Iván Leguizamón, el picante delantero que entusiasma al atribulado San Lorenzo
El extremo que viene de convertir en dos partidos seguidos nació en Paraguay, perdió a su padre a los seis meses e inmigró a la Argentina a los dos años; “humilde y ubicado”, lo describen
Leguizamón nació el 3 de julio de 2002 en Asunción, Paraguay. Cuando tenía apenas dos años se trasladó a la Argentina con su madre. Tiene seis hermanos, pero las dos mayores optaron por quedarse en su país de origen. Familia de genes futboleros: otra de sus hermanas, Zoraida, es delantera y goleadora de SAT (Sindicato Argentino de Televisión) en el campeonato femenino de primera de AFA.
El gol de Leguizamón a Arsenal
En una infancia muy movilizante, hubo un momento que marcó para siempre al pequeño Iván: el fallecimiento de su padre, cuando él tenía apenas seis meses. “Tuvo un golpe en la cabeza y no pudo aguantar después de la operación”, explicó el futbolista en una entrevista en Radio La Red.
Tras el episodio, una parte de la familia se instaló en Del Viso, partido de Pilar. Al tiempo, su mamá empezó a trabajar. Iván era un chiquilín que, como miles, vivía detrás de una pelota de fútbol. Hizo las divisiones infantiles en Argentinos, el club del barrio. Luego fue a probarse a Tigre, en el que estuvo un par de años, pero que no pudo ficharlo por un inconveniente en los papeles. En el “Matador” compartió el equipo con Gonzalo Flores, hoy delantero en el conjunto al que dirige Diego Martínez.
El paso siguiente se dio en Armenio. “Me fue bien. Hice novena, octava y séptima y llegué a jugar un partido en la reserva. Hasta que en un momento el presidente, Luciano Nakis, me preguntó si tenía ganas de probarme en San Lorenzo. Obviamente, la propuesta me encantó. Una vez ahí, en el segundo día, Fernando Kuyumchoglu me consultó de dónde era y si quería comenzar en el 2019 en la sexta división”, recordó.
El tanto contra Central Córdoba
Leguizamón mide 1,75 metros y es veloz, pícaro y oportunista. Suele dejar una marca con el pie izquierdo. Pero, curiosamente, en sus inicios se desempeñó como volante central. “Aunque no me lo crean, cuando me probé en el Ciclón lo hice como un 5 de marca”, contó con una sonrisa. Fue el entrenador Martín Di Diego quien lo hizo recostarse sobre la banda izquierda. Leguizamón dice sentirse cómodo jugando al lado de la línea o por dentro.
“Es muy humilde y ubicado”, lo describen quienes más lo conocen en el club. Leguizamón llegó al Ciclón en 2019 y vivió un tiempo en la pensión azulgrana. En la sexta división fue finalista del torneo de AFA. “Una experiencia hermosa”, describió. Hoy viaja todos los días desde Del Viso hacia los entrenamientos en la Ciudad Deportiva, ubicada en Nueva Pompeya. Tiene como referentes al colombiano Juan Fernando Quintero, de River, y al belga Kevin De Bruyne, de Manchester City.
En 2020 firmó su primer contrato profesional. Y este año Leguizamón debutó en la primera división azulgrana, en un amistoso contra Estudiantes de La Plata en Uruguay. Pedro Troglio lo mandó a la cancha en el segundo tiempo y el extremo consiguió un gol en el éxito por 2 a 1. El sueño del pibe. “Estaba entrenándome en la reserva, vino el técnico y me dijo que tenía que practicar con la primera. Y ese día me confirmó que viajaba a Uruguay. Fue un momento muy lindo. Lo primero que hice fue llamar a mis familiares y a mi novia para contarles”, detalló en La Red. Oficialmente, debutó en febrero último frente a Defensa y Justicia, aún bajo la tutela de Troglio.
A 17 años de su llegada a Del Viso, Leguizamón es una de las gratas apariciones en el inicio de la Liga Profesional. Una noticia reconfortante para un San Lorenzo que trata de salir de las penumbras. En Santiago del Estero Iván sacó a lucir todo su repertorio. El zurdo, que venía de anotar en el 3 a 3 con Arsenal en la fecha anterior, esta vez ingresó a los 8 minutos de la segunda mitad en lugar de Malcom Braida y pronto se hizo notar: aprovechó un cabezazo de Ezequiel Cerutti y definió de zurda para el 1 a 0 contra Central Córdoba. Luego, cerca del cierre, cayó en el área tras una infracción de Matías Di Benedetto, revisada por Germán Delfino en el VAR. La corrida previa, desde atrás de la mitad de la cancha, fue estupenda. Adam Bareiro cambió el penal por gol. “Estoy muy contento. El equipo me da la tranquilidad de afianzarme y mostrar lo que soy”, indicó el juvenil.
“San Lorenzo es muy grande y merece estar mucho más arriba. Para eso trabajamos todos los días”, piensa Leguizamón, fanático del fútbol desde que tiene memoria. Con perfil bajo, ha logrado mucho en poco tiempo. Apoyado en su familia, sabe que todos los sacrificios valen la pena. Y que su historia en este deporte recién comienza.