ESPAÑA 1 - PORTUGAL 1 / España se duerme en Sevilla

Un gol de Ricardo Horta tras un error defensivo español neutraliza el tanto de Morata. Gavi, el mejor del partido, Cristiano solo jugó 30 minutos.

Héctor Martínez
As
Era el inicio del viaje y como queda mucha carretera por delante habrá que tomarse el resultado con toda la cautela del mundo. España pinchó ante Portugal en el arranque de la Nations League y en lo que se antoja el primer paso hacia ese Mundial de Qatar que aguarda en otoño. El gol de Morata y la actuación de Gavi nos dibujaron una sonrisa, el error defensivo en el tanto de Ricardo Horta nos recordó lo mucho que hay que sudar ante equipos de quilates como lo es Portugal. Y eso que Cristiano solo jugó media hora y apenas dijo esta boca es mía.

Esa era la gran novedad en el arranque, que el del United, el futbolista que se hartó de ganar títulos en el Real Madrid, fue suplente de inicio. ¿Cómo aprender a jugar sin él? Esa es una pregunta a la que el Bernabéu encontró respuesta hace cuatro años, ahí estaba Benzema para hacer más dulce ese viaje, pero a la que Portugal debe enfrentarse más pronto que tarde. En Sevilla, Fernando Santos realizó un simulacro, con una delantera en la que la responsabilidad del gol descansaba en Leao y André Silva. No son Cristiano, con 37 años ya en su carné de identidad, pero tienen el colmillo lo suficientemente afilado como para meter en apuros a cualquier rival. Luis Enrique optó por Diego Llorente y Pau Torres como pareja para hacer frente a esa dinamita; Laporte era baja y Eric Garcia hizo carrera continua antes del partido pero finalmente no entró en la lista.

El experimento funcionó. Y lo hizo fundamentalmente porque esa labor defensiva arranca en Morata. Si no, no sirve. La presión es una cuestión coral que a Portugal le quedó claro desde los primeros compases del encuentro. Como había vaticinado Fernando Santos en la previa ("creo que el atributo más fuerte de España no es la posesión de la pelota, sino la capacidad que tiene de recuperarla"), La Roja muerde muy arriba y eso deja sin aire al rival. Pero claro, esa receta es válida en cualquier cocina, así que los jugadores lusos también apretaron arriba. En el 17' asistimos a un buen ejemplo de ello, con el robo de Guerreiro en una salida de España por la derecha. El del Dortmund centró con la izquierda a Leao y el de Milan remató demasiado alto cuando disfrutaba de una buena ocasión de gol. La más clara hasta entonces. Fue el primer aviso serio y eso inquietó a Luis Enrique, a quien no le gustaba nada la canción. Pero hay canciones que de repente cambian de ritmo, de forma abrupta, atronadora. Y en estos días en que los Rolling Stones aún resuenan tras su concierto en Madrid, un rockero como Gavi es capaz él solito de animar lo que hasta entonces presagiaba un 0-0 como el de los dos últimos enfrentamientos entre España y Portugal.

La acción del azulgrana tuvo de todo. Primero, el instinto de ir hacia un balón suelto en la frontal del área española; después, la velocidad para ganarle el esprint por el balón a Bruno Fernandes; y por último, el temple de ver una línea de pase entre los centrales portugueses para que la pelota llegara perfecta de posición y velocidad a Sarabia. Este cedió a la primera al palo contrario a Morata, quien batió de tiro raso a Diogo Costa. En definitiva, un gol de esos que vemos en los vídeos de los entrenamientos pero que luego hay que convertir en fuego real en un partido de competición. Ese es el verdadero mérito. El GPS me dice que del Benito Villamarín a Los Palacios y Villafranca, localidad natal de Gavi, hay 25 kilómetros. Estoy seguro que desde el estadio oía los aplausos de sus paisanos. Como para no aplaudir...

Ese gol animó el encuentro como una coctelera. Tanto que solo tres minutos después, Soler dispuso de un doble remate, con la derecha y con la izquierda, que a punto estuvo de significar el 2-0. Y en esa ocasión, la llave del cerrojo la volvió a girar Gavi. Las defensas se abrieron y el balón empezó a viajar a mayor velocidad, lo que trajo consigo las ocasiones y las tarjetas, como las que Sarabia, Moutinho y Bernardo Silva vieron en los minutos 37, 38 y 39. Una falta en la frontal del área que Sarabia lanzó por encima del larguero supuso el último uy en una primera parte que mostró su mejor cara cuando las pizarras empezaron a tambalearse.

Portugal cambió de aires en la reanudación. En el campo, porque Santos apostó por un ataque más directo y sus pupilos captaron el mensaje a la primera. Y en la banda, porque Cristiano comenzó a calentar (con saludo a Carvajal, que hacía lo propio, incluido) y eso ejerció de viento de cola tanto para sus compañeros como para los aficionados lusos que estaban en la grada. Bernardo Silva se volcó a derecha, se asoció con Cancelo, amigo en el City, y desde esa bota izquierda ganó empuje la selección portuguesa. En el 59', Leao rozó el gol tras un brillante amago después de recibir un pase de André Silva. Pero el disparo de la joya rossonera fue rechazado a córner por Unai Simón en la mejor parada de la noche.

Con media hora por delante, Santos decidió lucir lo mejor que tenía en su armario. De una tacada, Cristiano y Guedes saltaron al césped como relevos de Otávio y André Silva. Por esa misma ventana de cambios entraron Koke y Olmo por Soler y Ferran Torres. Y el cambio de cromos no hizo sino confirmar lo que era tendencia en esa segunda mitad: más control de balón y peligro por parte de Portugal.

Con lo que no contaba nadie es con que La Roja se mostrara tan frágil en defensa. Y gran parte de culpa tuvo Ricardo Horta, quien entró en juego por Leao en el 72'. Diez minutos después, un ataque por banda derecha concluyó en el pase raso al delantero del Braga, quien no perdonó. Ni siquiera el cabezazo in extremis de Jordi Alba (87') nos condujo a la victoria. Un nuevo empate ante Portugal nos helaba la sonrisa. Habrá que remar en Praga, allí tenemos río para ello.


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