Fórmula 1. Max Verstappen encontró en la versatilidad otra virtud para extender el reinado
El neerlandés se adaptó a los avatares para sellar una gran victoria en el Gran Premio de Canadá, el sexto éxito de la temporada
No existe mejor alineación en el presente que la que constituyen Verstappen, el auto que diseñó Red Bull Racing y el pitwall de la factoría de Milton Keynes. La estadística lo resalta de modo abrumador, pero también los acontecimientos que alteran el recorrido de una carrera y que encuentra al conjunto siempre alerta: toma de decisiones acertadas, sólidos para configurar una estrategia y serenos para soportar un cambio de rumbo, si el plan empuja a revertir. Las características del trazado canadiense abren ventanas para trazar múltiples proyecciones y esta vez no fue la excepción. Un Virtual Safety Car (VSC), en la vuelta 10, dinamitó el plan original y ahí estuvo MadMax y RBR para tomar el desafío: la avería en el auto de Sergio Checo Pérez -el mexicano lanzó un “perdí el motor” en la comunicación de radio, aunque el equipo analiza si el problema no fue la caja de velocidades- invitó a desestimar las proyecciones de Pirelli, que establecían una vida útil de entre 20 y 25 vueltas de los neumáticos medios.
El llamado del ingeniero Gianpiero Lambiase para ir al pit no provocó preguntas ni dudas en Verstappen. Detrás suyo, Lewis Hamilton -la estrella de Mercedes largó en la cuarta posición y conservó el lugar después de batallar algunas curvas con Kevin Magnussen (Haas)- copió la jugada. Campeón y subcampeón, actores de una feroz batalla en 2021, montaron neumáticos duros y dejaron en la cabeza de la carrera a los españoles Carlos Sainz Jr. (Ferrari) y a Fernando Alonso (Alpine). El piloto de la Scuderia tomaría la segunda ventana que ofreció un VSC -abandono de Mick Schumacher (Haas)- para calzar gomas frescas, mientras que el bicampeón del mundo siguió girando, aunque el rendimiento decayó y debió ensayar una parada en la vuelta 28, cuatro giros más tarde que la aparición del VSC. Una oportunidad perdida para el asturiano, que recibió más tarde un castigo de cinco segundos por realizar más de un cambio de dirección en la recta ante Valtteri Bottas (Alfa Romeo), lo que lo retrasó del séptimo puesto al casillero nueve del clasificador.
Si el primer pitstop no lo empujó a las consultas, el retorno a la pista luego de ensayar la segunda detención -giro 44- resultó distinto. “¿Por qué detrás de Lewis?”, abrió la radio Verstappen, que desde el muro escucho un lacónico “porque tenía ritmo”. La respuesta no lo inquietó, algunos metros más adelante superó al británico, mientras el cronómetro señalaba una diferencia de 11 segundos a favor del puntero Sainz Jr., que debía una parada. La estrategia de Hannah Schmitz y Will Courtenay daba una vez más en el blanco: MadMax se encaminaba a una cómoda victoria.
Un piloto del equipo subsidiario de RBR fue el que generó un revuelo: Yuki Tsunoda (Alpha Tauri) se despistó y obligó el ingreso del Auto de Seguridad. Verstappen sacó a relucir su carácter y el virtuosismo para manejar. Condujo el final sin comunicarse con el equipo: tenía información que le pasaba su ingeniero, pero no podía realizar consultas. “Solo hubo tráfico en una sola dirección”, reconoció Christian Horner, el jefe de RBR. No se desenfocó por la falla que le presentaba la radio: solo debía administrar la diferencia ante un rival que llevaba neumáticos con cinco vueltas menos de desgaste. Ese era el reto.
“El Auto de Seguridad no me ayudó. Ferrari fue muy rápido durante la carrera y difícil para mí en la parte final. Fue una definición emocionante, las últimas vueltas fueron muy divertidas, a pesar de que él tenía el DRS. Ser rápidos en las rectas nos ayudó a conservar la ventaja, aunque hubiera preferido atacar en lugar de defender”, comentó Verstappen, que ahora lidera el Mundial de Pilotos con 46 puntos de ventaja sobre su compañero Checo Pérez y 49 unidades de distancia frente a Charles Leclerc (Ferrari). El monegasco partió último, después de penalizar por el cambio de motor, y arribó quinto, por detrás de los Mercedes de Hamilton y de George Russell. “Volví a sentirme joven. Son demasiado rápidos para nosotros, pero hay que luchar”, algunas definiciones que ofreció el séptuple campeón del mundo, que marcó su segundo podio en el año, tras el que logró en el estreno de 2022 en Bahréin. También la segunda vez que derrota a su compañero de garaje en nueve carreras.
La insatisfacción quedó para Sainz Jr., que se esperanzó con recortar la brecha con el neerlandés y anotarse la primera victoria en la F.1 en 149 grandes premios. “No dejé ni un milímetro con el muro y en las frenadas lo di todo. Éramos más rápidos, tuvimos ritmo, pudimos presionar a Max, pero nos faltó ese poquito para adelantarlo”, señaló el español, ex compañero de Verstappen en Toro Rosso.
En piso húmedo a la hora de clasificar y seco para correr, con cambio de estrategia y dominante cuando debió atacar o defender la posición, Verstappen dibujó la sexta victoria sobre nueve posibles y nada parece calmar su apetito.