España respira gracias a Sarabia
La Roja suma su primera victoria en la Nations League con un gol del delantero del Sporting de Portugal.
Y lo cierto es que fue una pena no redondear el buen hacer de la Selección en la primera parte. Saltó al campo con una nueva revolución, ocho cambios respecto al partido ante la República Checa; rebobinando un poco más, Llorente en el lugar de Soler era la única diferencia en relación con el equipo que Luis Enrique alineó hace justo una semana frente a Portugal. En el primer minuto de juego quedó claro que España iba a contar con oxígeno extra por la banda derecha con la entrada del futbolista del Atlético de Madrid. Peleó, se hartó de combinar con Ferran Torres o Morata, lo intentó siempre, como dicta su ADN. Contagió además su ritmo al resto del equipo, que negaba la pelota a Suiza.
Quien más lo sufría era el capitán, Xhaka, a quien Murat Yakin le concedió todos los galones pese al tira y afloja que habían librado en los días previos. La otra perla del equipo, Shaqiri, caía a la banda derecha con el consiguiente peligro de inventarse diagonales con las que sacar provecho a su rosca de zurda. ¿Recuerdan a Robben? O en el fútbol de ahora, ¿a Di María, a Messi? Pues ese tipo de disparos con muy, pero que muy mala leche. Afortunadamente, la defensa española le ató en corto y nunca le dejó probar esa suerte.
Pasaban los minutos con Gavi desesperando al rival. Primero, porque cuando tiene el balón en los pies, derrocha finura y talento, y eso no gusta al adversario. Y segundo, porque cuando no lo tiene pelea por él como si no hubiera mañana. Y eso molesta también. Así que Freuler quiso poner firme al azulgrana a las primeras de cambio y en el minuto 10 le regaló una patada a dos metros del árbitro que ayudó a subir la temperatura del partido. Justo un suspiro después, Suiza pagó caro un error en la salida. Ferran Torres sacó petróleo y cedió a Llorente, quien respondió con el abc que le pide Luis Enrique: llegar a línea de fondo y regalar el ansiado pase de la muerte, que esta vez remató a gol Sarabia. Una acción que requirió el redoble de tambores del VAR por la dudosa posición del delantero del Sporting de Portugal. Finalmente subió al marcador.
El gol dejó tocada a Suiza, que no acertaba a armar el juego por más que Xhaka tratara de bajar a buscar el balón. Shaqiri también se metió más en el centro pues a la banda derecha no llegaban alimentos. En la contraria, mientras, Zuber chocaba una y otra vez con Azpilicueta. Es cierto que La Roja no generaba ocasiones, pero tampoco sufría atrás. El único susto llegó en un cabezazo errado por Embolo tras una falta que se inventó Shaqiri pues Llorente no llegó a tocarle. Al paso por el minuto 30 asistíamos al mejor juego de los de Luis Enrique. España se parecía a España mucho más de lo que lo había hecho ante Portugal y la República Checa. Los suizos perseguían sombras, en especial esa con el nueve a la espalda, conocida como Gavi, capaz de driblar junto a la línea de fondo rival (con el consiguiente pisotón de Akanji como propina) o de tirar un sombrero en la frontal propia solo un minuto después para armar la contra española. El chaval ha jugado los tres partidos de esta Nations League y ese es un buen mensaje para pensar que su candidatura al Mundial de Qatar está fuera de toda duda.
Sin embargo, todo ese juego se encasquilló en la segunda parte. Suiza adelantó unos metros su línea de presión y España empezó a sufrir. Es cierto que Unai Simón no tuvo que emplearse a fondo, pero cada vez eran más los centros a su área y con 0-1 en el marcador, eso siempre es una lotería. Yakin echó más madera en ataque (Okafor), Luis Enrique hizo lo propio con Asensio (que relevó a Morata), aunque también buscó un ancla en Koke con el que templar la marejada. El dibujo táctico varió a un 4-2-3-1 con Marco en punta y su zurda presta para retratar a Sommer. Lástima que en el 81 el balón le quedó en la derecha y su balón llegó mansamente a manos del meta helvético. Hubiera sido la sentencia y nos habría ahorrado algún que otro susto que Suiza, ya con Seferovic como gran apuesta ofensiva, nos dio en los compases finales. Como el remate de Sow en el 93′ que rechazó a córner la defensa española. El gran susto. Eso en el Mundial nos tiene tragando saliva un mes.