El gran reto de Rodrygo

En la 2022-23 emprende el desafío de hacerse ‘indiscutible’. Dejar de ser una promesa y convertirse en una realidad tajante. Vinicius es, para él, un modelo a seguir.

Sergio López de Vicente
As
Ha sido el año de las remontadas, de la 35ª, de Benzema y, por méritos propios, de Rodrygo. Pese a tener sólo 21 años, ya ha pasado por muchas etapas desde que llegó al Real Madrid. Hace unos meses, sin ir más lejos, se atascaba en el atolladero de lo notable... pero no sobresaliente. Y Asensio le adelantaba por la derecha. Pero justo ahí, por X o por Y, hizo click. Algo cambió. Y se enfundó una capa de héroe que le ha dado sazón y galones. Ahora, afronta la 2022-23 como el primer hombre de la banda derecha, y eso que la llegada de Mbappé, por momentos, pareció hasta abrirle puertas de salida. Pero sin el francés, le toca sacar aún más pecho. Demostrar que ya no es un joven con talento; sino un crack mundial. Como Vinicius.


Porque para él, su compatriota es un ejemplo a seguir. El sendero pasa por imitar sus huellas. Tras unos inicios con dudas, acabó erigiéndose como estrella y tornando en indiscutible. El talento de Rodrygo es debatido por pocos, pero algo le falta para hacerse con un puesto definitivo en el once. Y ese es, precisamente, el desafío que afronta este nuevo curso. Dar un golpe sobre la -ya quebrada- mesa y despedirse del banquillo. De las rotaciones con un Valverde que le ganó la partida, por ejemplo, en la final de la Champions. “Elijo a uno u otro en función de las necesidades del partido”, dijo Ancelotti, que no tiene ese dilema ni en la banda izquierda ni en la punta; porque ahí, tanto Vinicius como Benzema, son intocables. A Rodrygo le falta conseguir esa etiqueta.

Y está en ello, progresando, creciendo. Esta ha sido su tercera temporada de blanco (fichó en 2018, pero no llegó hasta 2019). En su primera jugó 29 partidos y marcó nueve goles, el primero fue en un amistoso contra el Bayern y el estreno oficial, ante Osasuna en el Bernabéu (2-0; aunque con el Castilla ya había marcado uno, al Rayo Majadahonda). Su mejor actuación esa temporada fue un hat-trick al Galatasaray. La temporada pasada, ya algo más maduro, dejó la disciplina del Castilla para ser plenamente uno más de los mayores: disputó 33 partidos, teniendo minutos en todos los de Champions menos uno (se perdió la visita a Bérgamo por lesión). Y esta ya ha vivido 49 veladas. Cada vez más.

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Presente y futuro

Porque, como contó AS, está en los planes del Madrid para lo que cataloga como su ‘once del futuro’. Un puzzle que ya ve casi todas sus piezas encajas; a falta de un delantero centro y un lateral derecho. Para la primera vacante asoma el nombre de Haaland (cuyo fichaje se intentaría acometer en 2024) y para la segunda, hay hombres en la casa, como Odriozola o Vinicius Tobías. Pero volviendo al extremo derecho, ahí no hay interrogación alguna, el futuro es de Rodrygo. A quien parece haberle ganado el puesto por completo es a Asensio, relegado en los partidos importantes de la fase final al banquillo. Y con poco brillo. Sí se reivindicó en los últimos coletazos de la Nations con España. Su futuro, sigue en el aire.

A expensas de que se dilucide el futuro del balear, la banda de esta temporada lleva el nombre de Rodrygo, que cuenta con la total confianza de Ancelotti. Este curso ha sido el cuarto máximo anotador del equipo, con nueve zarpazos. Algunos de ellos, vitalicios. Inolvidables fueron sus dos goles en el tiempo de descuento para forzar la prórroga contra el City; esa fue, probablemente, la mejor noche de toda su vida. Pero ya había aparecido antes: también forzó la prórroga ante el Chelsea, revolucionó la velada ante el PSG (la remontada empezó a los 4′ de entrar), fue el protagonista de la fiesta de la 35ª ante el Espanyol y de la heroica en el Pizjuán. Como resumen.

Rodrygo cabecea uno de los goles contra el Manchester City.
Rodrygo cabecea uno de los goles contra el Manchester City.GABRIEL BOUYSAFP

‘No’ al Barcelona

Hace escasos días contó en el podcast ‘Podpah’ que en 2018 lo tenía todo cerrado con el Barcelona; de hecho, su padre hasta viajó a la Ciudad Condal y firmó su parte del contrato como representante. Sólo faltaba la rúbrica del jugador... que pidió esperar, por si llamaba el Madrid. “¿Esperar? ¡Si vas a jugar con Messi!”, fue la respuesta de su padre, incrédulo. Pero él esperó, esperó y esperó al Madrid, que finalmente mandó su propuesta. “Un día normal, llegué a casa tras un partido. Tenía una camiseta del Real Madrid en mi casa y mi padre entró en mi habitación con esa camiseta y otra del Barcelona; me dijo, ahora escoge... y elegí la del Real Madrid”. Así empezó su historia en Chamartín.

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