Los 6 alimentos más peligrosos para la salud, según la ciencia
Para llevar una alimentación sana debes quitar estos ingredientes y alimentos de tu dieta. De lo contrario, podrían causar severos daños a tu salud.
MejorSaludCuidar el consumo de los alimentos más peligrosos para la salud es el foco central de los expertos en medicina y nutrición. En este sentido, recomiendan disminuir o excluir este tipo de productos de la dieta para prevenir enfermedades.
Por otra parte, los organismos internacionales promueven buenos hábitos de alimentación mientras crece la industria de la comida saludable.
Según la Revista Médica Herediana, son muchos los alimentos que pueden producir un riesgo dietético, como es el caso de los ultraprocesados y los naturales que contienen ciertos componentes desencadenantes de enfermedades crónicas no trasmisibles, como las cardíacas, la diabetes y la obesidad.
¿Cómo influye la alimentación sobre nuestra salud?
Desde la época de Hipócrates nos recuerdan la importancia de una dieta adecuada para un estilo de vida saludable. La famosa frase “que el alimento sea tu medicina” se encuentra más vigente que nunca.
Un estudio publicado por la revista JAMA, con más de 44 000 adultos franceses, concluye que el elevado consumo de alimentos ultraprocesados se asoció a un mayor riesgo de mortalidad en la población.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, nos recuerda que el consumo de alimentos inadecuados es un factor de riesgo para desarrollar ciertas enfermedades, como la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia, el sobrepeso y la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Los alimentos más peligrosos para la salud, según la ciencia
Un trabajo en la revista Lancet divulga que es necesario establecer recomendaciones optimas para la búsqueda de dietas saludables que impacten sobre la salud global y evitar los alimentos que la pongan en riesgo. A continuación presentamos, entonces, los 6 alimentos más peligrosos para la salud.
1. Gaseosas y otras bebidas azucaradas
La Revista Chilena de Nutrición destaca que, de los alimentos ultraprocesados, las gaseosas y otras azucaradas se asocian con el aumento global del sobrepeso y la obesidad. Además, como un efecto dominó pueden aumentar el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
La ciencia también demostró que las bebidas azucaradas, tomadas con cierta frecuencia, aumentan los niveles de azúcar en sangre y esto puede convertirse en un claro riesgo de demencia. Además de incrementar la posibilidad de padecer alzhéimer.
Otro grupo de expertos comentaron que, en algunos países, las bebidas azucaradas son la principal fuente de calorías de la dieta, ya que por cada bebida se ingieren hasta 50 gramos de azúcar. Esto dispara el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
La Asociación Americana del Corazón establece que se debe limitar el consumo de bebidas azucaradas a 36 0nzas o 450 calorías a la semana.
Bebidas gaseosas son de los alimentos más peligrosos.
2. Grasas trans
Las cualidades anti-enranciamiento de las grasas trans les permiten ser ingredientes de primera opción para elaborar productos ultraprocesados. Sin embargo, la ciencia las ha señalado como un factor de riesgo para desencadenar eventos cardiovasculares y procesos de inflamación.
La revista Neurology publicó que la alta ingesta de grasas trans puede deteriorar el sistema nervioso, asociado esto a un daño cognitivo, una peor memoria y un mayor riesgo de alzhéimer.
Otro estudio reveló que por cada gramo de grasa trans que se ingiera en la dieta, olvidaremos unas 0,76 palabras.
La Federación Española de Sociedades Científicas de Alimentación, Nutrición y Dietética describe que estas grasas se forman durante el proceso de hidrogenación de aceites vegetales. Por lo tanto, los productos derivados, como las margarinas, la pastelería, las hamburguesas, las papas fritas de bolsa y los snacks, entre otros, las aportan.
Sin embargo, en los últimos años se han mejorado los procesos tecnológicos para disminuir la presencia de grasa trans en los alimentos, siguiendo las recomendaciones de la OMS.
3. Azúcar refinada y adicionada
Una revisión científica declara que el elevado consumo de azúcares se relaciona con sobrepeso, obesidad, diabetes, aumento de lípidos en sangre, enfermedad cardiovascular, desórdenes del comportamiento, hígado graso, algunos tipos de cáncer y caries dental.
También sostienen que la ingesta de azúcar refinada o adicionada a diferentes productos alimenticios contribuye con la hiperactividad, el síndrome premestrual y las enfermedades mentales. Es por esto que se incentiva la regulación del contenido de azúcar en alimentos procesados, similar a lo que sucede en términos legislativos con el tabaco y el alcohol.
La National Academies Press menciona algunas fuentes de azúcares, además de las gaseosas. El azúcar blanca, el jarabe de maíz, de malta, de arce, de fructosa, la miel y la melaza están dentro de los naturales. Los azúcares adicionados se encuentran en los pasteles, galletas, jugos de frutas azucarados, chocolates, dulces y postres lácteos.
La OMS establece como nueva recomendación que el aporte de azúcares adicionados en la dieta debe ser del 5 % del valor calórico total.
4. Grasas saturadas
La ciencia ha confirmado que las grasas saturadas aumentan el colesterol malo y el total, provocando un cambio de lípidos circulantes en la sangre que aumentan el riesgo de infarto o muerte por enfermedad coronaria.
Otro estudio concluyó que el consumo de grasa saturada aumenta el índice de masa corporal, el hígado graso, la resistencia a la insulina y el desarrollo de obesidad. Por su parte, Parrot y Greenwood encontraron que el desarrollo cognitivo se afecta con el consumo de este tipo de grasas, así como la posibilidad del desarrollar alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
5. Glutamato monosódico
El glutamato monosódico o GMS es un potenciador del sabor llamado umami o quinto sabor. Tiene un gusto salado. Puedes hallarlo como aditivo en ciertos alimentos procesados.
Según el Codex Alimentarius, queda bajo la potestad del fabricante la cantidad añadida a los productos, a pesar de sus efectos toxicológicos establecidos por la OMS.
En un meta-análisis de 25 años de estudio, conducido por Kazmi en animales y humanos, se encontró que el GMS se asocia con la obesidad, la toxicidad del hígado, la diabetes y la neurotoxicidad.
En cuanto a la obesidad, Carbonero sostiene que el efecto adictivo del umami conlleva a que las personas obesas ingieran mayor cantidad de los alimentos que lo contienen. Por otra parte, animales de laboratorio alimentados con GMS durante toda su vida se hicieron obesos cuando alcanzaron la adultez.
La ciencia también evidencia que el GMS está asociado a cuadros de depresión nerviosa severa, tendencias suicidas y esquizofrenia. Al parecer, también destruye neuronas, por lo que pacientes con alzhéimer o párkinson pueden empeorar al consumirlo.
El GMS se encuentra en una amplia variedad de alimentos procesados y ultraprocesados. Como por ejemplo, mezclas de especias, sopas de sobres y de lata, aliños para ensalada, enlatados, productos a base de pescados o carnes, panadería, bebidas azucaradas e incluso como condimento de mesa.
6. Pescados con altos niveles de mercurio
Siempre se recomienda el consumo de pescados pequeños, ya que ellos contienen menos metales tóxicos que los de gran porte.
En general, los pescados son recomendados en las dietas saludables por su altos valores de ácidos grasos omega 3 y otros nutrientes. Pero existen pescados con altos valores de mercurio que son tóxicos para el organismo. Este es el caso del tiburón, el atún y el pez espada.
El mercurio que se acumula en el músculo de los peces es el metilmercurio, que se absorbe en un 90 % y tiene alta toxicidad. Los efectos para la salud dependen de la edad, la frecuencia y la cantidad ingerida. Las mujeres acumulan más de este metal, debido a los cambios hormonales del ciclo menstrual.
Karri y otros expertos afirman que el metilmercurio es un potente agente neurotóxico capaz de atravesar la barrera que separa el flujo de sangre del sistema nervioso central, interrumpiendo a los neurotransmisores y estimulando neurotoxinas que dañan el cerebro.
Además, también es reconocida su alta toxicidad en el desarrollo neurológico de fetos y niños, ya que es capaz de atravesar la placenta durante el embarazo y pasar a la leche materna. Una revisión de la literatura científica reitera que el exceso de mercurio puede provocar parálisis cerebral.
La Asociación Española de Pediatría recomienda evitar el consumo de peces con altos niveles de mercurio en mujeres embarazadas, en período de lactancia y en niños menores de 10 años. Para infantes entre 10 y 14 años se indica una ingesta de estos peces en 120 gramos al mes.
Para mantener una alimentación saludable debemos evitar o disminuir el consumo de los alimentos más peligrosos para la salud. En especial, si padecemos de alguna enfermedad asociada a ellos.
Estos productos están al alcance de la mano, en el mercado, por lo que mantener buenos hábitos de alimentación y seleccionar aquellos naturales o mínimamente procesados es la clave para protegernos.