Fórmula 1: Mercedes se quejó de los dolores de Lewis Hamilton y los pilotos advierten a la FIA por el porpoising
Las dolencias que sufrió el británico abrieron una ventana para las quejas de la escudería, que no puede controlar el efecto en sus autos; el paddock se divide entre la salud y la seguridad
Un suplicio que comenzó con los ensayos del viernes, finalizó con la bandera a cuadros y tiene una razón: el porpoising, el fenómeno que se expresa debido al efecto suelo, a causa de la rigidez del auto. El equipo inflamó la situación con el pronóstico de una posible ausencia del piloto estrella en el GP de Canadá, que se iniciará el viernes, y el jefe Toto Wolff adelantó que el piloto de reserva se perfilaría como reemplazante. Hamilton desestimó evadirse de la pista de Montreal, donde firmó siete victorias, al igual que Michael Schumacher. Detrás de la problemática del modelo W13 que afecta al británico, el resto de los pilotos advirtió a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) a analizar la crisis que altera el físico y pone en riesgo la seguridad.
“La carrera más dura y dolorosa de mi vida. No quiero tener este rebote de nuevo en mi auto y haré todo lo posible para evitarlo la próxima vez. Este auto rebota mucho y en más de una oportunidad casi me voy contra el muro, en particular en algunas curvas. Tenemos preocupación por motivos de seguridad, creo que nunca había experimentado algo así como piloto. Es muy extraño y no podemos seguir así cuatro años: hay que hacer algo”, relató Hamilton, que utilizó las redes sociales para confirmar que estará en el GP de Canadá: “Estaré ahí este fin de semana, no me lo perdería por nada del mundo. Les deseo a todos un día y una semana increíble”.
Los dolores en las vértebras cervicales y la espalda con moretones tuvieron alivio con acupuntura y la tarea de la fisioterapeuta y asistente Angela Cullen. “Hamilton es quien más lo sufrió, más allá de lo normal, pero en el paddock escuché que el problema es generalizado y ya no es muscular, si no que concierne a la columna y eso podría traer consecuencias”, sentenció Wolff. Las palabras de los pilotos sirvieron como caja de resonancia al mensaje que ensayó el austríaco.
“Es cuestión de tiempo para que veamos un accidente grave. Muchos de nosotros no podemos mantener el auto recto en las rectas y vamos a grandes velocidades en las últimas curvas: se puede ver lo cerca que se rueda del suelo este año. Parece innecesario correr con los autos a escasos milímetros del piso, estamos rozando el desastre. No sé lo que deparará el futuro, pero no creo que podamos sostenerlo durante el tiempo en el que seguirán vigentes estas regulaciones”, atacó George Russell, el compañero de garaje de Hamilton, que a pesar de las dificultades en Azerbaiyán se trepó al podio y puntuó en las ocho carreras del calendario.
También Ferrari evidenció problemas con el porpoising, aunque Carlos Sainz Jr. apunta a la salud y al futuro de los pilotos y no al mayor o menor rendimiento de los autos. “No sé si es peligroso o no, pero no entiendo que al final de cada carrera tengamos a 20 pilotos con dolores en la espalda. Es algo que podemos soportar una o dos carreras, peor no durante diez años”, explicó el madrileño, que admitió que en las reuniones de pilotos se conversa sobre la problemática para solicitar a la FIA que examine la situación para encontrar soluciones y que se escuche la voz de los pilotos al igual que la de los ingenieros.
En la misma dirección asomó Pierre Gasly, de Alpha Tauri: “No es saludable, eso está claro. Tuve sesiones de fisioterapia antes y después de cada sesión, porque mis vértebras se resienten. Literalmente, no tenemos suspensión: solo son golpes que recorren la columna vertebral. El equipo me pregunta si podemos comprometer la puesta a punto, pero yo comprometo mi salud por el rendimiento. Somos pilotos y siempre vamos a querer el auto más rápido, pero no creo que la FIA deba ponernos en un aprieto en el que tengamos que negociar entre la salud y el rendimiento. Pedimos soluciones para evitar que terminemos con un bastón a los 30 años”.
La Asociación de Pilotos de Grandes Premio (GPDA), que preside Alexander Wurz -el fin de semana estuvo en las 24 Horas de Le Mans- tiene como a uno de sus directores a Russell y es la que eleva los informes a la FIA. Los pilotos sufren un estrés biomecánico excesivo que ni la musculatura cervical logra soportar sin dolencias. “El peor rebote en 20 años. Es una combinación, porque este circuito [por Bakú] está muy bacheado. Se notaba con los autos del año pasado, aunque este año es exagerado. Pero en Jeddah fue muy suave y en Australia nadie se quejó. Va a ser complicado estar de acuerdo con todos los equipos para realizar los cambios. Espero que hagan algo para los más jóvenes, yo puedo aguantar unos años más”, dijo Fernando Alonso (Alpine), en un diagnóstico que incluía ironía.
Las diferencias entre las escuderías que citó Alonso ya salieron a la luz. “Si fuera jefe de Mercedes les diría a los pilotos que se quejaran todo el tiempo por la radio para convertirlo en un gran problema, es parte del juego. Sabemos que es incómodo, pero hay remedios para terminar con él, aunque afecta al rendimiento del auto. Lo más fácil de hacer ya sabemos que es quejarse por motivos de seguridad, cada equipo tiene una elección”, apuntó Christian Horner, sobre los reclamos de Wolff, Hamilton y Russell.
La solución es levantar el auto, una medida que afecta el beneficio: “Se puede poner un suelo más grande siempre y cuando ellos quieran, pero creo que ese es un problema para los técnicos. Hay ciertos autos que tienen algunos problemas y otros, muy pocos. Me parecería injusto penalizar a los que hicieron un buen trabajo para terminar con el rebote para ayudar a los que tal vez fallaron en ese objetivo”, agregó el británico. En la visión del jefe de Red Bull Racing, la seguridad no está en juego: “Si afectara a toda la grilla sería algo que deberíamos analizar en conjunto, pero si solo está afectando a determinados pilotos o equipos es un tema que debería lidiar cada uno”.
Salud y seguridad, pero también la oportunidad de tomar ventaja aparece en el horizonte de la Fórmula 1. El debate sincero ofrecerá soluciones para un problema que provocó la nueva reglamentación de la FIA. Encontrar los mecanismos para evitar lesiones y disminuir los riesgos debería ser una prioridad, más allá de ganadores y perdedores en la pista.