Luz verde para Nadal en su regreso a Wimbledon

El balear convence en su regreso a Wimbledon con un triunfo ante Cerúndolo. Ya es el cuarto que más lleva (306) en Slams. Berankis, próximo rival.

Nacho Albarrán
As
Rafa Nadal no ha venido a Wimbledon a probarse ni a probar nada, tampoco a dar paseos por el campiña londinense. Está aquí para ganar. Lo dijo su entrenador Francis Roig y todo el mundo pudo comprobarlo este martes en el regreso del español al torneo tres años después de ser semifinalista y caer en 2019 contra el ausente Roger Federer. De menos a más, con un pequeño bache, Nadal superó (6-4, 6-3, 3-6 y 6-4 en 3h33) a Francisco Cerúndolo, argentino de 23 años, en progresión ascendente, que es el 41º del mundo, entre otras cosas, porque alcanzó la penúltima ronda en el Masters 1.000 de Miami hace unos meses.

Es cierto que había jugado muy poco en hierba, debutaba en el torneo, pero dio la cara e involuntariamente le ofreció al balear el partido que este necesitaba, con intercambios largos y ritmo. Lo mejor que puede decirse de la actuación de Rafa es que se movió magníficamente sobre el césped de la Catedral británica, con nervio y a la vez gracilidad, casi como aquel joven de 17 años que fue y que sorprendió en 2003 al alcanzar el tercer escalón en su estreno en majors. Lo peor, los problemas para ejecutar en el momento correcto el golpeo, sobre todo al inicio. Un mecanismo que se coge con partidos y horas en pista, justo lo que tuvo ante Cerúndolo, que le apretó de lo lindo desde el tercer set.

Se despistó en esa fase del encuentro el campeón de 2008 y 2010, después de haberlo empezado con un quiebre de ventaja (2-1). Cuando parecía lanzado a por un triunfo por la vía rápida, perdió dos veces su servicio y no fue capaz de recuperar el terreno cedido, pese a que tuvo dos ocasiones de acortar distancias. La cuarta manga se le puso cuesta arriba (2-4) y ahí salió el Nadal de las grandes ocasiones, el titán que engulle a sus rivales con esa mentalidad, mezcla de cerebro y pasión, que no tiene parangón. Un parcial de 4-0 le sirvió para solventar la papeleta y celebrarlo con rabia. No era para menos, no había saboreado el dulce gusto de una victoria en Wimbledon desde hace tres años. Esta fue la 306ª en Grand Slams, con la que iguala la marca de Martina Navratilova en el cuarto lugar de la lista de todos los tiempos, por detrás de Federer (369), Serena Williams (365) y Djokovic (328).

Camino despejado

El jueves intentará obtener otra ante el lituano Ricardas Berankis, que apartó del camino a un peligroso sacador como es el estadounidense Sam Querrey. En el horizonte de Rafa ya no están otros dos cañoneros, Marin Cilic y Matteo Berrettini, que no han podido participar en el torneo por culpa de la COVID. Tampoco Felix Auger-Aliassime, eliminado por el estadounidense Maxime Cressy. Los astros se alinean a favor de Nadal, como ocurre a veces. Le toca a él aprovecharlo.

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