– de “Papu” Gómez, que cada vez que juega parece estar siempre listo para el seleccionado y la consideración de Scaloni. Además, si las cosas no le salen, ganas no le faltan.
Las variantes buscaron abrirle oportunidades a la mayoría. Paulo Dybala esta vez tuvo más minutos. Marcos Senesi, que desechó el llamado de Italia, hizo su debut en el seleccionado mayor. Y hasta Juan Foyth se dio el lujo de probar como N° 5, ya en lugar de MacAllister.
El tercer gol de Messi, en el amanecer del segundo tiempo, de primera, fue otra muestra más de la enorme diferencia técnica y de concentración entre ambos seleccionados. Ni qué decir del cuarto, otra vez del capitán, el hombre que nunca quiere entrar en la rueda del recambio. ¿Qué pasó? La defensa de los europeos se frenó porque consideraba una infracción jamás sancionada por el árbitro. Messi jamás se queda quieto. Corrida. Enganche. Sutileza. Gol. Otro, en un abanico de definiciones.
El cuarto gol
El partido que, en principio, era una de los exámenes finales terminó como un show de Messi. Y llegó el quinto. Pudo haber sido en la misma jugada de Nicolás González, de Álvarez o de Dybala. Todos lo necesitan. Pero no, la pelota estaba imantada por Messi, que, entre rebotes, entró en el área a la carrera y definió con un remate no tan fuerte frente a una defensa desparramada. Sonríe. Hace un tiempo que, en la selección, Messi sólo sonríe.
El quinto gol
A este ritmo, muchos quisieran que el Mundial se jugara la semana que viene. La Argentina tiene un plan (pese a los baches lógicos), un cuerpo técnico aceptado después de las dudas y un plantel compenetrado, feliz. ¿Messi? Messi siempre está y sabe que estará. Aunque es el primero que juega como si siempre tuviera que justificar su presencia. Incluso horas antes de tomarse un avión para irse de vacaciones.